—¡Feliz cumpleaños!
19 años. Al fin el tonto de Kageyama ha cumplido años.
19 largos años.
4 a su lado.
Aunque 3 oficializados.
Solo ha pasado 1 año desde nuestra charla.
Y por lo tanto, 1 año de él rogándome.
¿Me he excedido? Quizás. Tomé una decisión respecto a mi relación con Kageyama tres meses después de que hablamos. Quería volver con él pero también quería ver qué tanto hacia para tenerme de vuelta.
Y se lo tomó en serio. Como siempre hace con todo.
Todas las noches, desde hace un año, me llega un mensaje preguntándome si ya lo he perdonado y si quiere que volvamos a estar juntos.
—¿No recibiré nada? —preguntó con un puchero en sus labios mientras me tomaba de la cintura y atraía a él. Lo miré con una ceja alzada.
—¿Crees que te mereces algo después de lo que me hiciste?
—¡Ya ha pasado un año! —se quejó moviéndome. Yo solté una risa y negué.
—No me importa —dije apretando mis labios mientras ponía mis manos en sus hombros. Kageyama suspiró.
Es obvio que lo he perdonado.
Sé que muchos se preguntaran: ¿Y qué hacen si no son novios oficialmente? Bueno, de vez en cuando le doy un beso... en la mejilla.
O dejo que me abrace y caminemos tomados de las manos, pero nada más que eso. Él me ha dicho que aun así no se ha fijado en nadie más y que le duele saber que lo dejo tenerme pero no por completo. Creo que Kageyama necesita el título de novios para ser feliz otra vez.
Y yo igual. Simplemente no encuentro el momento perfecto para decirle.
—¡Que ya dejen de darse tanto amor! —exclamó Miwa caminando hacia nosotros con una cámara fotográfica—. Quiero tomarles una foto de recuerdo.
—Todos los años haces esto —Kageyama puso los ojos en blanco mientras me soltaba.
—Y lo seguiré haciendo —Ella lo miró mal—. Ahora hagan una posición tierna de pareja-no-pareja para que pueda sacarles una foto.
Yo sonreí y miré a Kageyama.
—Ya sé lo que dirás —puso los ojos en blanco y se dio vuelta, agachándose un poco.
No tardé en subirme a sus espaldas y abrazar su cuello con mis brazos. Kageyama, con la misma cara de siempre, se giró para ver a Miwa. Por cierto, ella sigue siendo la misma mujer de siempre: sonrisa atractiva, ojos un poco más claros que los de Kageyama y su cabello oscuro por debajo de sus orejas. A su lado, su marido Toshio, nos observaba con una sonrisa de oreja a oreja mientras cargaba a Akemi, su hijo.
Sí, porque la mayor de los Kageyama ha tenido un hijo.
Y todos están felices por eso. Incluso yo.
La primera foto es tomada con nuestras mejillas juntas y los dos sonrientes mientras él todavía me carga. Cuando Miwa nos hace una seña para avisarnos que la foto ya está lista, Kageyama me suelta.
—¿Podrían tomarse una foto con Akemi? —preguntó Toshio con las manos del menor en sus mejillas.
—¡Claro! —exclamé sonriente mientras caminaba. Akemi, al instante de verme, alargó sus brazos para que lo alzara. Con gusto lo hice y volví a Kageyama, quien miró al niño con una ceja alzada.
Se lleva bien con los niños, sin embargo Akemi no lo quiere mucho.
Kageyama no juega muy seguido con él y eso parece molestarle al menor.
—¡Sonrían...!
Akemi en mis brazos y Kageyama pasando su brazo por detrás de mi hombro.
—Todo una familia... —murmuró Toshio mientras observaba la foto con Miwa.
Las mejillas de Kageyama se enrojecieron y yo solté una risa.
—Ni siquiera hemos vuelto y tú ya dices que somos una familia... —murmuró avergonzado.
La fiesta ha terminado. Nuestros amigos ya se han ido, así que solo quedamos nosotros dos, Hayami y la familia de Miwa.
—No hay espacio en el auto para ir sentados —dijo Hayami caminando hacia nosotros. —¿Te importaría ir atrás con él?
—Uh, no, mamá.
—No te hablo a ti —Ella lo miró y Kageyama rodó los ojos. Yo reí—. Shoyo, cariño, ¿quieres ir atrás con mi hijo? Porque si quieres puedo ir yo atrás con él y no causarte alguna incomodidad.
—No hay problema, iré atrás. No se preocupe —sonreí haciendo un gesto para que reste importancia.
Es una camioneta de estas que tiene asientos pero no baúl. ¿Debería explicarme mejor? Es la típica camioneta que anda por el campo rápidamente en las propagandas.
Hayami nos ha dicho que usemos abrigos, porque el viaje es largo y hace frío. De paso, nos taparemos con algunos manteles que han quedado de la fiesta. El primero en subir es Kageyama y luego él me ayuda. Nos acomodamos contra la ventana y en medio, porque somos unos miedosos que pensamos que nos caeremos en cualquier momento.
—Mira el lado bueno, podremos ver las estrellas —dijo él con la vista en el cielo.
—Y se morirán de frío, pero verán las estrellas —acotó Miwa mientras subía al auto.
—¡Cállate!
Toshio era quien conducía y Miwa era el copiloto. En la parte de atrás, Hayami cargaba a Akemi con varias cajas a su lado. Son las cosas que sobraron de los cumpleaños.
Oh, ¡me olvidé de decir!
También es el cumpleaños de Akemi.
Decidió nacer el mismo día que su tío.
Y su tío no está muy feliz por eso.
¡Dice que le roban la atención! Mi enamorado es taaan tonto.
En fin, hay muchas cosas y por eso mismo tenemos que ir atrás a la deriva.
Pero eso no importa porque cuando el auto arranca, Kageyama, por debajo de los manteles que tapan nuestras cinturas para abajo, toma mi mano.
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Crónicas de una Pareja Primeriza | Kagehina
Hayran KurguSEGUNDO LIBRO DE "CRÓNICAS DE..." KAGEHINA. EL ANTERIOR ES "CRÓNICAS DE UN KAGEYAMA CONFUNDIDO" Luego de tanto tiempo, Kageyama por fin es mi novio. Tuvimos altos y bajos en los inicios de nuestra relación y estoy seguro que en el camino también los...