A common leading zero

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TOM ODELL - HEAL

Apenas bajaba del auto, Merlí tenía sueño, no había dormido nada e incluso había tenido que usar corrector de ojos para disimular las ojeras.

—Mamá dijo que me dieras gasto —pidió a su padre, con quien hablaba poco.

—Déjame buscar —respondió él, revolviendo sus bolsillos. Lo único que encontró fueron billetes, y finalmente le dio uno de 50.

—¿Y eso? —preguntó Merlí, sorprendida.

—No tengo menos —su padre se rió—. Es para todo el año.

Merlí hizo una mueca graciosa y entró a la escuela. Todo parecía caótico; conocía el lugar a medias y tenía miedo de todo, asustándose con facilidad. Además, era un grado nuevo y tendría que acostumbrarse.

—Salón 10 —dijo revisando el horario.

Se dirigió al salón 10 y, efectivamente, estaba en la lista de ese grupo. Al entrar, no conocía a nadie; eran todas caras nuevas.

—¡Holap! —un chico pasó de largo después de saludarla.

—¿Ethan? —preguntó Merlí, descolocada.

—El mismo. Vaya, qué bueno que te acuerdas de mí —al menos ya conocía a alguien.

Un chico de cabellos castaños oscuros, más alto que Merlí y con ojos del mismo color, entró después de ellos dos.

—Buenos días, amiguitos —saludó a todos como si los conociera de toda la vida.

Merlí medio rió. La actitud de esas personas le hacía sentir que volvía a su niñez, cuando nadie parecía estar muriendo mentalmente y casi nadie lo hacía. En ese entonces, hablaba con las personas sin problemas, sin filtros, simplemente eran ellos. El chico dejó su mochila a un lado de la mesa de Merlí.

—A ti no te conocía —se acercó a ella.

Si había algo que más le incomodaba a Merlí, era el contacto con desconocidos. Era algo que la estresaba por el trauma social que había tenido. A pesar de haberlo superado un poco, se seguía sintiendo insegura. El chico la miró con expectativa, pero Ethan reaccionó alejándolo un poco.

—Soy Ethan —dijo, separándolo—. Ella es Merlí.

—¿Qué pasa? —el chico sintió como si Ethan se hubiera adueñado de ella.

—Ten calma, no le gusta que se le acerquen mucho —sonrió Ethan para calmarlo.

—Mi nombre es Dirk —saludó a Merlí, alejándose un poco.

—Soy Merlí —respondió ella, ya un poco más tranquila.

—Te dije —Ethan explicó a Dirk, y este asintió reconociendo su error.

Para ser su primer día de clases, realmente le estaba yendo muy bien. El timbre sonó y todos se sentaron en sus lugares. Pasaron varios maestros y clases hasta que llegó la de Geometría, el miedo comenzaba a apoderarse de ella. El profesor comenzó con una plática emocional que tocó uno de los puntos débiles de Merlí, estaba claro que no sería fácil para ella soportar tales palabras, pero al menos una parte de su corazón sano de inmediato.

—Yo no quiero que sean ceros a la izquierda. Está bien fallar, está bien equivocarse. Dicen que la curiosidad mató al gato, pero él murió sabiendo. No digo que vayan a morir, solo es el ciclo de la vida. Su esfuerzo al final es su futuro, no el de otro. Ustedes tienen las riendas de su vida y de ustedes depende lo que logren y hagan, no de nadie más. Yo confío en cada uno de ustedes —Merlí sonreía al escuchar todo eso, era tan malditamente real para ella, y al mismo tiempo sentía una mezcla de tristeza y nostalgia.

Todos estaban concentrados en la clase, excepto dos chicos. Merlí descifraba su vida en cada palabra del profesor, y Ethan pensaba en tener un buen futuro para la familia que su padre no se molestaba en cuidar.

—Como profesor, he visto todo tipo de alumnos y quiero que crezcan conforme avancemos. Si sacas un 7 en un examen, no voy a esperar un 6 en el siguiente; quiero un 8. No quiero que vayan atrás, quiero que avancen. Y si sienten que ya no pueden más y quieren rendirse, piensen dos veces cómo van a conseguir lo que quieren y qué es lo que realmente desean. Hay padres que quieren corregirte haciendo cosas que te dañan, te comparan con tu hermano o hermana, pero tú y tu hermano no tienen el mismo nombre. Quiero que cada uno de ustedes dé lo mejor de sí. Es lo mismo que les digo porque quiero ayudarles. Estoy aquí para ustedes, aunque sea solo su maestro, quiero entenderlos y quiero que saquen sus dudas sin importar cuántas veces lo hagamos y repitamos el ejercicio. Quiero que sepan qué hacen y, si algo está mal, cuenten conmigo para no ir hacia atrás por problemas.

Era cierto que algunos maestros se esforzaban y tiraban al suelo el esfuerzo de un alumno y el de ellos mismos cuando ya no podían, y en ocasiones muchos de ellos lastimaban a los mismos alumnos. No había tanta comprensión de maestro a alumno, al menos no a lo largo de la vida estudiantil de Merlí, quizá sus escuelas eran un mierda o quizá los adultos cegados por su orgullo lo eran.

—Haré que la clase sea divertida y cómoda, claro, si me dejan y me dan a cambio su esfuerzo. Sé que no es fácil, pero para eso estoy yo. No importa cuánto pasen antes, importa el resultado, el proceso solo es disfrutarlo y vivirlo como es. Al final, todo trae su recompensa —el maestro sonrió a todos.

Merlí solo podía aplaudir junto al resto con los ojos nublados. Quizá era todo lo que había querido oír, quizá era todo lo que le hubiera gustado escuchar de su familia, había esperado años para escuchar algo similar y era frustrante como las había escuchado de otra persona, pero todo estaba bien, al menos eso se esforzaba por pensar.

"Al final, el destino siempre nos da lo que merecemos, lo atrae a nosotros según nuestras actitudes y esfuerzos del pasado. Rendirse a la mitad es llenar a medias el vaso de agua. Todos sabemos que, a la larga, la mitad no será suficiente. El destino decide cuándo, cómo y dónde... tú no, tu solo le darás el camino, el resto, está fuera de nuestras manos, y tenemos que vivir con ello y la esperanza de algún día vernos en aquel destino que solo es nuestra ilusión, la vida es tan corta, el mundo tan grande y el destino es inmenso."

You're Enough - Look Here

You're EnoughDonde viven las historias. Descúbrelo ahora