15: PRIMER AÑO

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Estoy molesto por varias cosas.

Número uno; Kageyama Tobio.

¿¡Por qué es tan difícil que se abra!? ¿¡Qué pasó que no me quiere decir!?

Número dos; yo.

¡Está bien, lo entiendo! Puede ser que haya actuado un poco mal con él, debería haberme quedado callado y dejar de tocar el tema pero... ¡Soy curioso! Nací así y moriré siendo impulsivo. Kageyama me gusta, es mi novio, estamos saliendo, ¿cómo se supone que no voy a preocuparme y querer saber de él todo el rato?

Número tres; ¿¡Por qué mierda no hay comida en esta casa!?

Estoy de mal humor, tironeo todo lo que encuentro y trato mal a quien se me cruce. Mamá no está y papá tampoco, Natsu está en el sofá y ni siquiera pienso en acercarme, no es un buen día como para dejar que juegue con mi cabello o cosas así.

Cierro la puerta del refrigerador con fuerza y gruño molesto. ¡Quiero algo de comer! Pero claro, nadie compra nada, nadie hace nada en esta casa. Ha pasado un día desde mi pelea con Kageyama.

¡Y todo sigue mal! Es martes y por lo tanto, he tenido que asistir a la escuela. Como nunca me llegó un mensaje de su parte, me fui sin esperarlo. Llegué y me fui a mi salón, ignorando a cualquier persona que se cruzase en mi camino. ¿Nos vimos en algún momento del día? Claro que sí, pero nos ignoramos. Si él no iba a hablar, yo tampoco lo haría.

El entrenamiento fue un poco difícil, ya que no lográbamos coordinar. Ningún pase salía bien, ningún remate se completaba pero no íbamos a hablar, claro que no. El orgullo es más grande que nosotros dos.

Ha pasado todo un día y no hemos hablado.

¿Lo extraño? Intensamente sí.

¿Voy a ser el primero en mandar un mensaje? Claro que no.

Salgo de la cocina y dando zancadas voy a mi cuarto. Doy un portazo y me tiro a mi cama, hundiendo mi rostro en mi almohada y golpeando el colchón a mis lados. Parezco un niño caprichoso, pero simplemente no sé cómo actuar.

¡No quiero estar peleado con él! Se ha hecho tan importante en mi vida que ya me cuesta estar un día sin él o sin saber nada de lo que está haciendo, mi mente ruega que deje mi orgullo de lado y le escriba, preguntándole cómo está y si podemos solucionar la estúpida discusión que tuvimos, pero me niego. No lo haré.

Kageyama es igual de terco y orgulloso, así que tampoco me escribirá. Aun así, no puedo evitar pensar en cómo está. ¿Qué tal si está llorando? Ay no.

Suelto un suspiro y sacudo mi cabeza para borrar todo pensamiento.

Escucho como el timbre suena abajo y gruño.

No, claro que no estoy pensando que puede ser Kageyama. Claaaro que no.

—¡Natsu, la puerta! —grito desde mi cuarto pataleando molesto.

Como el timbre sigue sonando y parece ser que mi hermana no hará nada, salgo de mi habitación pisando con fuerza. Desde arriba puedo ver a Natsu dormida.

Bufo y bajo rápidamente mientras me arreglo un poco. Solo tengo una camiseta de papá y unos pantalones cortos.

Abro la puerta y miró molesto a la persona frente a mí.

—¿Qué haces aquí? —pregunto de mala manera.

—Vine a hablar contigo.

—No me importa lo que tengas para decir —respondí negando e intentando cerrar mi puerta. En realidad, estoy gritando y llorando por dentro pero debo mostrarme fuerte.

Kageyama suelta un suspiro y termina asintiendo.

—Está bien... —murmura, dándose vuelta y comenzando a alejarse.

Lleva sus manos en sus bolsillos y un paso lento, con la mirada baja.

Ay no.

Sintiendo desesperación, apretó mis labios y suelto aire.

—¡E-está bien! —alzo la voz para que pueda escucharme, Kageyama se da vuelta y me mira con sorpresa—. Solo... solo tienes... cinco minutos.

Me siento un tonto.

Parece que los ojos de Kageyama se iluminan y asiente, caminando hacia mí.

—Vamos a mi cuarto... —murmuro.

Kageyama se sienta en una punta de mi cama y yo en el medio, abrazando mis piernas y con la mirada clavada en el colchón. Es un silencio extraño, algo tenso e incómodo, pero no puedo evitar negar que estoy feliz de que él esté aquí. ¡Está vivo!

Quiero decir algo, pero realmente siento como si un muro de orgullo me tapara la boca. No sé qué hacer.

Así que miro a Kageyama y suelto un suspiro bajito, sintiéndome un tonto. Puedo notar lo triste que está y no puedo evitar culparme por eso, soy un tonto. Tonto. Tontísimo.

Vuelvo a suspirar.

—Lo siento.

Crónicas de una Pareja Primeriza | KagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora