Capítulo 113. Mamá

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Cuando se cumplió el contrato decidió que era momento de regresar a casa, ni siquiera le iba avisar a José Luís nada más se aparecería para acomodar sus cosas y la de los peques, bueno no lo haría ella pero entienden el punto

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Cuando se cumplió el contrato decidió que era momento de regresar a casa, ni siquiera le iba avisar a José Luís nada más se aparecería para acomodar sus cosas y la de los peques, bueno no lo haría ella pero entienden el punto. Espero hasta dejar a Dani en sus clases para mudarse de nuevo, Matamoros cargo con todas las cosas y manejo de regreso a La Fortaleza, cuando los empleados la vieron regresar no ocultaron su felicidad, habían extrañado tanto a su Patrona pues la que mantenía la casa en pie era ella, además de que le daba cierta vida al lugar.

Mientras delegaba a las chicas para que fueran guardando las maletas, no había ropa sucia porque se encargo de eso antes de empacar, los juguetes debían ser llevados al cuarto de juegos, cuando todo volvía a estar en su sitio le agradeció a las chicas y dejó que la abrazaran, todas la habían extrañado demasiado, lo último que les pidió fue que atendieran bien a Matamoros, ella se iría a duchar además de recostarse un rato pues no aguantaba la espalda, después de una buena ducha caliente simplemente se puso la ropa interior y su bata, realmente necesitaba acostarse un momento.





– Hola... — dice al entrar al cuarto

– Ahora no si? — suspira — Me duele la espalda Luís, quiero estar recostada un rato hasta que mi espalda se ponga en su lugar

– No vine a molestarte... quieres que te haga un masaje? Como con Dani — se ofrece

– De acuerdo — asiente — Me ayudas? No me puedo enderezar

– Quieres que llame a un quiropráctico más tarde? — la ayuda a sentarse — Ellos saben de estás cosas

– Si, tal vez sea lo mejor — abre su bata — Ya que eres hábil con las manos, haz tu magia

– Por aquí debe estar esa crema tuya — la busca

– Si me la vas a poner calientala entre tus manos primero — se amarra el cabello

– Dormiste mal anoche? — frota la crema entre sus manos

– Si, tuve que sentarme para estar cómoda por cinco minutos seguidos pero eso me jodio la espalda — suspira — Necesito mi cama

– Debiste llamarme, iba por ustedes esa misma noche — comienza a masajear — Avísame cuando te duela

– Era muy tarde, además vendría de todos modos — cierra los ojos — Más abajo por favor, ahí es donde creo que tengo un nudo

– Podrías acostarte de lado así te relajas — sugiere presionando un poco

– Lo haré en un rato — asiente — Viste a Mau? Está jugando con la nana

Aquel Primer VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora