Capítulo LXI: Las Bellas y las Bestias

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"...Tu casamiento con la Bestia va a devolverles un rey a sus súbditos, un hijo a su madre y la vida a su reino: todos vamos a ser felices."

—La Bella y la Bestia de Gabrielle de Villeneuve.

[Horas más Tarde. 08: 34 AM. Domhan-Eile: Sede Principal de San Bestia]

—¿Falta mucho para que lleguen?

Pregunto una impaciente Amitiel a unas igual de impacientes Caroline, Elsa y Rosabella. Mientras que Caroline y Elsa vestían la misma ropa que la noche anterior, Amitiel llevaba un vestido sencillo de color azul marino con bordes blancos y falda corta, zapatillas azules, y tenía el cabello recogido con un moño azul. Y Rosabella traía lo más nuevo en cuanto a ropa se refiere en la Sociedad Sobrenatural; una elegante camiseta amarilla de manga larga con capucha, falda larga a juego, botas negras, cinturón blanco y tenía el cabello sujetado en dos coletas.

El resto de las familias Dumont, Wolf y Blunavy se encontraban en una zona cercana, donde había sofás y sillas para que los invitados o trabajadores pudieran descansar o esperar. Todos llevaban sus mejores ropas para la ocasión, y es porque era una ocasión especial; iban a felicitar en persona a Gabriel, Miguel, Rafael y Uriel por el éxito de su primera misión.

Por obvias razones Camael, Azrael y Raziel no tenían ningún familiar esperandolos. De los conocidos de Jofiel solo estaba la sirvienta Siara sentada en uno de los sofás de la zona de espera. Y en cuanto a la madre y hermanas de Remiel, debido a la larga distancia y diferencias horarias entre el Domhan-Eile, el Mundo Yokai y el Mundo Mortal, no podían llegar a esa hora a la sede principal de San Bestia.

—La señora de la recepción dijo que ellos tuvieron una misión "mucho" más complicada de lo previsto, por lo que tardarían bastante en volver a la base —dijo Caroline mientras se mordisqueaba la uña del pulgar izquierdo, y tenía un semblante molesto.

—No imagino cuánto. Son un clan de nueve, y cada uno tiene habilidades y capacidades asombrosas que, como dijo el señor Ezequiel, los complementan unos a otros para casi cualquier situación —decía Amitiel con la mirada baja y teniendo la mano derecha en la barbilla—. ¿Acaso los enviaron a explorar una mazmorra en algún planeta habitable, o fueron a ayudar a los enanos a combatir los monstruos y depredadores del Svartálfaheim?

—No lo creo. Los monstruos de ese planeta son insectos gigantes similares a los de nuestro mundo. Y mi hermano comentó que jamás iría a ese planeta, porque tiene un poco de fobia hacia las arañas por una mala experiencia que tuvo cuando vivía en la selva —explicó Rosabella denotando preocupación por su hermano adoptivo.

—Y Rafael le tiene fobia a las avispas porque por accidente se comió una. Y aunque el aguijón no le hizo nada más que picarle la lengua, el dolor que sintió fue tan horrible que lloró por tres horas —dijo Elsa con pena al recordar ese día, pero también tenía una mirada molesta.

—Mi hermano también tiene fobia a un insecto; específicamente a las babosas, los caracoles e insectos similares —comentó Caroline con ligera lastima, pero sin perder su semblante molesto.

—Bueno, Uriel no le tiene fobia a ningún insecto. Pero si tiene un miedo natural hacia las anguilas y las medusas, además de que le aterran bastante los fantasmas marinos por una mala experiencia que tuvo de niño. Es increíble que ellos, a pesar de tener tanta fuerza y poder, tengan miedos tan ridículos —explicó Amitiel mientras sonreía con pena—. Entonces ¿a qué tipo de misión los enviaron?

—Cuando me comunique con Rafael por medio de ese raro espejo mágico, él me dijo que irían a investigar una posible base de vampiros —decía Elsa, para luego cambiar su semblante a uno iracundo—. No me dijo nada más. Pero cuando Caroline y yo hablamos con la señora de la recepción, supimos más sobre esa "posible" base secreta de vampiros.

Las Bestias de Dios I: el Despertar de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora