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Tom atónito, la miró. Su cabeza iba a mil por hora, buscando la excusa perfecta, pero los ojos de Alexa le estaban suplicando, ni siquiera era un reclamo o estaba enojada, ella estaba rogando por respuestas. No podía mentirle, era incapaz.

-¿Recuerdas el cumpleaños de tu hermana el año pasado?- preguntó Tom, desviando la mirada con incomodidad. Por el rabillo del ojo vio cómo Alexa abría los ojos sorprendida.

-¿Desde entonces?- preguntó Alexa. Tom asintió con la cabeza, avergonzado. Ella se quedó en silencio unos agonizantes segundos. Tom terminó de quitarse la camisa y la cambió por una playera azul marino.

-¿Cómo conseguiste todo su registro médico?- preguntó Alexa. Tom apretó los labios. Había dejado la maldita carpeta de registro encima de su escritorio. Estaba tan acostumbrado a vivir sólo que ni siquiera pensó en la posibilidad de que Alexa lo encontraría.

-Solo tengo su registro médico a partir de que llegó a Londres. Ella ya estaba enferma para ese entonces- explicó Tom.

-Eso no fue lo que pregunté- su tono se había endurecido al igual que sus ojos verdes. Tom se estremeció ligeramente.

-El hospital tiene registro de todos los pacientes- replicó- fue una vieja paciente del doctor Rinne.

-¿Él la recuerda?- preguntó Alexa. Acunó sus rodillas como si se abrazara a sí misma. Tom deseó acercarse y acogerla entre la calidez de sus brazos, pero solo atinó a quedarse de pie frente la cama.

-Probablemente- respondió y negó con la cabeza-No he hablado con él sobre el tema.

-¿Cómo conseguiste los papeles de la autopsia y el acta de defunción?- preguntó Alexa. Su semblante entristeció por el dolor que le causaba la muerte de su madre.

-Llamé al hospital en el que estuvo cuando vivían en Nápoles- dijo Tom- No fue fácil acceder a ellos.

Estaba sorprendida de todo lo que Tom había hecho para averiguar sobre su mamá.

-¿Planeabas decírmelo algún día?- Tom se quedó en silencio y miró a la pared donde colgaba su cuadro favorito de Monet. Se mordió el labio inferior con demasiada fuerza antes de responder.

-Sí, solo no sabía cómo ni cuándo - admitió él. Alexa bajó la mirada y se abrazó con más fuerza. Tom apretó los puños.

-No entiendo porqué no recuerdo nada- murmuró Alexa con un tono de voz desolador. Alzó la mirada llena de lágrimas y se encontró con los ojos de Tom. Su corazón se achicó.

Cortó el espacio que los separaba con dos grandes zancadas y se sentó a su lado. Dubitativamente, colocó una mano en su espalda y la jaló hacia su cuerpo. Al ver que ella cedía, relajando sus músculos, la acogió entre sus brazos e inhaló su aroma tranquilizante. Era embriagador. Podría pasar el día entero acurrucándola entre sus brazos. Alexa lo abrazó por la cintura con fuerza y apoyó la mejilla contra su pecho, buscando su calor y comfort.

-Tal vez el trauma de tu enfermedad fue demasiado que tu cerebro decidió bloquearlo- sugirió Tom en voz baja, tratando de no alterarla. Apoyó su barbilla en el gorro de su cabeza.

-Julie dice que me sometieron a quimioterapia y estuve enferma por años antes de la remisión- le explicó Alexa. Tom se tensó al escuchar que ya había hablado con su hermana antes que con él.

-Lo siento por no decírtelo antes- murmuró Tom, acariciando su espalda con ternura y meciéndola entre sus brazos- No sabía cómo.

-No era responsabilidad tuya- dijo Alexa para su sorpresa- No fuiste tú quien me lo ocultó toda una vida.

Dr. HiddlestonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora