59|Experimenta cosas nuevas

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Las chicas decidieron ir al baño. Emma, en cambio, fingió que tecleaba en su celular. Lizzy y Abby giraron a verla. Emma forzó una sonrisa y les dijo que ya iba a alcanzarlas, y levantó el celular. Lizzy y Abby asintieron y alcanzaron a las demás.

Apenas las perdió de vista, le mantuve la mirada a Emma con una sonrisa de labios cerrados.

—Eh... —Se tocó las puntas de su cabello ahora teñido de azul—. Escucha, Lizzy se ve reflejada en ti; me lo dijo. Y lo noto; le preocupas tanto como parece que ella te preocupa a ti. —Advertí la sinceridad en sus ojos achocolatados.

Bajé la mirada hasta la mesa y sentí una repentina punzada en el pecho.

—Emma, ¿crees que... estoy haciendo bien las cosas con Lizzy?

Emma sonrió y asintió. Me atreví a mirarla mientras entrelazaba las manos para no demostrar mi nerviosismo. No sabía por qué estaba diciéndomelo, pero parecía sincera.

—Will, no tienes idea de cuánto la estás ayudando... No la ha estado pasando bien en estos meses, pero es una suerte que te tenga. Eres maravilloso con ella, por eso se animó a dejarte entrar en su vida. No lo hace con todo el mundo, no desde... —Moví una ceja para que continuara, pero Emma negó con la cabeza—. Pero lo está intentando. Por favor, dale tiempo. Aunque después de lo que ha ocurrido hoy, estoy segura de que ya confía por completo en ti.

Solté el aire que había estado conteniendo y le agradecí en un murmullo por haberme dicho eso. Ella volvió a sonreír.

—Amo a Lizzy como a una hermana. No te lo diría si no sintiera que le haces bien.

Sus palabras rebotaron en mi pecho y me quedé pensando al respecto. Deseé que Lizzy confiara más en mí, así podría conocerla mejor.

—Will, ¿puedo pedirte algo más? —preguntó insegura. Afirmé con la cabeza—. Imagino que la situación con tu familia ha de ser difícil, y de verdad espero que todo se solucione, pero déjala que esté contigo. Está haciendo cosas para ayudarte. Me matará si te lo cuento, pero créeme, ¿sí? Y confía en ella.

Emma no me dio tiempo de responderle, pues se levantó y fue hasta el baño. Thomas meneó la cabeza, divertido, y cuestionó que por qué las mujeres iban juntas. Tyler entreabrió los labios y le entrecerró los ojos, molesto; había realizado el mismo comentario en Pizza Express. No eran los únicos que se lo preguntaban, pero bueno. Chase, Ian y yo apretamos los dientes para no reírnos de su disgusto.

Ian y Chase sorbieron sus refrescos mientras me observaban. Fruncí el ceño.

—¿Por qué hace rato que me miran tanto? —mascullé.

—Porque en el fondo eres un amorcito —se burló Tyler.

Thomas pasó la mirada desde Ty hasta mí, interesado, pero se mantuvo al margen.

—¡Ya, supérenlo! —protesté—. ¡No saben lo que Lizzy ha tenido que pasar para atreverse a dar semejante presentación!

—¡Tú y Lizzy se iban a besar! —exclamó Ian.

«¡Sí, y nos interrumpiste», pensé frustrado.

—¡¿Qué?! —dijeron Tyler y Chase.

—¡Yo sabía que lo de ustedes no eran solo ensayos de piano! —Tyler esbozó una gran sonrisa.

Chase apoyó los codos sobre la mesa y quise sacarle esa expresión sabionda de un manotazo.

—La quieres por lo que es, no es solo una atracción física. Amigo mío, ella se volvió especial para ti, lo quieras admitir o no.

Gruñí en mi mente y me admití a mí mismo que Chase tenía razón.

Seguí tomando mi refresco y evité sus miradas, cohibido.

¿Una estrella que no se apaga? (Lost Souls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora