11: PRIMER AÑO

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Caminábamos debajo de la lluvia.

Por cierto, al lugar que quería ir a comer con Kageyama estaba cerrado... no abrían los sábados.

—¿Por qué estás tan molesto?

¿¡En serio me pregunta!?

Mi increíble día se había ido a la mierda. Nuestra cita y nuestro aniversario se habían arruinado. Quería llorar, ¿a quién engaño? Iba a hacerlo, en cualquier momento terminaría derrumbándome debajo de la puta lluvia.

¡Y deben entenderme! Había planeado un día que quedaría marcado en nuestra historia, haría que Kageyama sonriese como un idiota durante veinte horas y... ¡Y todo se arruinó!

—Hinata... —Kageyama volvió a llamarme, sin embargo no iba a verlo. Estaba avergonzado y no quería que me juzgara, diciendo que el aniversario estaba arruinado o algo así.

Seguí caminando unos pasos más adelante que él. Me abrazaba a mí mismo, temblando porque hacía un poquito de frío, había aire y el agua no ayudaba en nada. ¡En n-a-d-a!

Chasqueó la lengua y de un momento al otro tomó mi mano y tiró de ella, haciéndome girar.

Ay, es que no puedo.

Hice un puchero, sintiendo mis labios temblar y mis ojos achinarse. Kageyama puso los ojos en blanco y me atrajo a él, abrazándome y meciéndonos de un lado al otro mientras yo comenzaba a llorar como el dramático que soy.

Es impotencia.

—Nuestro aniversario se arruinó... —lloriqueé tirando de su camiseta.

Soltó una risita.

—No se arruinó —dijo apoyando su mentón sobre mi cabeza.

—¡Claro que se arruinó, tonto! —exclamé cerrando mis ojos con fuerza mientras pasaba mis brazos por su cintura—. Había planeado un día genial y romántico y...

—Ya, ya —Kageyama me alejó un poco para tomarme de las mejillas y limpiar las lágrimas... o las estúpidas gotas de agua, que caían por mi rostro—. Si nuestro aniversario se hubiera arruinado sería porque uno de los dos terminamos en el hospital o algo por el estilo.

—Eso no ayuda —cerré mis ojos soltando una risa mezclada con un sollozo.

—Lo sé —respondió sincero como siempre mientras volvía a pasar sus pulgares por mis mejillas—. A lo que quiero llegar es que... nuestro aniversario no se arruinó.

—Está lloviendo —acoté.

—Y estamos teniendo una escena romántica bajo la lluvia —respondió, volviendo a acercarme a su cuerpo y abrazándome, descansando su mentón sobre mi cabeza.

—Es como un romance barato...

—Exacto. Y por eso mismo nuestro aniversario no está arruinado.

—Qué extraña forma de consolarme —volví a reír, sorbiendo mi nariz.

—¿Pero sirvió? —Esta vez yo fui quien me alejé y asentí.

—Sirvió.

—Genial —sonrió—. Ahora dame el beso que me merezco.

Volví a reír.

—¿Por qué? —sonreí.

—Bueno... —divagó mirando a todos lados menos a mí—, te consolé y te hice sentir mejor... ¿acaso no merezco algo?

—Es tu deber como mi novio —bromeé, limpiando mis mejillas.

—Y tu deber como mi novio es besarme —sonrió travieso.

Sin dejarme reaccionar, volvió a inclinarse y unió nuestros labios. No pude evitar reír, olvidándome de todo por un rato para concentrarme en sus labios.

La lluvia parecía caer con más fuerza y mi ropa se empapaba más y más, me causaba un poco de incomodidad porque sentía la tela pegada a mi cuerpo y mi cabello actuando de igual forma sobre mi frente. Sin embargo, sabía que Kageyama también estaba así, por lo que nos convertíamos en un desastre juntos.

Volvimos a hacer nuestra típica posición para besarnos: mis brazos pasándose por su cuello y sus manos tomando mi cintura. Era una postura un tanto incómoda, porque uno de los dos siempre saldría adolorido: Kageyama tenía que agacharse si yo no quería estar de puntas, pero también podía pasar al revés.

¿Eso siquiera importaba?

No.

Lo único que importa ahora es que Kageyama me está besando.

Crónicas de una Pareja Primeriza | KagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora