39|Insufrible, pero necesario

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15 de octubre de 2015.

Mi celular no dejó de sonar mientras conducía. Recién lo agarré cuando me bajé del auto, y sostuve la tira de mi mochila con una mano mientras abría WhatsApp. Tanto en el grupo que Hannah había creado como en el de Lost Souls encontré un sinfín de mensajes. Entré en el de la banda, porque me parecía que no encontraría nada interesante en el otro, y empecé a leer.

Abrí los ojos y miré la pantalla de mi celular, perplejo. Luego, vi la fecha.

Era el cumpleaños de Lizzy, y lo había olvidado.

Abrí el otro grupo. Las chicas habían estado activas desde la mañana. Lizzy había recibido muchas felicitaciones y todos hablaban del festejo de esa noche.

Reprimí las ganas que tenía de palmearme la frente.

El domingo había hablado con el tío Neal y acordamos que retomaríamos nuestros ensayos virtuales, menos los lunes, miércoles y viernes; esos días iba al conservatorio. Y así fue: apenas llegaba del trabajo, me preparaba un almuerzo rápido y ensayaba. Estaba nervioso, y se notaba. En dos semanas tendría la primera audición del semestre y no sabía cómo me iría porque mi mente prácticamente estaba en el hospital. Los médicos seguían teniendo problemas para controlar su infección urinaria. Por momentos se sentía débil y cansado, y le dolía el cuerpo y el riñón.

Mamá y yo estábamos tratando de que el kinesiólogo de Ethan fuera al hospital; no podía perder la rehabilitación, o sus músculos se atrofiarían. Yo era el que lo levantaba de la cama cuando estaba más débil, y mamá y yo lo ayudábamos con los ejercicios que había estado haciendo antes de que lo internaran.

Así que prácticamente no estaba en casa: si no estaba trabajando, estaba ensayando en el conservatorio -en clases, en las que no me concentraba del todo, o practicando con Lizzy- o en el hospital. Jess, Peter y yo estábamos turnándonos para quedarnos con mi madre, porque ellos tampoco podían dejar mucho tiempo sola a Brianna.

En conclusión, apenas estaba descansando y estaba comiendo menos, pues muchas veces se me cerraba el estómago. Pero Ian me estaba llevando comida de la cafetería en la que él trabajaba y nos había estado acompañando un rato, por la noche. Aprovechaba para quejarse de lo mal que se llevaba con Abby, y a Ethan le fascinaba escuchar lo divertido que era el trabajo de Ian como DJ algunos fines de semana.

Los chicos y Lizzy sabían lo que estaba viviendo. Ella admitió que Tyler y Chase se lo habían contado; así que el día que Chase había ido solo al hospital, Lizzy me llamó. Fue extraño y los dos estábamos nerviosos, pero Ethan estaba tan contento de escucharla que ella y yo terminamos soltándonos. Lizzy le comentó a Ethan cómo estaba yéndole en rehabilitación y él le habló de su caso. Imaginé que Lizzy estaba sonriendo cuando dijo que le alegraba que mamá y yo lo ayudáramos con sus ejercicios.

En un momento dado, Ethan me miró pícaro y le comentó que Chase y yo le habíamos leído la historia bíblica de José. Apreté la mandíbula al adivinar sus intenciones e intenté evitar que hablara, pero fue tarde.

-¿Cuál dirías que es la enseñanza de esa historia?

Lizzy lo pensó por un momento.

-Que venimos al mundo con un propósito y no todos pueden entender qué nos hace diferentes. Nosotros tampoco lo comprendemos, es cierto, pero en algún momento encontraremos el rumbo. Solo tenemos que levantarnos después de cada caída y enfrentarnos a las pruebas que se nos presenten. Los mejores guerreros tienen las peores batallas.

Me quedé de piedra, solo logré abrir los ojos y la boca.

La sonrisa pícara de Ethan se ensanchó y me sobresalté al adivinar sus intenciones. Lo señalé con el dedo, e iba a advertirle que no dijera nada, pero...

¿Una estrella que no se apaga? (Lost Souls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora