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Annabelle subió por las escaleras de la mansión sumergida en sus pensamientos, ¿A donde pudo haber llevado William a los niños?

—Annabelle —hablo una voz y la joven detuvo su andar, de una de las habitaciones se asomo su hermano mayor Arthur y miraba de un lado a otro como comprobando que no hubiera nadie más que ellos— Ven.

—¿Que haces escondido en el ropero?— pregunto la rubia acercándose  a el— Adivinare, ¿Que le hiciste a Linda otra vez?

—No no no—negó el hombre mirandola— Esta vez no me escondo de Linda, ni de Thomas ni de Polly— soltó, Annabelle sintió un vacío al escuchar el nombre de su tia— Dios, volví a decir sobre la Tía Polly, últimamente estoy soñando con ellos y no logro separar la realidad de mis sueños, lo lamento.

Annabelle le sonrio un poco.

—Se donde tiene Willam Changretta a los niños—le soltó.

Annabelle lo miro con ojos muy abiertos.

—¿Que? Arthur ¿Desde cuando...?

—Baja la voz— pidió su hermano— Lo acabo de descubrir pero aún no estoy muy seguro y si es así debemos estar preparados para atraparlo— volvió a mirar por el pasillo— Entra aquí.

Se apartó de la puerta y entraron, cerró la puerta y se sentaron en el piso.

—Los he investigado a los Changretta por un buen tiempo desde que vivía Lucas, a diferencia de Thomas y todos lo demás yo siempre supe que William era hijo de Ada y su relación con Luca, una vez los seguí y descubrí que tenían una guarida secreta a las afueras de Birminham.

Annabelle asintió con la cabeza.

—¿Crees que ahí tenga a los niños?

—Es lo que espero, iré en la madrugada del día de mañana, amaría ir hoy pero Linda ya ha sospechado que tramo algo y si se entera que me he escapado sin avisar a nadie sospechara lo peor...

—¿Como que tienes otra mujer?

—¿Que? ¡No! Creerá que he vuelto a tomar, no tomo desde hace un mes y se enojara si lo haga.

—Lo que no tomas es consejos— murmuró Annabelle en voz baja y luego miro a su hermano— ¿Donde queda esa guarida?

—Si no lo he olvidado queda en una granja abandonanda antes de salir de la ciudad, por el lugar donde llegaste.

Annabelle recordó el gran letrero cuando llego a Birminham y asintió con la cabeza.

—Annabelle —hablo Arthur mirandola— Prométeme que no iras ahí tu sola.

La rubia parpadeo ante su petición.

—Creo que prometerlo ya es demasiado...— comenzó a decir.

—Por favor Bella— pidió el hombre— Es un lugar peligroso, promete que no iras sola ahí.

Annabelle observo el rostro preocupado de su hermano y luego le sonrio.

—Te lo prometo— hablo.

Detrás de su espalda entrelazo dos dedos.

***

El techo jamás había sido tan interesante hasta que Annabelle lo observo durante varias horas esperando que todos los integrantes de su familia se quedarán dormidos, se enderezó en la cama y miro la luna blanca en lo alto del cielo, acomodo su saco negro y dejo bajo sus cobijas varias almohadas, hacia mucho eso cuando estaba en el orfanato y huía por las noches.

Se coloco los zapatos, tomó un arma y abrió la puerta con sumo cuidado, se asomo y luego la cerró, camino por el pasillo y descendió por las escaleras de la casa hasta que se detuvo frente a una gran fotografía de toda la familia, sonrió al ver el rostro de su tía Polly.

—Estaré bien tía Polly—hablo mirando el rostro de su tia.

Miro la casa antes de abandonarla y luego salió de ella, observo a la distancia a su caballo ya preparado y lo monto, entre los árboles observo de nuevo la mansión.

¿Que iba a pasar si no salía bien? Se preguntó e hizo una mueca, tal vez sería la tontería más grande que iba a cometer al ir sola, sonrió un poco agradecida de reencontrarse con sus hermanos, de conocer a Whitey y de volver a casa.

—Debo hacerlo— se dijo a si misma dándose los ánimos suficientes.

Le dio al vuelta al corcel y se alejo de la mansión Shelby perdiéndose entre la oscuridad de la noche.

PEAKY BLINDERS | FEELING GOODDonde viven las historias. Descúbrelo ahora