92. Día 1: "Reina urraca"

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Hemos andado por todo el parque durante horas. Hemos grabado cada flor desde varios puntos, incluso como hoy hace poca brisa he fabricado con cartón una especie de abanico para simularla.
El parque ha sido impresionante. En fotos era bonito, pero en persona es una auténtica maravilla. En especial me encantaron los girasoles, nunca los vi de cerca y me han parecido preciosos.
Todo estaba salpicado de color y en cada zona predominaba un tipo de flor distinta, llamándose una zona "arcoíris", porque cada trocito estaba coronado por un único color, haciendo un recorrido mágico.
Los animales paseaban muy cerca de las personas y la pequeña laguna artificial con patos da a una zona llena de césped perfecta para descansar en mantas.
El apartado de animales se lo he dejado a Héctor, ya que necesita mimetizarse con el ambiente para poder sacar buenas tomas.
Descanso sobre una gran manta donde vamos a hacer un picnic a modo de merienda, porque ni hemos almorzado.
Él está varios metros más lejos, tirado en el césped lo más quieto posible grabando a un grupo de conejitos que se le están acercando. Puso de cebo unos trozos de zanahoria.
Hemos grabado muchas imágenes de más. Necesito el máximo material posible. En estos casos es mejor que sobre a que falte.
Mientras Héctor se concentra en su tarea, yo comienzo a preparar sandwiches, sin poder dejar de centrarme en él. Puede ser todo lo malo de este mundo, pero es cierto que como profesional no le gana nadie. Sigue sin mover ni un músculo, a este paso dudo que sea capaz de levantarse. Tendrá las piernas dormidas.
Me distrae un movimiento a mi derecha y cuando veo a un pato acercándose a mi me muero de la emoción.
Cojo con cuidado un trocito de pan y me tumbo lentamente apoyando mi cara en mi brazo tendido, para que no dé directamente contra la hierva. Quiero parecer pequeña para no asustarle.
El animal se acerca y se aleja varias veces, sin saber si fiarse o no.
Cuando finalmente come de mi mano, sonrío aguantando la emoción del momento. Es sumamente adorable. Acabo de decidir que quiero un pato.
El clic de la cámara capta mi atención. El pato se aleja llevándose el trozo de pan.
El objetivo de la cámara me apunta.
—¿Me has sacado una foto? —alzo las cejas mientras me reincorporo.
—No te emociones princesa, ha sido al pato —se sienta y coge un trozo de sandwich.
—Ya seguro. Apuesto lo que sea a que tienes en tu mesita de noche fotos mías como un acosador —me burlo y cojo también algo de comer.
—Concretamente las de el orgasmo que te provoqué —me mira con suficiencia.
Vaya, se me había olvidado esa escenita digna de una película porno.
Me sonrojo y lo ignoro con la excusa de que estoy demasiado ocupada masticando el sándwich que me he metido casi entero en la boca.
Cuando me trago el pan retomo la conversación obviando lo de las fotos.
—Por cierto, creo que deberíamos dejar las iglesias. Se nos hizo tarde y deberíamos salir al siguiente destino como muy tarde a las once —abro mi libreta—. Además, hay iglesias de otras localidades que son más atractivas. Lo que podríamos hacer, es grabar rápido exteriores y el camino de vuelta por el bosque, que es precioso —tomo apuntes.
—Lo veo bien. Este parque nos ha llevado más tiempo del que imaginaba —se tumba en el césped mientras se come el bocadillo.
Veo como estira las piernas constantemente, debe tenerlas doloridas.
—Dame te ayudo.
Suelto mi sándwich y me levanto poniéndome delante de él.
—¿Qué quieres? —me dice antes de comer otro trozo.
—Dame una de tus piernas, te ayudo a estirar.
No le doy tiempo a protestar cuando se la levanto yo misma y la apoyo contra mis hombros.
—¡Ah! ¿Te crees que soy una jodida bailarina de ballet? —se queja dolorido.
—No, lo que eres es una niña llorona —me burlo mientras le estiro la pierna para que se relajen los músculos.
—Uy que machista te ha quedado. Abril la "feminista" te llamaban —dice con sarcasmo.
Adrede le estiro un poco más la pierna hasta que la retira fulminándome con la mirada.
—Ups perdona —finjo inocencia y me vuelvo a sentir.
—A ver si te quitan la amargura con un buen polvo —me hace la peseta.
—Ya lo hacen tranquilo —se la devuelvo.
—Pues pásale mi número a Carlos, porque desde luego tengo que enseñarle.
Le tiro un trozo de pan a la cabeza. Es un capullo irritante.
—Machista y derrochadora. Una joyita eres —se burla.
Pongo los ojos en blanco y me levanto para echarle de comer a los animales mientras él termina de arrasar con la comida. Necesito de nuevo descansar de sus tonterías.
Paseo por el césped dando vueltas y disfrutando del aire frío. Menos mal que tengo el chaquetón porque aquí debe haber por lo menos siete grados menos que en nuestro pueblo.
Cuando quiero darme cuenta acabo rodeada de gallinas, palomas y patos.
Me río al ver la que he liado y sigo echando comida mientras la gente se para porque sus hijos pequeños me señalan. Creo que he reunido a medio parque animal a mi alrededor.
Cuando se me acaba la comida vuelvo a ver a Héctor con la cámara sonriendo.
—No cambias —me sonríe recogiendo los restos del picnic.
—¿Por? —ayudo a recoger mientras me siguen algunos animales.
—Como te lleve a un sitio con pájaros siempre pasa esto. Siempre tuve miedo que nos detuviesen del parque del instituto o de la playa por "desorden público" o algo así —se ríe.
—¿Cómo van a detenerme? Tengo a los animales de mi lado. Les ordenaría que atacasen. Esto es una estrategia para que me sirvan fielmente —finjo ser una villana de cómics.
—Sí, Abril la "Reina hurraca" te vamos a llamar —se ríe mientras se cuelga la maleta de nuevo y coge la bolsa de basura.
—Mmmm... me gusta, me gusta. Ya sabes, si te portas mal mandaré a una paloma a que te pique en los huevos —me río y lo acompaño a tirar la basura para después retomar el camino hacia la caravana.
—Oh, estoy tan asustado que voy a necesitar que me abraces esta noche —finge miedo.
—Tú y tus ganas pequeño Héctor. Tú y tus ganas.
Adelanto el paso para que no vea como me he sonrojado.

Ex, vecinos y otros desastres naturalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora