Capítulo VII: Transporte Estilo Jungla

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"Trepaba a los árboles ágilmente. Era para él un ejercicio tan normal como andar. Nadar y correr no tenían secretos para él."

—El Libro de la Selva, de Rudyard Kipling.

[Distrito Pashu: Mercados Tane-Mahuta]

Contra todo pronóstico, un grupo de Yaoguai apareció y dificulto lo que se suponía iba a ser solo una parada, con el fin de reabastecerse de recursos para las dos misiones que les habían dado. Por ello, mientras que Gabriel, Caroline, Remiel y Raziel se ocupaban de los Yaoguai, Uriel y Amitiel se preparaban para adelantarse en ir a los muelles

Del interior del costal de Uriel, la sirenita sacó una delgada y plegable "montura", si se le puede considerar así, ya que contaba con correas para sujetarse en los brazos del draconiano —igual que una mochila—, y una correa especial para la cintura de Amitiel.

Los mismos padres de Amitiel solicitaron la fabricación de esa montura, para que la sirenita pudiera mantenerse estable al ir con Uriel en un vuelo.

Amitiel no tardó más de dos minutos en preparar la "montura-mochila". Y tan pronto como lo hizo, se subió a la espalda de Uriel, con el gato Kumal y el saco de Gabriel, bien sujetos de una correa extra de la montura, diseñada para cuando llevara mascotas o equipaje. 

Por otro lado, Uriel se preparó para cargar todos los sacos; en la mano derecha llevaba el suyo, en la izquierda una de las bolsas de las compras de Remiel y Raziel, y en la cola la otra bolsa de las compras.

—¡Listo amigos! —aviso Uriel en voz alta, mostrando que ya estaba preparado para volar con todo el equipaje—. ¡Nos vemos en el muelle!

Con ese último aviso, Uriel se elevó en el aire con un poderoso aleteo de sus intimidantes alas y, con la misma velocidad, voló en dirección al norte, mientras sus compañeros de clan en ese lugar se encargaban de los Yaoguai que los atacaban. No obstante el Yaoguai sapo, Donghai, quien se mantuvo alejado de la confrontación directa, no estaba dispuesto a dejarlo escapar.

En total silencio, el Yao sapo comenzó a inflar la garganta, tal como lo haría un sapo auténtico. Y de su boca comenzó a disparar bolas de agua verdosa, de las cuales algunas impactaron en ramas y hojas de los enormes árboles, destrozandolas por la fuerza de propulsión.

Uriel logró esquivar cuatro disparos, y no necesito esquivar más, debido a que el Yao sapo se vio obligado a detener el ataque para defenderse. Ya que Caroline, de un salto, se elevó hasta la rama donde estaba parado el Yao sapo, quien se asustó al verla. 

Caroline dio un giro en el aire y pateó una rama que se encontraba arriba de ella. De esta manera se impulsó cual proyectil en la rama donde se encontraba el Yao sapo. Y con la mano derecha en forma de espada, ejecutó un golpe espada descendente, que partió la rama en dos, junto con una colina de roca sólida que se encontraba debajo. Mientras que el Yao sapo se salvo de ese devastador ataque, esquivando por poco mediante un salto.

"¡Eso estuvo muy cerca! ¡Si ese golpe me hubiera dado, me habría cortado en dos!", pensó el Yao sapo tan asustado, que cuando aterrizó en una rama grande, comenzó a preparar otro ataque por si acaso.

Tenía la atención tan centrada en su atacante actual, que tardó en darse cuenta de que Gabriel había estado saltando de caja en caja y plataformas naturales, mediante maniobras de parkour con una agilidad sobrehumana. Todo esto para llegar hasta la nueva posición del Yao sapo, quien optó por centrar la atención en su nuevo atacante; Donghai inflo la garganta y se preparó para disparar un poderoso chorro de agua.

Las Bestias de Dios I: el Despertar de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora