Not Knowing Who You Are

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SHY MARTIN - CAN I CALL YOU BACK AGAIN?

El teléfono sonó, indicando que había llegado un mensaje nuevo. Merlí lo miró con cautela antes de decidir decirle a su madre.

—Todo sacrificio tiene recompensa —se repitió a sí misma, tratando de convencerse.

Caminó hacia la sala y se acercó a su madre con cuidado y con rapidez, era ahora o no sería nunca, era solo una decisión, estar perdida solo ahora o no estarlo nunca más, tenía 15 años, pero lo sabía, era una idiotez vivir su vida huyendo de las responsabilidades de la misma manera en la que su hermana mayor lo hacía; era su vida y con tan solo 15 años sabía que era tiempo de dejar de ser una rebelde sin causa, así que ahí estaba, venciendo sus miedos por un futuro que le asustaba y que era incierto.

—Mamá —dijo, llamando su atención— ya van a ser los cambios de especialidad.

—Ah, qué bueno. Pregunta qué papeles piden —respondió la madre, visiblemente emocionada— Alístalos para que te cambies, claro, si quieres —agregó, aunque Merlí sabía que no había otra opción.

Merlí asintió y comenzó a buscar los documentos necesarios, ya que el cambio sería al día siguiente. Se levantó temprano esa mañana, se vistió y esperó a que su madre terminara de darles de comer a sus hermanas. Luego, su madre tomo su auto y con tanta esperanza que solo Merli notaba llegaron a su destino.

—Buenos días —saludó al policía en la entrada.

Su madre pasó con ella y, al llegar, les informaron que habría una reunión. Entraron al auditorio y Merlí suspiró.

—Bueno —el director se puso al frente de todos los padres y alumnos con promedios de nueve a diez— Estoy aquí para felicitarlos por el buen trabajo que han hecho.

Merlí vio a Ethan entrar por la puerta del auditorio junto a su madre quien parecía sonriente y amable. El padre del chico la miró, pero Merlí no sospechó nada, ignorando la relación entre ambos.

—Todos los que están aquí son aquellos que han reflejado su esfuerzo —continuó el director, sonriendo— Hoy se les recompensará a aquellos que deseen cambiarse de especialidad.

La mente de Merlí estaba perdida en sus pensamientos. Ethan, sentado unas sillas detrás de ella, comprendió lo que la chica estaba haciendo. Aunque le preocupaba, sabía que Merlí haría todo por su familia, incluso si no tomaba la decisión que más le favorecía.

—Pueden pasar a escoger —dijo el director, sentándose nuevamente, mientras los padres y alumnos esperaban fuera de la dirección.

—Merlí White —llamaron, y la chica corrió adentro.

—¿Tu especialidad? —preguntó la secretaria.

La chica lo pensó por un microsegundo.

—Ciencias biológicas —contestó.

Mientras firmaba, Merlí se repetía que todo sacrificio tenía su recompensa. Estaría bien, se decía, porque creía en sí misma y en su capacidad de sobrellevar las adversidades. Siempre había sido así: conformista en lo que respectaba a ella misma, pero perfeccionista en lo que concernía a su madre. Si necesitaba zapatos, pedía a su padre que los reparara en lugar de pedir unos nuevos. Si el maestro pedía pinturas caras, usaba una acuarela. Aprendió a usar colores reusados, a no perder sus lápices, a usar sus lapiceros hasta la última gota, y a comer todo lo que le daban, aunque no le gustara.

—No lo hagas si no quieres —le susurró la secretaria.

—Sí quiero, solo que me da miedo —sonrió la chica y entregó el papel.

Salió de ahí con un suspiro profundo y se sonrió a sí misma. Todo estaría bien a partir de ahora. Quizá tenía miedo de perderse a sí misma y no saber quién era, pero arriesgaba todo por el amor que le tenía a su familia. Valía la pena, quizá en otro momento sería mejor.

—Ya está —le dijo a su madre y la abrazó.

—Listo, ya tengo a otra doctorcita —la madre sonrió, y Merlí evitó mostrar su emoción.

—Vamos ya a la casa —dijo Merlí, y su madre asintió.

—Solo que antes le diré a tu tía que ya nos vamos —agregó la madre.

Se acercaron a su tía, quien muy feliz se despidió de ellas. Al salir, Merlí se encontró con una amiga de primer año.

—Adiós —dijo la chica con timidez.

La otra chica hizo un gesto de despedida. Cerca de la salida, Ethan pasó junto a ella y notó que Merlí trataba de sonreír. Merlí lo miró de reojo, sintiendo una vez más aquella sensación de protección que había dado por terminada. De pequeña, siempre buscó a alguien que la protegiera, creyendo que cualquier chico podía ser su futuro novio. Ahora, esa sensación volvía con fuerza, pero no era por cualquier chico, era solo por ese chico, ese chico que parecía tener todos sus pensamientos en ella.

—Ya tengo a mi otra doctorcita —la madre le habló con cariño.

Merlí ya no sentía a su madre como alguien distante. Caminaban hacia su casa, ambas felices, aunque Merlí se llenaba de alegría al ver a su madre contenta. Una vez en casa, vio que su amiga le había mandado un mensaje.

Kenni
Tengo una duda :|

Dime


¿Te cambiaste porque querías?

No.
Solo soy una fiel creyente de que los sacrificios más grandes tienen recompensa.
Quizá ahora estoy arriesgando todo, y no es que no quiera.
Es que no sé qué ser.
Pero si ella es feliz, entonces quizá en el futuro seré yo más feliz :)

Kenni
A veces quisiera tener tu autoestima.


Créeme que no.

Kenni

Bueno, bye, hablamos cuando podamos.


Bye

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You're EnoughDonde viven las historias. Descúbrelo ahora