¡Lo dijimos a la vez!
Tenemos una conexión.
Kageyama me mira con sorpresa y yo también.
—¿Por qué? —decimos, otra vez, al mismo tiempo.
Nos quedamos en silencio, mirándonos. No puedo evitar soltar una risa y negar, él hace lo mismo, tapando su rostro con sus manos.
—Fui un tonto por querer obligarte a que me digas —vuelvo a hablar, bajando la mirada con una sonrisa ladina—. Tú no tienes que pedirme disculpas.
—Te levanté la voz. Eso está mal.
—Yo también lo hice —suspiré—. Pero fui más tonto que tú.
—Bueno, eso siempre lo has sido.
Lo miré con falsa molestia y él suelta una risa, negando.
—Estoy bromeando —sonrió de lado—, pero en serio lo siento. Los dos fuimos unos tontos. Y... no te dije porque es algo que pasa con el tiempo, no necesito decirlo, simplemente estaba afectado pero ya me arreglé con mi madre —suspiró.
Asentí, sintiéndome un poco más tranquilo.
—Y también lamento haberte ignorado hoy.
—Yo igual.
—¿Nos perdonamos? —asiento y Kageyama suelta un suspiro realmente aliviado —. Al fin, no sabes cuánto necesitaba verte.
Rio, sintiéndome repentinamente nervioso.
Esto era lo bueno entre nosotros; podríamos manejar el ambiente como quisiéramos. Podíamos pasar de la mayor tensión del mundo a reír como unos imbéciles.
Él se tiró en la cama y yo no tardé en gatear hasta llegar cerca, sentándome con las piernas cruzadas como indio. Él se da cuenta y apoya su cabeza sobre mis muslos, cerrando sus ojos y dejando que juegue con su cabello.
—Necesitaba esto.
—Es algo irónico, si lo piensas —dijo soltando un suspiro mientras miro sus pestañas—. Hemos estado peleados solo un día...
—Y aun así nos hemos extrañado mucho.
—Sí... —me inclino lo suficiente para dejar un beso en la punta de su nariz. Kageyama suelta una risita nasal—. ¿Sabes? Extrañé tus labios...
—Eso es tierno...
Él se queda en silencio, creo que no entendió lo que quise decir...
—Kageyama, estoy diciendo indirectamente que me beses.
Él se sienta en la cama de repente y me mira avergonzado. Yo junto mis cejas y lo miro confundido.
—¿En serio?
—¿Sí? —respondo mirándolo obvio.
Sus mejillas se colorean y asiente. ¿Y ahora qué le pasa?
—¿Acaso te da vergüenza besarme o qué?
—¿¡Qué!? —niega. —¡Claro que no! —incluso suelta un bufido y hace un gesto.
—Oh cielos, sí lo hace —tapo mi rostro, comenzando a reír.
Kageyama bufa.
—¡Es que hace un día no lo hacemos!
—¿¡Y qué!? —sigo riendo, mirandolo confundido. —¡Eso no cambia nada!
—¡Claro que sí!
Amo demasiado a este chico.
—Ya. Ven aquí, idiota —murmuro aun riendo y tomando el cuello de su camiseta para atraerlo.
Sin pensarlo, comienzo a besarlo.
Kageyama corresponde y tiembla un poco, realmente no puedo evitar reír. No puedo creer que estamos saliendo hace dos meses y le de vergüenza besarme después de una discusión.
Nos movemos con lentitud, disfrutando del beso. Mis manos acarician sus mejillas mientras que las suyas se colocan a mi costado, empujándome de alguna manera para caer contra la cama. ¡Y claro que lo hago! Al instante que mi cabeza cae contra la almohada y mi espalda en el colchón, Kageyama se posiciona encima de mí.
Comienzo a sentirme repentinamente nervioso.
Mi hermana está abajo.
Pero... no puedo concentrarme en eso cuando las manos de Kageyama se cuelan por debajo de mi camiseta. Creo que es a lo que más lejos hemos llegado hasta ahora: siempre son besos y toqueteos por encima de la ropa pero-
Mierda, ni en eso me puedo concentrar.
Las manos de Kageyama acarician mi cintura, delineando mis costados y dando pequeños apretones que hacen que se me erice la piel. De manera inconsciente abro mis piernas, dejando que él se acomode entre estas porque, por alguna razón, pienso que está incómodo.
Me pregunto cómo hace para no caer encima mío si solo está sosteniéndose con una mano... Debe tener mucha fuerza, porque si yo llego a intentar eso, lo aplasto.
¿¡Por qué estoy pensando en eso mientras estamos haciendo esto!?
Tengo que... ¡Tengo que recordar todo lo que he leído!
Mi mente está en blanco, mierda, mierda, mierda.
Ni siquiera sé en qué momento Kageyama ha dejado de besarme. Sus manos ya no están recorriendo mi cuerpo, volvieron a mis costados.
El tema es su boca.
Está en mi cuello.
Me siento demasiado ansioso y nervioso, mi cuerpo tiembla debajo de él y no sé cómo actuar. Cierro mis ojos con fuerza, moviendo mis piernas y apretando los dedos de mis pies cuando sus dientes rozan mi piel. Desesperándome, tiro de su cabello y suelto un gran suspiro cuando muerde y sus labios pasan a succionar.
Voy a desmayarme, lo juro por mi vida.
Sin embargo, cualquier cosa que sentía en ese momento se va de mi cuerpo en el momento que la puerta se abre. Kageyama, quien parece entrar en pánico, se baja de mí y termina cayendo la cama.
Natsu está ahí parada, sosteniendo la manilla de la puerta. Tiene un rostro serio y sus ojos están clavados en los míos.
—Le diré a mamá.
ESTÁS LEYENDO
Crónicas de una Pareja Primeriza | Kagehina
FanficSEGUNDO LIBRO DE "CRÓNICAS DE..." KAGEHINA. EL ANTERIOR ES "CRÓNICAS DE UN KAGEYAMA CONFUNDIDO" Luego de tanto tiempo, Kageyama por fin es mi novio. Tuvimos altos y bajos en los inicios de nuestra relación y estoy seguro que en el camino también los...