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-¡Feliz Navidad!- gritó Alexa desde el otro lado del teléfono. Tom apartó el celular de su oreja, aturdido. Esbozó una sonrisa con sus azules ojos brillando.

-Lamento decepcionarte, pero aún no es navidad, cariño- replicó. Alexa lo abucheó.

-Es víspera de navidad. No seas aguafiestas- dijo Alexa. Se escuchó el sonido de una sirena de ambulancia en el fondo y Tom frunció el ceño.

-Espera, ¿estás en el hospital?

-Hoy es mi primer día con el tratamiento- le dijo Alexa. A Tom se le encogió el corazón.

-No me lo habías dicho- murmuró Tom. Dejó de escribir sobre las notas de su escritorio y se recostó en el respaldo de su silla. La sonrisa se le había borrado del rostro demasiado rápido.

-No es gran cosa, Tom- él negó con la cabeza de pronto entristecido.

-¿Tienes tiempo antes de que empiece la quimio?

-No lo sé, tú dime- a continuación alguien llamó a la puerta con suaves golpes y la llamada en el celular se colgó. Tom sonrió.

-Adelante- en el umbral de la puerta apareció Alexa, resplandeciente. Se le veía contenta y sus ojos se iluminaron al verlo.

-Buenos días, doctor Hiddleston- dijo con un tono seductor y cerró la puerta con seguro tras ella.

-Señorita Stevens- le siguió el juego- ¿Qué la trae por aquí?

-Verá...- caminó lentamente hasta él. Tom la miró de pies a cabeza y se relamió los labios. Giró su asiento y Alexa se sentó sobre su regazo, mirándolo directamente a los ojos- Cada vez que estoy cerca de usted, siento que mi corazón se acelera y mi cuerpo hierve.

Como mecanismo de imitación, sintió su propio corazón latir velozmente y su respiración se atascó. Alexa se movió con suavidad encima de su polla, intentando provocarlo y lo estaba logrando.

-¿Estaré enferma?- preguntó Alexa con el mismo tono provocativo que no había cambiado desde que entró al consultorio.

-Habría que revisarla- le dijo Tom, con la voz ronca-Empezando por esa desconocida calentura.

Alexa soltó una risita cuando Tom alzó su gran mano y tocó su piel, adentrándose al interior de su blusa. Deslizó sus dedos por su cintura, subiendo poco a poco en una caricia. Alexa se estremeció de placer.

-Y ese latido anormal de su pecho- susurró Tom, íntimamente, antes de llevar su mano hasta el pecho derecho, muy cerca del corazón desbocado de Alexa. Sus ojos verdes se oscurecieron. Había súplica en sus ojos. Acunó uno de sus pechos con la mano y el pezón se endureció bajo el brasier al instante.

-¿También usted está enfermo, doctor?- preguntó Alexa, y Tom la miró confundido, deteniendo sus movimientos- Hasta acá puedo escuchar su corazón.

Tom soltó una carcajada y deslizó la mano fuera de la blusa, la posó en su delgado cuello y la acercó para besarla en los labios. A pesar de las caricias apasionadas, el beso fue tierno y largo. Adoraba besarla. Sus labios siempre tenían un sabor exquisito.

-¿Qué planes tienes para hoy?- le preguntó Alexa, recostándose un poco sobre su cuerpo. Tom la abrazó, disfrutando de la calidez y tranquilidad que le brindaba.

-Creí que mis planes serían estar contigo- respondió Tom, vacilante. Su cuerpo se tensó bajo Alexa- pero ya no estoy tan seguro. ¿Irás con tu hermana?

-No tengo ganas de ver a mi hermana este año- dijo Alexa. Deslizó su mano al pecho de Tom y acarició distraídamente - Le avisé que no iría desde que regresamos de la casa de tus padres. Así que, ¿quieres pasar la noche conmigo?

Dr. HiddlestonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora