Lizzy me avisó que había guardado Grandes esperanzas en su mochila. Sonreí y me senté a su lado. Nos tapé a ambos con la manta y ella sacó el libro.
Volteé a verla y sentí un pinchazo en el vientre al notar la inflamación en sus labios. La rodeé con un brazo y la pegué a mí. Ella sonrió mientras buscaba la página en la que nos habíamos quedado, días atrás. Me pasó el libro y se hizo un ovillo debajo de mí.
—Lee, esclavo.
Reí y obedecí. Pero apenas me concentré en lo que estaba leyendo, solo era consciente de la fijeza con la que me observaba y de cómo se ensimismaba en sus pensamientos de vez en cuando. Reía cuando hacía voces exageradas para los personajes y, en ocasiones, sonreía de lado.
En algún momento nos miramos e impartí mi opinión sobre lo que había leído. Lizzy alzó las cejas y procesó lo que le había dicho.
—De verdad no esperé que fueras tan bueno analizando libros...
Encogí los hombros.
—Hacía mucho que no leía, pero me gusta, solo que no tengo el hábito de hacerlo todo el tiempo como tú.
—¿Haces voces raras en tu cabeza cuando lees solo? —me preguntó divertida.
Reí y negué con la cabeza.
—No, es algo que suelo hacer cuando Ethan y Brianna, sobre todo ella, me piden que les lea.
Lizzy me sonrió y le metí un mechón de cabello detrás de la oreja. Bajó la mirada e hizo una mueca inquieta.
—Las cosas se volvieron muy difíciles, ¿no?
—Sí —susurré, y enfoqué la vista en el lago—. Tuve que hacerme varios estudios para ver si era compatible con Ethan. —Una sonrisita comenzó a filtrarse en mis labios—. No sabes lo feliz que estaba él cuando se lo conté, pero también asustado.
Lizzy curvó un borde de la boca.
—No es el único —bisbiseó—. Estoy orgullosa de ti, Will. Y... los chicos y yo estaremos contigo cuando te operen.
Cerré el libro, lo dejé a un costado y uní nuestras manos. Lizzy abrió los párpados y me clavó la mirada.
—No es una cirugía riesgosa —intenté convencernos a ambos, en especial a mí.
—Lo sé. Solo quiero que tú y tu hermano estén bien.
Ladeé una comisura y tragué el gusto amargo de la incertidumbre que me había subido a la garganta.
—Lo estaremos —murmuré—. Tenemos un ancla lo suficientemente fuerte para soportar esta tormenta.
Toqué el dije de su cadenita y la observé. Al entender el mensaje, sonrió emocionada y me abrazó. La aferré a mí, hasta que sentí su aroma y su calidez por todos lados.
De a poco empecé a ser consciente de las emociones que estaban anidando en mi pecho y algunas lágrimas se me acumularon en los ojos. Aunque no sabía qué nos deparaba el futuro, estaba seguro de que Lizzy era un puerto seguro.
Nos separamos cuando recordamos que al día siguiente tendríamos que levantarnos temprano. Lizzy guardó el libro en su mochila. Agarré la manta y tomamos el camino más corto hasta mi auto. Nos apresuramos a entrar y encendí la calefacción. Luego, conecté mi celular al estéreo y emprendí el viaje.
Lizzy apoyó una sien entre el asiento del copiloto y la ventanilla y aguzó el oído, pero también reparé en cómo me veía con una sonrisa. Y es que, mientras conducía, tamborileaba los dedos sobre el volante marcando el ritmo, e incluso canté en voz baja. Ya me estaba aprendiendo las canciones de Maroon 5.
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¿Una estrella que no se apaga? (Lost Souls #1)
RomanceWill Gallagher ama la música. Se ha convertido en su refugio después de que un accidente le dejara cicatrices en el alma difíciles de sanar. Ahora una noticia desgarradora amenaza con desbaratar sus sueños y poner en riesgo sus ambiciones. Pero una...