Capítulo 68. Hasta Pronto

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A la mañana del día siguiente Dani no fue al colegio, Antonia se había quedado en la casa para ayudar a Verónica una vez tuvieran pudieran recibir el cuerpo,  debían decirle a Dani la verdad pronto

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A la mañana del día siguiente Dani no fue al colegio, Antonia se había quedado en la casa para ayudar a Verónica una vez tuvieran pudieran recibir el cuerpo,  debían decirle a Dani la verdad pronto. La llamada que tanto estaban esperando ocurrió a las siete treinta, convocaron a Verónica para que viniera por las pertenencias pues ya con eso habían confirmado que se trataba de José Luís, también se hicieron exámenes pero por el estado del cuerpo tardarían unos días en obtener la respuesta.

Ambas eran conscientes de que no podrían aplazar este momento más debido a todo lo que sufrió en aquel accidente, fueron juntas hasta allá, logró recuperar unas camisas que de milagro se encontraban bien, el reloj y eso fue todo, pasaron a la parte administrativa para firmar los papeles que necesitaba la funeraria para comenzar con todo, el entierro sería ese mismo día, probablemente dentro de unas horas, ninguna quería alargar más esto, Verónica pudo entrar para verlo aunque no le permitieron quitarle la sábana que cubría su rostro.

Tal vez fue lo mejor, sólo necesitaba tomar su mano y eso fue lo que hizo, se quedó a su lado por varios minutos sin pronunciar absolutamente nada, lo que lo hacía ser él ya no se encontraba en ese cuerpo así que, decirle algo no valía la pena, sería sólo un desahogo que no duraría ni dos minutos, sostuvo su mano simplemente como señal de despedida, tratando de transmitirle que podía irse tranquilo, tuvo toda la noche para hacerse a la idea de que no lo tendría presente físicamente nunca más, era hora de hacerle saber que lo aceptaba, no estaba para nada contenta con esto pero realmente no tenía otra opción.








– El lugar ya está listo — comentó Antonia — Podremos ir dentro de una hora o más tarde... será cuando estés lista

– Lo estoy... he perdido a tantas personas ya Antonia, vamos a casa, tengo que decírselo a Dani, no va a ser fácil pero no quiero esperar más — sube a la camioneta — Merece un funeral digno, merece irse con los suyos ahí presentes... su cuerpo, no va aguantar mucho

– Tienes razón... él merece una despedida — concuerda — Pero todavía tenemos tiempo... Verónica esto no es fácil

– Y no va a volverse más fácil si esperamos Antonia — se coloca el cinturón de seguridad — Es mi marido al que vamos a enterrar, es tu hijo y es el papá de los míos — se muerde el labio — Sólo quiero darle una buena despedida e ir a mi casa a llorarle, entiendes? A él no le gustaba que me demostrará débil ante los demás y no lo voy hacer en su funeral, ahora soy la cabeza de mi familia, como tal debo velar por los míos... mis hijos van a necesitarme fuerte, así que no voy aplazarlo más — seca la lágrima que escapo — Porque eso sólo me quiebra más por dentro y ahora no puedo darme ese lujo...








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