02: PRIMER AÑO

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Puede que me haya puesto un poco caprichoso por conocer a la familia de Kageyama.

Y puede que ahora me siento un poco... demasiado nervioso por conocerla.

Supongo que llegué al límite de su paciencia.

—¿En serio conoceré a tu familia ahora? —pregunté para asegurarme.

—Eso querías. —respondió con indiferencia.

Tiré de su mano.

—¿Y estás enojado por eso...?

—No realmente.

—¿Entonces por qué no caminas a mi lado...?

—Porque quiero que conozcas a mi familia lo antes posible.

—¿Por qué...?

—Porque quiero que pase todo rápido.

—¿Por qué...? —repetí.

—Porque no quiero que veas mis fotos vergonzosas.

Comencé a reír.

Creo que ya entendí toda la situación.

—¿En serio no quieres que vaya a tu casa para que tu madre no me muestre tus fotos de pequeño? —pregunté riendo, incrédulo. —¿Tan malas son?

Él se detuvo y asintió, con sus mejillas sonrosadas.

Ay, como amo a este chico.

Aun riendo, solté su mano y me acerqué a él, tomándolo de las mejillas y mirándolo con una sonrisa. Él clavó sus ojos sobre los míos, casi rogándome con la mirada de que tuviera un poco de empatía por él y no termináramos yendo a su casa.

—¿Sabías que eres muy divertido? —pregunté enternecido.

—No es gracioso. Realmente no quiero que conozcas mi pasado... ni a mi familia.

—Todos tenemos un pasado oscuro, Tobio. —reí.

—¡Él mío es el peor de todos! —exclamó aún con mis manos apretando sus mejillas.

Negué, riendo.

—En el algún momento iba a tener que conocer tu pasado oscuro, ¿no crees? —pregunté sonriéndole, él soltó un suspiro—. No tienes de qué avergonzarte, te seguiré queriendo de todos modos.

Con unos pocos nervios, me puse de puntas para dejar un beso en sus labios.

Se supone que tenía que ser corto, pero cuando me tomó de la cintura y me acercó a él, haciendo que mis brazos pasaran por sus hombros, los dos supimos que íbamos a estar bastante tiempos parados en ese esquina, bajo la luz de un foco de la calle.

Ahora, no sé si sabes cómo se siente besar a Kageyama (estoy demasiado seguro que no), así que lo explicaré porque es la mejor sensación del mundo.

Sus labios son finos, rosas y fríos. A veces pienso que está muerto, ya sabes... no es de sonreír mucho y siempre tiene esa expresión seria que todo muerto tiene, ¡pero! Cuando toma mi mano o me mira, recuerdo que está vivo y no estoy saliendo con un zombie.

Me estoy yendo del tema...

En fin, sus labios son increíbles. Es bueno besando para mi sorpresa, oh... también es bueno para agarrarme y atraerme a él, a lo que sospecho que le gusta hacerme eso. No obstante, no me disgusta. ¡Amo estar cerca de él!

Se mueve con lentitud, quizás porque le gusta disfrutar del beso. Siempre nos besamos con dulzura y siempre hago lo mejor para demostrar, mediante a un beso, cuánto lo amo.

Nunca hemos llegado al otro tipo de besos.

Pero supongo que es porque llevamos dos malditas semanas saliendo.

—Debo decirle a mi madre que iré a tu casa o si no me matará. —dije alejándome de él.

Él asintió, sin dejar de mirarme. Tiene muy lindos ojos —. Podrías hacerlo cuando terminemos de besarnos.

Saqué mi teléfono de mi bolsillo y le sonreí, sin soltarme de él con el brazo que me quedaba libre—. Técnicamente ya lo hemos hecho. —dije mirando la pantalla.

Kageyama negó y tomó mi teléfono. Yo lo miré confundido, aunque no tuve tiempo para decir nada, ya que volvió a besarme.

A diferencia del beso anterior, sus labios se movieron con rapidez. Me tardé en corresponder debido a la sorpresa, aunque terminé haciéndolo, obviamente. Mientras él volvía a colocar sus manos en mi cintura y la acariciaba con lentitud, yo decidí jugar con su cabello.

Realmente no sé si este beso es del otro tipo de besos, de todos modos, no me disgusta. Esta es una buena sensación; hace que mi estómago se retuerza y cada parte de mi entre en pánico, haciendo que mi piel se erice.

Sin embargo, volví a alejarme. Necesitaba respirar, santo cielo.

Mirándolo con mi respiración agitada y sintiendo mis labios húmedos, sonreí.

—Ese beso fue nuevo.

—¿Te gustó?

Asentí, avergonzado.

Kageyama soltó una risa con orgullo y se alejó de mí, entregándome mi teléfono.

—Avísale a tu madre que también te quedas a dormir.

Crónicas de una Pareja Primeriza | KagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora