Capítulo 67. Negación

345 58 42
                                    

El resto de la velada en el club transcurrió tranquila, adultos contando anécdotas y bebiendo, Verónica estaba haciendo tiempo nada más para despedirse de su suegra y regresar a casa para verificar que sus hijos estuvieran descansando luego se pre...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El resto de la velada en el club transcurrió tranquila, adultos contando anécdotas y bebiendo, Verónica estaba haciendo tiempo nada más para despedirse de su suegra y regresar a casa para verificar que sus hijos estuvieran descansando luego se prepararía para recibir a su marido pero cuando iba de salida... Alejandro y Ricardo se le acercaron, ninguno tenía una buena cara. Incluso estaban tratando de ocultar las lágrimas que amenazaban con salir si seguían viéndola a la cara.

Aquella sensación de hace rato tomó más fuerza sacandole todo el aire que albergaba en su pecho, palidecio por unos instantes cuando el estómago se le revolvió de tal manera que sintió la bilis subirle por el esófago, ambos la llevaron hasta afuera donde pudiera sentir el viento fresco de la noche pero eso no iba ayudarle cuando escuchara lo que tenían para decir. Ricardo espero hasta que se estuviera un poco mejor para pronunciar lo siguiente... "Hubo un problema con la avioneta que traía a José Luís... lo lamento mucho Verónica" "El piloto perdió el control y cayeron...".

Ese mismo aire que se había esfumado instantes antes acababa de regresar con tal fuerza, por un momento su cuerpo parecía no recordar como respirar, aquel ruido que haces al ahogarte escapo de sus labios antes de negar con la cabeza varías veces, su vista se nubló por las lágrimas que gruesas se acumulaban en sus ojos, camino unos pasos aún así. Sentía aquella necesidad absurda de alejarte porque aunque estuvieras en un espacio abierto todo parecía pegarsete, sofocandote en cuestión de segundos, aquellas palabras se repetían tanto en su mente que resultaban abrumadoras.






– Verónica... déjame llevarte a casa — pidió Alejandro

– No... no — cubrió su boca — Mi marido no, hablé con él hace no más de dos horas — la voz le tembló tanto que fue difícil entender lo que decía — Simplemente no puede ser él. No

– El número de la avioneta era 100-567 K-M — informó Ricardo — Él te mencionó eso?

– Está tarde le pedí que me pasará todos los datos — asiente revisando en su bolso






Aquellos segundos en los que buscaba ese mensaje en particular, su corazón pareció bombear la sangre con más fuerza que de costumbre, sentía que en cualquier momento el músculo se cansaría y ella caería tendida al piso. La expresión de su rostro cambió totalmente cuando leyó aquella patente de identificación. "100-567 K-M" "100-567 K-M" "100-567 K-M". En ese momento tuvieron que sostenerla porque sus piernas flaquearon, todo su cuerpo se encontraba en paro total, no podía hacer más que llorar en silencio mientras sus manos temblaban a tal punto de hacer que el celular cayera contra el piso.

Aquel Primer VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora