52|Esto es por mí

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Inhalé cuando me detuve delante de una puerta ancha y rústica, a metros del escenario, y me animé a entrar. Dentro del cuartito, los chicos reían mientras hablaban con los Lowell; la llamada estaba en altavoz. Los padres de Ty y el señor Howland estaban emocionados por asistir. Escucharon las indicaciones que mis amigos les daban, aunque no era la primera vez que lo hacían.

Tragué duro y no conseguí ignorar el escozor en mi pecho.

Mis amigos repararon en mi presencia y expresaron cuán felices estaban porque ese día haría música con ellos.

Cortaron la llamada; y, como si me hubiesen leído la mente, afirmaron que ya habían vuelto a probar el sonido y que se escuchaba bien. Asentí.

Chase se me acercó con una sonrisa y me palmeó el hombro. Ian hizo lo mismo.

Tyler me preguntó cómo estaba Lizzy. Encogí los hombros y le advertí a Chase que no me responsabilizaría por lo que pudiera ocurrir en ese nuevo encuentro. Pero, teniendo en cuenta lo parecidos que eran y lo bien que se habían llevado cuando se conocieron y cuánto habían disfrutado su compañía en el cumpleaños de Lizzy, seguro ya eran almas gemelas nerds. Además, habían estado enviándose mensajes, los dos me lo habían estado contando.

Ty me guiñó un ojo y me preguntó, señalando a Ian con la barbilla, si Abby ya había llegado. Sonreí y le respondí que sí.

¡Qué divertido sería presenciar cuando Abby se enterase de que Ian formaba parte de la banda!

Salimos del cuarto y Chase y Tyler molestaron a Ian durante el camino. Ian se defendió, pero también rio y se sonrojó. Me mordí el labio para no reír y no aparté la mirada del sillón donde Lizzy estaba con sus amigas; observaban a Ian, sorprendidas. A medida que nos acercábamos, fui notando los cambios en el rostro de Abby: primero, le entregó a Emma una servilleta del centro de la mesa, con expresión burlona; después, la dominaron la estupefacción y el enojo.

Fruncí los labios, divertido.

Cuando estuvimos a menos de tres metros de distancia, el rostro de Abby enrojeció y murmuró un montón de palabras por segundo, furibunda.

Tyler saludó a Lizzy y a sus amigas con una amistosa sonrisa.

Las chicas del conservatorio llegaron casi al instante, excepto Jasmine, y nos saludaron.

Tyler pasó un brazo por los hombros de Ian.

—Él es Ian Alexander, alias Ricky Ricón. ¡Hasta nombre de niño rico tiene!

Ian lo fulminó con la mirada; odiaba ese mote. Lizzy rio y le sonrió a Ian con simpatía, pero yo sabía que lo había hecho porque le divertía rabiar a Abby. Lizzy y Emma se presentaron ante Ian.

—¡¿Tú qué rayos haces aquí?! —chilló Abby.

Lizzy, Emma y yo contuvimos la risa.

Una mueca incómoda apareció en el rostro de Ian, quien les pidió a Lizzy y a Emma que no le dijeran «Ricky Ricón». Luego escrutó a Abby y encogió los hombros.

—Pues... ¿vine a tocar, Worrengood?

Ocupé el lugar disponible junto a Lizzy, los demás se ubicaron en el otro extremo del sillón. Ambos compartimos una mirada divertida al ver lo indignada que estaba Abby por la presencia de Ian. Él, en cambio, estaba tranquilo; había esperado este momento por demasiado tiempo como para dejar que le afectara el temperamento de Abby.

—¡Oh, aquí estaban! —Jasmine apareció agarrando la mano de un chico.

Todas las chicas los saludaron.

Tyler, Ian y yo nos miramos incómodos, y después al acompañante de Jasmine. Quien se mostró más hostil fue Ty.

Lizzy vio a Chase, apenada; yo también. Su mandíbula y sus hombros estaban tensos y observaba al chico con el que Jasmine había ido. Luego reparó en sus manos entrelazadas.

Jasmine lo presentó; se llamaba Thomas. Él la abrazó y ella recargó la sien en su hombro.

La expresión entristecida de Chase me incomodó aún más.

Escruté a Ty y a Ian. Tyler parecía a punto de abrir la boca para que las chicas dejaran de atestar a preguntas a la feliz pareja. Ian, quien por lo general se mostraba amable con la gente, aunque mantuviera las distancias, también estaba receloso.

Y Lizzy... No sabía qué se le podría estar cruzando por la cabeza, y tampoco creía que quisiera hacerlo.

—¿Cuánto falta para que toquen, chicos? —Thomas intentó hablar con nosotros.

Observé el techo. De los dos, Jasmine era la que más había hablado, pero... Bien, el tipo no me estaba cayendo bien.

—Eh... tenemos que esperar un rato más —murmuró Ian.

—¿Están nerviosos? —inquirió Hannah.

—Es una experiencia nueva para nosotros. —El tono bajo e inseguro en la voz de Chase fueron atípicos—. Creo que hablo por todos cuando digo que estamos muy agradecidos por la oportunidad de demostrarle a la gente lo que amamos hacer, a pesar de los nervios.

Todas, a excepción de Jasmine, le sonrieron. Hasta yo le sonreí para levantarle el ánimo.

—Estoy sintiendo un remolino de cosas. —Ty sonrió satisfecho mientras veía sus manos apoyadas sobre la mesa—. Hemos trabajado mucho para conseguir esta presentación.

Nicole sugirió que brindáramos por el logro de la banda y también para celebrar los cumpleaños de Chase y de Tyler, que habían sido el 23 de octubre y el 1 de noviembre respectivamente.

Un nudo denso me atenazó el estómago cuando las chicas y Thomas me sonrieron como si yo también hubiese logrado algo. Clavé la mirada en la mesa y quise decirles: «Estoy aquí porque hice una apuesta con Lizzy», pero la verdad es que hacía unas semanas que estaba haciéndolo más por mí y me estaba sintiendo cómodo con los chicos, como... Como si fuera parte de Lost Souls.

El nudo me subió hasta la garganta cuando todos estuvieron de acuerdo con la iniciativa de Nicole. Ella, Ian, Chase y Hannah se ofrecieron a pedir en la barra lo que cada uno quería tomar.

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¿Una estrella que no se apaga? (Lost Souls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora