36. Final.

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El salón se inundó de aplausos y Tom sonrió de oreja a oreja. Acomodando su saco a medida que se ponía de pie de su asiento, caminó hasta el escenario con unos cuantos conocidos sonriéndole y dándole palmadas amistosas en la espalda.

-Por el nuevo tratamiento del uso de anticuerpos en el cáncer- continuó diciendo el doctor Huge por el micrófono.

Sujetó el pequeño trofeo con su nombre que le extendía el doctor, rebosante de orgullo.

-¿Algunas palabras?- preguntó el doctor, tomándolo desprevenido. No había preparado nada. Tomó el micrófono que le extendía. Miró al público repentinamente nervioso y buscó entre ellos los conocidos ojos verdes que le daban tranquilidad y soltura.

-Mi caminó por medicina, como el de muchos, no fue nada sencillo desde un inicio- comenzó diciendo. Todos le prestaron atención. Alexa sonrió un poco desde el público-De joven, nunca me imaginé siendo médico internista, menos recibiendo un premio. Llevar a cabo ésta investigación fue todo un reto para mi, para alguien que nunca se había dedicado a la investigación, pero debo admitir que no hubiese sido posible sin el constante apoyo de mi hermosa esposa.

Tom le sonrió como si Alexa fuera su único público. Se escuchó un "Ooww" bajito.

-Ella fue la primera inspiración para este nuevo tratamiento para los paciente de cáncer, y puedo decir que con esto; ambos estamos salvando vidas, cariño. Este premio es tuyo y mío.

Todos explotaron en aplausos y unos cuantos silbidos de admiraron. Y es que, era digno de admirar. Tras tres años y medio de investigación, de pruebas, de fallos y de quererse dar por vencido, por fin la FDA aprobó su tratamiento. Había sido un éxito en cantidad de pacientes.

Alexa había estado en cada paso dado. En las noches de desvelo, en los días ausente, y en los que se sentía un fracaso. En cada uno de ellos, lo había besado y le había dicho que siguiera adelante. Lo hizo por ella.

Tom bajó del escenario y Alexa lo recibió de pie con los brazos abiertos. Se veía hermosa con aquel vestido de cóctel rojo como el vino y su cabello suelto en ondas. La cubrió amorosamente entre sus brazos e inhaló su embriagante aroma.

-Estoy orgullosa de ti- le susurró al oído. Alineó su corbatín antes de tomarlo de la mano para volver a sentarse. La ceremonia de entrega de premios terminó después de quince minutos en los que Tom acarició la pierna semi descubierta de Alexa debajo de la mesa.

El vestido tenia una abertura en la pierna derecha que le daba facilidad a Tom para tocar su piel y sentir como se estremecía bajo su toque.

-Sigue así y no respondo- le susurro ella al oído. Tom soltó una risita para disimular lo ruborizado que se había puesto. Negó con la cabeza divertido y miró a los demás acompañantes de su mesa. Por suerte, no les prestaban atención, se concentraban en hablar entre ellos solamente.

-Las hormonas te están matando, ¿no es así?- preguntó Tom, entrelazando sus dedos con los de ella. Le dio un beso en los nudillos y Alexa se sonrojó avergonzada- ¿Por qué no nos saltamos la cena?

Alexa sonrió cómplice, y se mordió el labio inferior sin darse cuenta de lo seductora que se veía haciéndolo. La polla de Tom se endureció un poco en sus pantalones y aprovechando el revuelto que ocasionaba el inicio de la cena, se escabulleron despidiéndose brevemente de los no tan conocidos de su mesa.

-¿Se van tan pronto?- giraron al escuchar esa conocida voz que los había interceptado en la entrada del lujoso hotel donde se estaba llevando a cabo la entrega de premios.

-Hola, doctor Rinne- saludó Alexa con una sonrisa. El viejo doctor le devolvió el gesto.

-Oh bueno, conociendo a nuestra niña, debe estar esperándonos despierta- se excusó Tom.

Dr. HiddlestonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora