Capítulo LXIX: Una Noche para Empezar

44 2 34
                                    

"El amor exige sacrificios, y en los sacrificios corre la sangre"

—Carmilla de Sheridan Le Fanu.

[Rumania: Brașov]

Brașov, una ciudad ubicada en lo que antes era la región de Transilvania, y hoy es el distrito de Brașov. Conocida en mayor parte por la enorme iglesia gótica llamada Biserica Neagră (Iglesia Negra), y también por el Castillo de Bran, ubicado en las cercanías, que según el mito local fue "residencia" del antiguo voivoda Vlad III Tepes (aunque en realidad es solo un mito).

Siendo la ciudad más poblada del distrito, es uno de los principales puntos de interés de alguien que, al estar dormido por cuatrocientos años, desearía ver cuánto ha cambiado su tierra desde entonces; esto era justo lo que hacía Drácula.

El ex voivoda se encontraba sentado en una silla, dentro de la habitación de una posada. Como vestimenta de civil ahora traía una elegante ropa roja oscura con negro en menor medida, que lo hacía parecer más algún miembro importante de clase alta, que un "simple civil". Por supuesto lo usual es que él intentara pasar "desapercibido", pero lo cierto es que prefería seguir vistiendo como le gustaba. Y eran costumbres que por nada del mundo él cambiaría.

—Recapitulemos... —dijo Drácula con la mano derecha en su barbilla, de forma pensativa y perpleja—. Un clan de bestias de distintas tribus regionales, con ayuda de un grupo de, aparentemente, "humanas", destruyo uno de los últimos vínculos entre Francia y Rumania, y además perdimos a una criatura, que sería el prototipo para la creación de un ejército de monstruos.

—Y también perdimos la Gema del Abismo que encontramos.

Comentó, con bastante molestia, el Señor Vampiro Orlok, quien se encontraba sentado en una silla, mirando de frente a Drácula. A su lado también estaba el Señor Vampiro Apokalis, quien tenía los pies montados en una mesa, bastante relajado en comparación al Nosferatu monstruoso.

—Carmilla logró hacer algunas copias de respaldo. Pero tardaremos meses en intentar volver a recrear los experimentos —explicó Orlok con el ceño fruncido—. Y además... todavía no puedo creerlo... Pero según Carmilla y su licántropo guardián, entre las bestias que atacaron la base, había un baghatma de ojos verdes... Y por si fuera poco... Pudo derretir el hielo del Niflheim, y también recrear una tormenta, que destruyó una estatua en miniatura del Primordial Nórdico Ymir. 

—Eso no me sorprende. Lo que sí me sorprende es que el Fenrisson, Joel, haya podido salir vivo de un combate contra este avatar de Rudra, a pesar de que todavía no ha explotado al máximo su potencial —dijo Drácula con intriga.

—Según Carmilla, este extraño avatar de Rudra parecía no saber usar ni la mitad de los poderes del Rey Tigre; hasta parecía descontrolado después de un tiempo usando el Fuego del Asura —explicaba Apokalis con una actitud indiferente—. Tal parece que si era cierto lo que decían Maldibion y Terrordar, sobre que algo debió ocurrirle para que no madurara por completo.

Drácula permaneció en silencio por un momento, ya que tenía mucho en qué pensar; había confirmado sus sospechas de que había un nuevo avatar de Rudra, pero el problema ahora era saber quién es este avatar, y por cual medio pudo llegar a Europa. Por otro lado, también había que pensar sobre la pérdida de una de las Gemas del Abismo.

—Si ese clan de bestias pertenecía a la organización San Bestia, entonces por lógica deben de haber llevado la Gema del Abismo a su sede principal, donde vive el famoso Rey de Reyes, el Monstruo entre Monstruos... —decía Apokalis esbozando una sonrisa irónica.

Las Bestias de Dios I: el Despertar de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora