14: PRIMER AÑO

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—Mi madre me va a matar.

—La mía igual —respondió de igual forma—, aunque no quiero ir a casa.

—Yo tampoco —acaricié su cabello sin despegar la vista del cielo—, no es que esté peleado con mi familia o algo por el estilo... simplemente quiero estar contigo.

Kageyama soltó una risita nasal y dejó un fugaz beso en mi pecho.

¿A dónde se supone que estamos? Pues... en el árbol de siempre. Tirados abajo de este, con Kageyama acostado en mi pecho mientras yo miro al oscuro cielo. Hemos estado en silencio por los últimos veinte minutos, cómodos y acurrucados en nuestro lugar.

—Mi madre una vez me dijo que mi padre tuvo que pasar frío y calor por ella —dije aun jugando con su cabello.

—¿A qué se refería?

—Bueno... cuando empezaron a salir, casi a nuestra edad, ellos amaban estar juntos porque estaban muy enamorados y como ella siempre quería juntarse, mi padre le seguía el juego pero terminaba pasando mucho frío o mucho calor.

—Todo por amor...

—Exacto. ¿Nosotros haremos lo mismo?

—Bueno, hace un poco de frío... y estuvimos bajo la lluvia hace unos días.

Volvimos a quedarnos en silencio. Yo no podía dejar de preguntarme qué había pasado como para que él estuviese de esa manera pero tampoco quería preguntarle nada.

—¿Crees que seguiremos juntos en nuestro último año?

Fruncí mi ceño.

¿Acaso intercambiamos papeles?

—Claro que sí —respondí sin dudarlo. Kageyama soltó un suspiro.

¡Ya no puedo más!

—Dime qué pasa.

—¿Nada?

—Hoy estás muy tonto —dije sincero.

—Ya te dije, tuve un día malo.

—¿Pero qué pasó? —fruncí mi ceño.

—Discutí con mi madre.

—Sí, sí, eso ya lo sé. ¿Pero de qué? ¿Por qué? —pregunté interesado, levantándome para que él hiciera lo mismo. Kageyama me miró soltando un suspiro—. Sé que sueles pelear con ella, porque es lo que hacemos todos los hijos, pero nunca has estado tan mal por una pelea.

Kageyama hizo una mueca y pasó sus manos por su rostro, estresado.

—No quiero hablar de eso.

—¿Acaso mataste a alguien y se enteró? —me crucé de brazos.

—¿Qué? —frunció el ceño—. Claro que no.

—¡Entonces dime!

—¡No quiero!

—¿¡Por qué no!?

—¿¡Por qué te importa tanto!?

Lo miré incrédulo.

Demasiado incrédulo.

—¿¡Porque soy tu novio!? —respondí moviendo mis brazos realmente indignado. —¡Eso es lo que hacemos los novios! ¡Preocuparnos!

—¡No necesito que te preocupes por mí!

—¡Bien!

—¡Bien!

Me levanté molesto.

—¡Me voy a mi casa!

Kageyama me miró con las cejas juntas y apretando sus labios.

—¡Bien! —respondió.

Asentí y comencé a caminar lejos de él.

¡A la mierda con lo que dije al principio! ¡Ahora sí he tenido una pelea con Kageyama!

Crónicas de una Pareja Primeriza | KagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora