On the same place

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SEVENTEEN - TO YOU

Y ahí estaba ella, era por primera vez la encargada del área de pediatría, se sentía tan irreal para ella que no se cansaba de ver alrededor y brincar de la emoción. Estuvo parada por al menos unas 4 horas mientras atendía a nuevos pacientes que entraban, hasta que llego el descanso, bajo feliz mente del piso 3 al 2, tomo su teléfono y envió un mensaje al chico preguntando que estaba haciendo y por primera vez sintió extraño que él no respondiera de inmediato. No le tomo tanta importancia y entro al comedor con curiosidad viviente, pidió su comida de inmediato y apenas se la sirvieron se sentó.

- Hola - hablo para después tomar un bocado de aquella comida.

- No te gusta el chocolate ¿cierto? - la chica dejo el cubierto en la mesa.

- Para decirlo más simple, ni se te ocurra o terminamos - el chico al otro lado de la línea se apresuró a hablar.

- ¡NO! no lo decía por eso, tú dijiste que visitara a tu madre más seguido, quería llevarle un regalo, estaba pensando y... Merlí, ¿qué haces en la cafetería de mi hospital? - la chica prosiguió en alimentarse.

- Comiend... - se detuvo al analizar lo que el chico dijo - ¿qué? - levanto su vista viendo en la entrada al chico atónito.

- Voy - colgó y se acercó a ella.

- ¿Qué haces tu aquí? - pregunto ella.

- Esto es al revés - se sentó a su lado con una sonrisa - parece que el destino quiere que estemos juntos donde sea - ella hizo una mueca.

- ¿Estás seguro de que no me seguiste? - el chico se mostró indignado.

- No soy del tipo tóxico para empezar - ella sonrió de lado y siguió comiendo - mira - señalo el lado izquierdo de su bata donde se mostraba claramente "Dr. Romian" del bolsillo colgaba una tarjeta de identificación que especificaba su área de trabajo "cirujano".

- Te creo - se sentía bien para ella tener compañía.

Durante los siguientes minutos él se alimentó de la comida de ella prometiendo llevarle a comer en cuanto acabaran de trabajar, eran solo 4 horas más.

- Hola hermosa, ¿eres la pediatra no? - la chica se quedó paralizada al ver a un chico bajo de cabellos oscuros asomar su cabeza en la puerta de su consultorio.

- Doctora White - se quejó ella con desagrado por la actitud de aquel chico.

- Oh, que hermoso nombre - sonrió - ¿no quiere salir a comer conmigo después de que termine?

- ¿Disculpa? - se quejó - no me conoces, para tu información tengo novio, y yo no sé quién eres – se paró imponentemente mientras que el otro parecía relajado – ahora, fuera de aquí, no me hagas tener que presentar una queja en la subdirección administrativa.

Se encargó de guardar sus cosas dentro de su bolso, debido a que ya había terminado su turno.

- Yo no estoy molestándole señorita – se cansó de escucharle.

- Felicidades, dime tu nombre – golpeo la mesa con enojo.

- Jussef – sonrió sin saber que ella no bromeaba – para servirle.

- No, no sirves para nada – tomo la puerta prácticamente arrancándola de la mano del chico, salió caminando firmemente mientras él le seguía por detrás.

- Debe de estar bromeando, no me va a reportar ¿o sí? – ella se detuvo del golpe.

- Mira idiota, te lo advertí, está bien querer llevarte bien con alguien, pero la peor cosa que puedes hacer es insistir cuando ya te pidieron que te detengas – el otro se cruzó de brazos.

- Que amargada, no sabía que ahora los nuevos médicos eran así – ella ya estaba frustrada de oírlo.

- ¿Y a ti en que te afecta como sea ella? – aquel chico había salido de un pasillo y se había parado a su lado.

- Ethan... - ella estaba por decirle que no hiciera un escándalo, pero él parecía tan calmado que le daba la intención de que no era el mismo chico que discutía con puños durante la preparatoria.

- Tranquila cariño, sé quién es él – Jussef estaba petrificado frente a él – no solo tendré que mandarte un reporte por no cuidar a tu paciente, también tendré que reportarte por acosar a una doctora quien además es mi novia – los ojos del otro se abrieron de par en par.

- Yo... Yo no sabía, además lo del niño... - él le hizo una seña para que se callara.

- Basta, deja de excusarte, la semana pasada también pasó lo mismo y eso que yo no estaba aquí – el chico no sabía que más decir.

Tomo su teléfono y comenzó a llamar a alguien, la chica le miraba sorprendida.

- Ya está bien – su rostro de susto lo dijo todo – disculpé señorita – se había quedado inmóvil por unos segundos, pero simplemente después de mirarlos con odio se movió y se alejó de ambos.

- De igual forma lo reportaré por olvidar a los pacientes – menciono el chico y se giró a donde Merlí.

- Pensé que sería lo mismo de hace años, me refiero a tú discutiendo con él... - Ethan cerro los ojos con fuerza mientras le hacía señas a la chica para que no siguiera.

- No menciones eso, dejemos el pasado en donde debería de quedar, deja mi lado vergonzoso ahí – intento huir de ella, pero le tomo del brazo mientras sonreía.

- Vaya, no conocía ese lado de ti – se rio – ¿ahora tú eres quien huye?

- No, yo realmente... - él miro al pasillo.

- ¿Me vas a mentir con que... - miro su teléfono – a las 2:40 aún tienes cosas que hacer cuando tu periodo de trabajo es de 8 horas? – ella le miro a la expectativa.

El chico suspiro para después tomar la mano de ella.

- No – sonrió ligeramente – solo no toquemos ese tema de nuevo, me da vergüenza. Mejor espérame en el estacionamiento iré por mis cosas, te llevaré a un lugar lindo.

Ella se separó de él completamente roja, era tan diferente, estar enamorada como lo estaba ella era tan diferente de simplemente estar obsesionada con contradecir a tus padres como su hermana lo había hecho a lo largo de su vida. La realidad es que amaba la vida que llevaba, estaba tranquila y en paz consigo misma, nunca hubiera pensado que esa sería la vida que llevaría al final de cuenta, si solo se enseñara a sí misma con 16 años la vida que llevaba, no se arrepentía de nada de lo que había hecho o pasado. Después de tanto tiempo se había dado cuenta de que todo lo que se había dicho cuando era joven era real, realmente no importaba lo mucho que sufrieras o sacrificaras, cuando al final hay siempre una luz que nos ilumina, una luz que nos hace darnos cuenta de que el final no siempre es malo, todo termina, claro que sí, pero tiene un costo que hay que pagar, la felicidad nos costara lágrimas y perdidas, dolor, sonrisas efímeras, recuerdos y muchos otras cosas, pero el producto siempre nos dará la razón.

You're EnoughDonde viven las historias. Descúbrelo ahora