Capítulo LXV: Supervivencia del Más Apto

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"El hombre selecciona solamente para su propio bien; la Naturaleza lo hace sólo para el bien del ser que tiene a su cuidado."

—El Origen de las Especies, de Charles Darwin.

[Lado Este del Reino de Corazones].

Rafael había terminado de sanarse las heridas en la cara que le dejaron los trozos de plata. Y lo primero noto al recuperar la vista fue que Jack estaba en un aparente estado de shock, como el de alguien que acaba de descubrir una revelación increíble, aunque no estaba muy lejos de eso.

—Debo darte las gracias, oso cavernícola... —decía Jack comenzando a sonreír como un maníaco, mientras gotas de sangre se deslizaban bajaban por sus ojos y contaban deslizándose por sus mejillas como lágrimas—. Al forzar mis capacidades mentales al límite en una situación de vida o muerte, me has revivido los recuerdos de mi muerte y posterior resurrección. Ahora lo entiendo todo: de dónde sacaron esos japoneses tantos "juguetes" de la Sociedad Sobrenatural, cómo yo podía estar vivo después de esa noche, y por qué nadie duda de mi muerte.

—¿Mis golpes te han dañado más la mente de lo que estaba antes? —preguntaba Rafael entrecerrando los ojos, no entendiendo casi nada de lo que decía Jack, aunque su instinto le decía que algo andaba muy mal.

—Al contrario: tengo la mente más clara ahora —decía Jack en ese estado de shock emocional, con una contrastante sonrisa maniática de iluminación enferma, mientras sus ojos exploraban cada detalle de su entorno y su mente vislumbraba un sinfín de posibilidades—. Pase por un infierno en vida, luego pase por el verdadero infierno en la muerte. Es irónico a la vez de absurdo. ¡Je, je, je!

El arthdruwid no comprendía del todo las palabras de Jack, aunque al analizarlas un poco llegó a la conclusión obvia de que Jack recordó algo esclarecedor, y era el motivo por el que no existen registros sobre que él sobrevivió, ni tampoco algún informe oficial que mencionara esa posibilidad: es porque no sobrevivió a su enfrentamiento con el maestro Ferben Vorskógur.

Ahora la siguiente cuestión sería "¿Cómo puede estar vivo si murió hace años?". La respuesta la obtuvo Rafael al recordar a Sócrates, Sasaki Kojiro y el resto de los Iluminados que los atacaron a él y a su clan en capítulos previos, y también el ya mencionado proyecto Einherjar.

Jack the Ripper era otro de tantos Einherjar, guerreros fantasmas o soldados revividos de ese retorcido experimento que hasta el momento se desconocía cómo llevaban a cabo. Y ni siquiera el propio Jack tenía conocimiento de esto, ya sea por un efecto secundario de haber revivido o por un evento traumático que le hizo reprimir sus recuerdos, como por ejemplo la muerte brutal que tuvo Jack a manos de Ferben.

—Toda mi existencia ha sido una tragicomedia del teatro de lo absurdo, digno de cualquier humano al que los dioses primero han conducido a la locura, antes de destruirlo con una de las creaciones favoritas de los mismos dioses. Y ahora que el ilimitado ingenio de la humanidad me ha dado otra oportunidad, los dioses vuelven a enviar a otra de sus creaciones favoritas para devolverme al infierno —decía Jack, mientras caminaba hacia algunas de las rocas grandes que cayeron después de anularse el Mundo de Maná de Rafael.

—No sé qué trastorno tu vida para que la llames un infierno y una "tragicomedia" de estúpida literatura griega sobrevalorada. Pero sea lo que sea, no es cosa de dioses, demonios ni nada parecido. Como diría Uriel, es solo una serie de catastróficas desdichas. Y de todos modos no es excusa para tu forma de pensar.

—¡Ja, ja, ja, ja! Tengo que reconocerlo, oso cavernícola. Eres de los pocos que me dice algo así —decía Jack con genuinas risas divertidas, deteniéndose cerca de una enorme roca en la que estaba clavado su sombrero de copa por uno de sus propios cuchillos.

Las Bestias de Dios I: el Despertar de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora