36|Leyendas y mitos

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11 de octubre de 2015.

Después de que Jessica, Peter y mi sobrina se fueran, estuve más de una hora intentando dormir. Cuando por fin logré conciliar el sueño, recuperé las horas de sueño que había estado perdiendo. Sin embargo, cuando me desperté alrededor de las diez de la mañana, me sentí agotado.

Me levanté de la cama y caminé con pasos perezosos hasta la cocina.

Puse la cafetera y abrí WhatsApp. Encontré decenas de mensajes de los chicos en el grupo de la banda; se habían estado enviando memes y charlando de cualquier cosa. Leí todo por encima y le pregunté a mamá cómo habían amanecido Ethan y ella.

Me senté en el sofá de la sala y, de pronto, me invadió una sensación de extrañeza. O tal vez caí en picado en la realidad: la vida de mi familia estaba patas para arriba y no sabía qué tanto nos costaría levantarnos.

Me levanté del sofá y puse música en un volumen bajo para no molestar a mis vecinos. No soportaba el silencio.

Desayuné con calma; quería empezar bien el día. La música me despertó y me destensó un poco.

Antes de las once, me llegaron mensajes. Entré en el grupo de WhatsApp de Lost Souls y alcé las cejas al encontrarme con unos videos. Cada uno de mis amigos se había grabado interpretando una canción de sus bandas favoritas para Ethan: Chase cantó We will rock you, de Queen; Ian tocó Human, de The Killers, con la batería; Tyler cantó y tocó Stressed out, de Twenty one pilots, con la guitarra eléctrica. Sonreí. Les agradecí y les aseguré que se los mostraría a Ethan cuando lo viera.

Pensé que podría hacer lo mismo, así que lavé lo que había usado para desayunar, me cepillé los dientes, me lavé la cara y entré en mi habitación. Agarré el montoncito de partituras que tenía apiladas en el escritorio y leí los títulos. Escogí Boulevard of broken dreams. No sé si era por costumbre, porque yo solía escuchar esa banda cuando estábamos juntos, o por gusto, pero a Ethan también le gustaba.

Al principio me costó seguir los acordes en el piano, lo que estaba tocando resultaba raro y descoordinado a mis oídos, pero al final logré el resultado que esperaba. Agarré mi celular y lo apoyé sobre una pila de libros para grabarme interpretando esa canción de Green Day. Y mientras tocaba y cantaba, sentí que la música me transportaba a ese universo al que había estado necesitando escaparme. Aparte, siempre me había sentido identificado con el mensaje de esa canción, aunque ahora sabía que no caminaba solo, pero mi sombra había sido mi amiga por mucho tiempo.

Cuando terminé, me percaté de que la música se había llevado momentáneamente mi perturbación.

Guardé el video y leí el mensaje que mamá me había enviado. Seguían controlando a Ethan cada dos o tres horas; aún tenía infección urinaria y se había despertado agotado, pero seguía siendo más o menos el de siempre. No estaba seguro de que mamá estuviera tranquila, pero supuse que estaba fingiendo que lo estaba para no preocupar a nadie. Le dije que me avisara si necesitaba algo y que en un rato iría al hospital, porque ahora quería ensayar para el conservatorio.

Intenté recordar lo que había estado aprendiendo en el conservatorio, lo que había estado reforzando con Neal y lo que Lizzy y yo habíamos estado practicando. Al inicio me pareció que las notas se desdibujaban en las partituras y sentía la cabeza embotada, pero no me rendí. Dentro de unas semanas tendría audiciones y siempre me había ido bien en las asignaturas, a pesar de todo.

Ensayé hasta que los dedos se me acalambraron y pude imaginar que el señor Thompson me miraba por debajo de sus gafas con un atisbo de complacencia bajo esa expresión antipática que siempre tenía; al señor Brooks sonriéndome con su calidez habitual... Y a Lizzy sonriéndome de costado, orgullosa.

¿Una estrella que no se apaga? (Lost Souls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora