Su voz se sentía como un cuchillo clavándose en mi pecho una y otra vez.
Me negaba a alzar la vista, pues ya la sentía húmeda. Lloraría en cualquier momento... ¡Ni siquiera sé por qué estoy tan sensible! Nunca fui tan llorón.
Mordí mi labio inferior.
—Necesito... —Le costaba decirlo—, necesito hablar contigo.
—Está bien —respondí en un hilo de voz.
Kageyama empezó a caminar, probablemente pensando que lo seguiría. Sin embargo, me quedé ahí hecho una estatua. No podía caminar, era como si mis pies hubiesen estado pegados al suelo o mis piernas hubieran olvidado cómo reaccionar.
—¿Vienes?
Pero su voz suave me regresó al mundo. Alce la vista y por primera vez en no sé cuánto tiempo, pude verlo por más de un segundo. Él lucía triste, sus ojos lo demostraban. Tenía la mirada sobre mí y un rostro serio, pero aun así se veía hermoso.
Ahogué un sollozo y asentí. Pero cuando el comenzó a caminar, dándome la espalda, coloqué mi muñeca debajo de mi nariz y tapé mi boca para soltar unas cuantas lágrimas. Kageyama no lo notaría después de todo.
Así fue cómo llegamos al viejo lugar en el que solíamos almorzar juntos. Oh, miles de recuerdos me invadieron. ¿Saben la cantidad de besos y toqueteos que intercambiamos aquí? Buenos tiempos a los cuales me gustaría regresar.
—No quiero hablar de nosotros —dijo a la defensiva, dándose vuelta para mirarme. Yo tuve que alzar mi vista para verlo, pero no dije nada. No podía, tenía un nudo en mi garganta—, Miwa se va a casar y me pidió que te entregara la invitación —explicó frío, sacando de su mochila una pequeña carta.
Es como si todo se hubiese detenido a mi alrededor y solo podía concentrarme en los movimientos de Kageyama. Quise decir algo, pero estaba sordo. No podía hablar. Supongo que esto es que tu mundo se caiga.
—¿La tomarás? —preguntó alzando sus cejas. Hostil.
El imbécil es hostil.
Quiero llorar, pero también las repentinas ganas de gritarle han sacudido mi cuerpo.
Con mi labio inferior temblando, fruncí mi ceño.
—¿Solo esto? —pregunté con un nudo en mi garganta, tomando la carta con brusquedad. Kageyama me miró en silencio. —¿Seguirás actuando como un idiota?
—No quiero hablar de eso ya —negó e intentó evadirme, más un empujón de mi parte hizo que se quedara en su lugar—, Hinata...
—Yo sí quiero hablar de eso otra vez —respondí apretando mis puños. —¿Cuánto ha pasado? ¿Un mes?
—Sí.
—Y sigues siendo el mismo imbécil de siempre —clavé mis uñas en mi propia piel—, incluso pretendes estar ofendido.
—No lo estoy.
—Muy bien, entonces dime por qué te fuiste.
Kageyama relamió sus labios y soltó aire.
—No seguiré con esto.
Dijo con seguridad y simplemente me evadió rápidamente. Yo me quedé quieto ahí, sintiendo mi respiración agitada y las palmas de mis manos arder. Realmente quería matarlo.
Kageyama comenzó a alejarse y yo no dejaría que él tuviera la última palabra. Claro que no.
—¡Te odio! —grité con la mayor fuerza de mi vida.
Sin embargo, él siguió caminando.
Creo que eso fue lo que peor me hizo.
Él no se detuvo, ni siquiera me miró. Se fue como si no hubiese dicho nada malo, como si yo fuera un dramático. Kageyama se fue y evitó hablar.
Es un poco gracioso pensar que él era quien solía decirme que la comunicación era importante. Qué buen mentiroso.
Ya no tenía energías. Había levantado la voz y comenzaba a dolerme la cabeza.
Sin dudarlo, me senté en la acera y miré al suelo.
Solo pasaron unos segundos para que cayera en cuenta de la realidad y comenzara a llorar, otra vez.
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Crónicas de una Pareja Primeriza | Kagehina
FanficSEGUNDO LIBRO DE "CRÓNICAS DE..." KAGEHINA. EL ANTERIOR ES "CRÓNICAS DE UN KAGEYAMA CONFUNDIDO" Luego de tanto tiempo, Kageyama por fin es mi novio. Tuvimos altos y bajos en los inicios de nuestra relación y estoy seguro que en el camino también los...