"No podré ir, Alexa" dijo Chris tras el altavoz. Ella bufó, pero asintió tratando de ser una amiga comprensiva. Su mejor amigo se había convertido en una persona ocupada desde que había conseguido el empleo en ese laboratorio del que siempre hablaba y del cual Alexa solía ignorar porque no entendía sus términos científicos.
-No te preocupes- lo tranquilizó, sabiendo que Chris se sentiría culpable de abandonar por tanto tiempo a su mejor amiga- De todas maneras, solo buscaré el regalo y me iré.
-Por cierto, ¿ya te hiciste los estudios que te pidió el doctor? - Alexa apretó los labios no queriendo decirle la verdad. Había pasado un mes de su primera y última cita con el doctor Hiddleston, y desde entonces cada vez que le llamaban del hospital, posponía las consultas. De los laboratorios ni se diga, cualquier cosa que implicara pincharla con una jeringa era un rotundo no para ella.
-Ya sabes lo que opino de los hospitales- lo escuchó suspirar, exasperado, tras la línea y Alexa se recostó sobre una pared en la calle dejando que la gente la rebasara.
-No creo que sea buena idea que sigas posponiendo esto- trató de razonar Chris. Odiaba admitir cuando tenía razón, como esa vez- Te acompañaré a hacerte los estudios y al médico. ¿Te gusta la idea?
Le encantaba la idea. Sabía que su madre se había ido hace años, y si no fuera por Chris, ella se sentiría completamente abandonada en este mundo. Él estaba en todos los momentos difíciles de su vida y también en los felices. Así que sonrió de oreja a oreja.
-Me encantaría, Chris- le dijo ella y casi pudo verlo sonreír tras el teléfono. Lo conocía demasiado bien, después de tantos años de amistad era imposible no hacerlo.
Se despidieron y ella continuó caminando por las calles del centro de Londres. Su plan de aquel fin de semana era buscar un lindo regalo para su hermana que cumplía años la siguiente semana. Se encogió en su abrigo ante la ráfaga de viento frío que la golpeó y sin pensarlo más, entró a la primera tienda de ropa que encontró en la siguiente esquina.
Juntó sus manos y las calentó con su cálido aliento mientras caminaba por los pasillos. Los empleados comenzaban a decorar las tiendas con luces navideñas y ofertas de temporada. Era la época favorita de Alexa, y sabía de anticipado que saliendo de allí pasaría al Starbucks de la esquina por un delicioso chocolate caliente que definitivamente le subiría el ánimo. Había pasado una noche terrible y su día parecía haberse arruinado cuando despertó con un humor de perros por lo mareada y débil que se sentía. Le había tomado mucho tiempo meterse a la ducha por el congelante frio que sentía, y otro tanto el poderse vestir. Había intentado desayunar, pero la comida le daba náuseas así que desistió. Lo único que le había motivado era saber que vería a Chris, pero también eso se había arruinado, y el plan tenía que seguir a flote.
Iría a visitar a Julie para la fiesta que llevaría a cabo en su casa, y sabía que si llegaba con las manos vacías, su hermana no se lo perdonaría, ni sus dos sobrinos.
Entre las ofertas encontró un vestido que quedaba por debajo de las rodillas con delicadas flores impresas a lo largo. No era su estilo, pero sí el de Julie. Continuó buscando con el vestido colgado de su hombro, pero no encontró nada que le gustase más.
Se dirigió a la larga fila para pagar en las cajas. Se quedó de pie tras un hombre alto y pasó su peso de una pierna a la otra, impaciente. Si algo había de malo con la temporada de invierno era lo repletas que estaban las tiendas, abarrotadas de personas tratando de aprovechar las ofertas haciendo de las filas algo interminable, aun cuando faltaba más de mes y medio para las fechas decembrinas.
Una prenda se deslizó del hombro de la persona frente a ella. Él no se dio cuenta por estar entretenido con el celular de que su suéter azul cayó al suelo delante de Alexa. Se agachó para tomar la prenda y se arrepintió de inmediato. Se sintió mareada, todo le dio vueltas, y tuvo que parpadear rápidamente mientras su corazón le martillaba los sordos oídos. Sin recomponerse del todo, tocó con el dedo el hombro del tipo.
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Dr. Hiddleston
Fanfiction¿Qué sucede con la relación médico-paciente cuando llega un ángel a tu consultorio pidiéndote ayuda y te hace dudar de tu ética profesional? El Dr. Hiddleston siempre había querido ser un doctor distinto a los demás, él se involucraba con sus pacien...