Crónicas de una Pareja Primeriza | Kagehina

12: PRIMER AÑO

Cuando sentí el brazo de Kageyama rodearme y tirar de mi para pegarme a él, tuve que morder mis labios para no chillar.

¿Nuestro aniversario había salido bien? Según él, sí. Según yo, no.

Sin embargo, se mostró realmente optimista y levantó mi ánimo. Luego del increíble beso que nos dimos, fuimos a mi casa. Tuve que lavar los platos por dos semanas para que mamá me dejara quedarme con él solo y ellos se fueran a la casa de mis abuelos.

Tuvimos un largo maratón de películas acurrucados en el sofá. Su brazo sobre mis hombros, yo casi apoyado sobre su pecho mientras veíamos esas películas que a él le gustan ver. Hubo besos y suaves toques, aunque está claro que no pasó nada.

Terminamos llegando a mi cama besándonos. Kageyama me dijo que tenía sueño y ya era tarde, así que decidimos acostarnos. Él está durmiendo, yo no.

¡No puedo dormir de esta manera!

No cuando está abrazándome y siento su respiración sobre mi nuca, es caliente y hace que mi piel se erice con cada respiro que suelta. Sé que mi corazón late rápidamente e intento no moverme tanto, no quiero despertarlo pero es que... ¡Soy muy débil cuando se trata de él!

Oh, eso sonó tierno. Creo.

En fin, lo amo.

¿Qué más puedo decir? Estoy disfrutando mucho esta situación y aunque esté demasiado nervioso, me gusta estar así. Amo su toque, sus besos... todo de él. No puedo evitar sonreír y tapar mi rostro avergonzado, como si alguien me estuviese mirando pero lo único que me rodea es la oscuridad y su brazo.

No sé cómo expresarme, probablemente repita todo muchas veces pero es que él me hace tan bien, tan feliz, me genera tanta seguridad... Simplemente no quiero perderlo y creo que ese es el mayor temor de mi vida en este instante. Podría quedarme solo con él en este mundo.

Es mi mejor amigo y mi novio, la persona en la que más confío en este momento, alguien a quien no dudaría en salvar... ¿Puedo permitirme suspirar como un tonto?

Miré la mano de Kageyama y la tomé, comenzando a acariciar su dorso con mi pulgar. Simplemente no puedo creer que estemos en esta posición, en una relación amorosa cuando hace tiempo nos odiábamos... o algo parecido.

Simplemente lo amo. Quiero abrazarlo, besarlo y mimarlo... Quiero decirle cuánto lo amo todos los días de mi vida, necesito que sea consciente de todo mi amor por él.

Me moví en mi lugar, dándome vuelta para ver su rostro. Estábamos realmente cerca y la oscuridad no ayudaba en nada, aunque eso no fue un impedimento para mí, ya que comencé a contonear su rostro con mi dedo índice, remarcando su nariz y sus labios de manera suave.

Y es que simplemente no puedo entender por qué es tan lindo y está con alguien como yo. Sus mejillas son tan cálidas y suaves, sus labios son tan perfectos que me dan ganas de besarlo todo el día, hasta que mi propia boca se entumezca. Amo su cuerpo, amo su corazón, amo sus ojos y cada parte de él.

Dejé un beso sobre su mano y sonreí.

—Eso fue tierno... —murmuró sobre mi cuello.

Me sobresalté y solté su mano.

—Eso no fue tierno...

—¿Por qué estás despierto? —pregunté avergonzado.

—Porque no te quedas quieto.

—Oh... —volví a apoyar la cabeza sobre mi almohada y cerré mis ojos, sintiendo mis mejillas calientes—. Lo siento.

—No te preocupes... —dijo con su voz un poco más ronca de lo normal. —¿Por qué sigues despierto?

—No puedo dormir —respondí en un murmuro.

—¿Sesión de besos? —preguntó apoyándose sobre su codo para mirarme.

Reí negando y con los ojos todavía cerrados.

—Eso no me ayudará a dormir.

—A mí tampoco —En un rápido movimiento, terminó arriba mío—. Pero quiero besos.

—¿Alguna razón en específico? —pasé mis brazos por su cuello, sonriéndole con diversión.

El fingió pensarlo y sonrió.

—Tú.

Ah... amo a este chico.