Capítulo XIX: Caminos Diferentes, un Destino

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"Recorre a menudo la senda que lleva al huerto de tu amigo, no sea que la maleza te impida ver el camino".

—Proverbio Nativo Americano.

Raziel aún estaba en shock, por la repentina muerte de la pobre vampiresa. Mientras tanto Azrael estaba en guardia y listo para actuar, ante cualquier movimiento de los 20 Purgadores.

—Vaya, vaya. Vinimos a cazar a unos vampiros, y se nos adelantan unos animales parlanchines —se quejó un Purgador.

—Ve el lado bueno: nos ahorraron el trabajo, y nos pagaran el doble por haber eliminado al vampiro y sus putas, y a un par de animales parlantes —dijo otro Purgador con gran alegría, mientras cargaba sus revólveres.

Raziel, con la mirada baja, se pone firme. Luego ve a los Purgadores, los cuales, algunos no pudieron evitar estremecerse, al ver sus brillantes ojos azules; destellando intensa ira. Él siempre se mostró como una bestia muy pacífica y sensible. Y por primera vez se veía el odio en su mirada.

—Siempre... Siempre es lo mismo... —decía Raziel, con un tono que mezclaba furia, impotencia y tristeza—. Sé que hay algunos humanos buenos... Pero basuras como ustedes solo demuestran lo contrario... Siempre se refieren a lo desconocido como monstruos... cuando en realidad... ¡¡Ustedes son los malditos monstruos!!

Con eso, los Purgadores apuntaron sus armas hacia los hermanos bestia; y estos actuaron: Azrael se sumergió en su propia sombra, impactando a los cazadores a tal grado, que Raziel pudo aprovechar para correr hacia un árbol cercano, y subir por el mismo para esconderse en las hojas. Los Purgadores comenzaron a dispararle a las ramas de los árboles, para abatir al hombre-leopardo, sin conocer el terrible peligro que yacía en sus propias sombras.

Azrael se movía con increíble facilidad y velocidad inhumana, en lo que parecía ser el fondo de un océano púrpura oscuro. Allí no podía respirar, pero sí oír y ver siluetas blancas, que en realidad eran sombras de cualquier cosa en el Plano Normal. Entonces se mueve en dirección a una, y pasando por debajo de la misma, asciende para atravesarla; saliendo de la sombra trasera de un Purgador, del lado izquierdo y detrás de su grupo.

Al instante, el hombre-pantera sujeto la cabeza del hombre, y la dobló hacia atrás; destrozándole las vértebras cervicales. Y de inmediato lanzó el (ahora muerto) Purgador hacia un árbol cercano; donde fue atrapado por Raziel, quien comenzó a usarlo como escudo para los disparos. Algunos de los Purgadores se voltearon, y trataron de dispararle a Azrael; aunque en vano, porque él logró sumergirse en las sombras, justo antes de recibir perdigones con balas de plata.

Desde el interior de las sombras, Azrael saco los brazos, y usó las garras para desgarrar las piernas de dos Purgadores; haciéndolos caer al suelo, para luego rematarlos con cortes en el cuello, al sacar una de sus manos de sus sombras mientras caían. En cuanto a Raziel, seguía moviéndose por las ramas, a la vez que usaba el cadáver del Purgador como escudo para las balas; debido a que no podía, ni iba a tener tiempo, de usar su grimorio. Menos podía acercarse para atacar directamente, por peligro a recibir disparos en puntos vitales.

Por el momento Azrael se hacía cargo de la situación, hasta que Raziel viera una oportunidad para bajar de los árboles y acabar con los Purgadores. No obstante, estos se separaron unos de los otros, y uno de ellos sacó de su chaqueta una pequeña y extraña esfera de plástico, con algo luminiscente en su interior.

—¡Que venga la luz! —grito el Purgador a sus compañeros, y estos cerraron los ojos. Luego el Purgador tiró la esfera al suelo; produciendo un gran haz de luz igual a la del sol, que iluminó totalmente esa parte del bosque.

Las Bestias de Dios I: el Despertar de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora