31: SEGUNDO AÑO

3.8K 433 122
                                    

Dos meses han pasado desde la vergonzosa situación de Kageyama, mi madre y yo. Ni siquiera quiero recordarlo, simplemente diré que casi muero por eso y golpeé a Kageyama por ser tan sincero.

Pero ya dejemos ese tema atrás, porque hoy es el día.

¡Mi aniversario! Un año juntos. ¡Han pasado tantas cosas, hay tantos recuerdos! Conocernos, llevarnos mal, hacernos amigos y pasar a ser mejores amigos, momentos extraños, sentimientos encontrados, citas fallidas y la confesión de Kageyama.

Simplemente no puedo creerlo. Jamás pensé que estaría en una relación con un hombre... menos con Kageyama... ¡Y mucho menos un año! 365 días juntos, esto es lo mejor que me ha pasado en la vida. No puedo explicar lo feliz que estoy ahora mismo.

—¡Feliz aniversario! —grité en el momento que lo vi.

Dijimos que nos reuniríamos en la estación del tren. Él llegó por un lado y yo por el otro, aunque eso no importa mucho, porque en el momento exacto en el que sus ojos cruzaron con los míos, mis piernas actuaron por sí solas y corrí hacia él, abrazándolo con fuerza. Él tuvo que hacerse para atrás por inercia, pero no tardó en corresponderme.

—Feliz aniversario, Hinata —dijo él dejando un beso sobre mi cabello—. Te amo —susurró en mí oído.

Me quedé congelado en mi lugar.

¡Volvió a decir esas palabras!

¡Yo no puedo! ¡Me cuesta!

Me alejé unos centímetros y le sonreí nervioso. Para distraerlo, me puse de puntas y planté un beso en sus labios. Al alejarnos, él me miró con una sonrisa ladina y tomó mi mano, comenzando a caminar.

—Tengo un regalo para ti.

—Yo igual —murmuré, sintiendo mis mejillas calientes. —¿Puedes darme pistas sobre el tuyo?

—Solo diré que es alto y oscuro.

—Tú eres alto y tu cabello es oscuro —tiré de su mano, él me miró de reojo aún sonriente. —¿Acaso tú eres mi regalo? —pestañeé varias veces, haciendo ojitos.

Él soltó una risa y negó, tapando su boca. Eso significaba que estaba nervioso.

Obviamente iríamos a Tokio. Ya saben que es un lugar importante para nosotros... y porque nos gusta mucho, obviamente.

Subimos al tren y tomamos asiento uno al lado del otro, entrelazando nuestras manos y descansándolas sobre mi regazo. Mientras miramos por la ventana el atardecer, mi cabeza está apoyada en el hombro de Kageyama, quien respira calmado y acaricia mi mano con su pulgar. Hemos estado en silencio desde que subimos y me parece el mejor ambiente que hemos tenido hasta ahora.

Con mi mano libre, saco mi teléfono y abro la cámara. Es obvio que debo fotografiar este momento: así que simplemente sonrío y saco una foto, Kageyama no sale sonriente porque ni siquiera presta atención. Él mira hacia el frente, haciendo que el sol choque contra su rostro y solo haga que sus ojos se vean más lindos de lo normal.

Tengo muchas fotos con Kageyama. Cuando son las tres de la mañana y no puedo superar el hecho de que salgo con el chico que me gusta, las veo. Luego tengo fotos de solo él, donde en la mayoría sale distraído. Recuerdo tomar mi teléfono mientras nos besábamos y al instante en el que nos separamos, le tomé una foto.

Al llegar a Tokio, Kageyama sacó un pañuelo y lo puso enfrente de mí.

—¿Qué? —alce una ceja.

Él sonrió.

—No verás nada.

Así que ahora estoy caminando con la vista negra. Y me siento demasiado nervioso, no me gusta esto. ¡No sé qué estoy pisando y Kageyama no es el mejor para guiar! Él disfruta la situación, mientras que yo, en mi interior, lloro.

Sigue y sigue tirando de mi mano que ya ni sé cuánto tiempo hemos estado caminando.

—Lamento que hayas caminado mucho... —dice con una risita traviesa mientras se detiene—. Pero valió la pena.

—Más te vale... —gruño mientras siento como comienza a sacarme la tela.

Lo primero que ven mis ojos es un...

¿Invernadero?

Crónicas de una Pareja Primeriza | KagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora