12|Gama de grises

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Los cuatro terminamos de comer en cuestión de unos minutos. Aproveché ese tiempo para mandarle un mensaje a Peter, preguntándole si podría recogerme; respondió que sí. Le dije que luego le explicaría qué había pasado con mi auto cuando quiso saberlo. No tenía idea de cómo contárselo sin que se destornillara de la risa... o pensara que me había hecho amigo de una chica con amigas extrañas, lo cual era cierto.

Pero todavía mi vida no estaba en peligro.

Abby reclinó la espalda en la silla y cruzó los brazos sobre su pecho.

—¿Y en qué parte de la historia entra el Señor Cara Bonita? —Me observó recelosa.

Emma también me miró, pero con una sonrisa demasiado rara.

Retiro lo dicho. Empecé a temer por mi vida de nuevo.

—¡Sí, eso! —Emma se agarró las manos—. ¿Cómo se conocieron? ¡Quiero detalles!

Metí las manos en los bolsillos de mi cazadora y me pregunté si era momento de excusarme para largarme de ahí.

Lizzy se tapó los ojos con una mano y se sonrojó. Segundos más tarde, se atrevió a mirarlas de refilón. Ella no tenía la culpa de las locuras de sus amigas y estaba pasándola genuinamente mal por eso.

Esbocé una mueca nerviosa y miré el borde de la mesa. No huiría, pero no sabía qué esperaban saber.

—Eh... Nos conocimos el primer día de Lizzy en el conservatorio —respondí, llevándome la mano a la nuca.

Lizzy sorbió su agua y corrió la mirada hacia el ventanal de la cafetería. Esta vez, fui yo quien la vio de reojo. Necesitaba que agregara algo.

—Para ti es Elizabeth. —Abby me entrecerró los ojos—. Solo sus amigos le decimos Lizzy.

Lizzy la regañó con la mirada.

—Es mi amigo. —Lizzy y yo levantamos las cejas al percatarnos de sus palabras y... Me sentí extraño al escucharlo en voz alta. Eso lo había hecho real.

Lizzy desvió el rostro de nuevo hacia el ventanal, pensativa.

Abby parpadeó boquiabierta. Se tapó el labio inferior con el superior y no supe identificar las emociones que le cruzaron el rostro. Parecía contrariada.

Lizzy volvió a observarla, determinante y disgustada.

—Y, por si no lo sabías, hoy me ayudó cuando no estuve en mi mejor momento. ¡Sí, en tu espantosa cara, Worrengood! —Apuntó la mesa con el dedo—. Y no contesté porque de verdad mi celular se quedó sin batería, así que ¿me harías el favor de comportarte como una persona normal?

Emma se tapó las mejillas con las manos y esbozó otra sonrisa enorme. Lizzy entrelazó las manos sobre la mesa, inquieta, al reparar en ese gesto. Yo me tensé otra vez y noté la boca seca.

Emma me escrutó como si me felicitara por haber estado con Lizzy cuando no estuvo bien emocionalmente; a ella sí le agradaba. Luego, miró a Abby y la codeó bajo las costillas.

—Vamos, Abs, es un buen chico. ¡La aguantó cuando estaba mal! ¡Sabes lo complicado que es eso!

Quise reírme y le di la razón en mi cabeza, pero había valido la pena intentar levantarle el ánimo a Lizzy.

Abby emitió otro gruñido. Sin embargo, me percaté de que no estaba tan enojada conmigo ni le caía tan mal como aparentaba. Pero sí tenía un temperamento explosivo, Ian tenía razón.

—Te tengo en la mira. —Abby se señaló los ojos con los dedos, después a mí, y le clavó la mirada a Lizzy—. Y tu cara es espantosa, Blackwell.

¿Una estrella que no se apaga? (Lost Souls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora