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Annabelle sabia a lo que se enfrentaria, sabía que William no iba a negociar una vez que se presentará ahí, bajo de caballo negro, amarro la correa a un arbol y aflojo la silla de montar, se acerco al caballo y acaricio su cabeza.

—Cuida a los niños en su regreso— le habló a su corcel y se alejo de el

Dio media vuelta mirando hacia el lugar en probablemente el estaria, respiro profundamente y se encaminó hacia el lugar, el frío aire movió su cabello rubio de un lado a otro, alzó sus ojos verdes hacia la propiedad y miro hacia su pecho en donde un láser rojo la apuntaba.

—¡Indetificate!—hablo el extraño.

—Annabelle Shelby —contesto la rubia mirandolo—Estoy sola, he venido a negociar con William Changretta.

El hombre intercambio unas palabras con otro y luego la miro.

—El la recibirá— hablo.

Las puertas de hierro comenzaron a abrirse, del otro lado estaban varias hombres con armas que la apuntaron

—¡Revisenla!— ordeno uno de ellos y uno se acerco, al verificar que no tenía armas volvió a hablar— Nuestro jefe está esperándote.

Annabelle observo como las puertas por las que había pasado comenzaban a cerrarse, bajo un poco la mirada pensando que así tenía que terminar todo. Regreso si vista a su hombres y estos la guiaron por la gran mansión, subieron unas escaleras llenas de nieve y se adentraron a la casa, Annabelle comprobó que existían más hombres armados.

—Muévete niña.

Annabelle observo al hombre de reojo ya guiaron hacia una gran salón en donde estaba en el centro un largo comedor de madera, en la cabecera estaba William terminando de comer y alzó su  copa de vino, sus ojos se colocaron en la entrada y le dio un sorbo, bajo la copa y sonrió.

—Adelante Shelby, no seas tímida—luego miro a sus hombres— Pueden irse.

Estos asintieron con la cabeza y cerraron las puerta al salir, Annabelle espero alguna palabra pero solo lo la observaba con una sonrisa.

—Es un grato placer volver a verte Annabelle —hablo por fin sin dejarla de mirar—Supongo que has venido a pedir por la vida de tus sobrinos.

Annabelle dio un paso hacia el comedor y se quedó ahí mirandolo.

—Así es—acepto—He venido a intercambiar mi vida por la de ellos— William sonrio aún mas— Déjalos ir y matame a mi.

—¿Y que te hace pensar que te quiero matar?— se levantó de la silla y la rodeo hasta llegar hasta donde ella estaba—¿Como sabes que no quiero otra cosa?

Annabelle lo se giro a verlo.

—No te hagas la santa Annabelle, sabes a que me refiero ¿Lo harás por tus sobrinos?

Annabelle respiro con rapidez, cerró los ojos luego asintió con la cabeza.

—Si los dejaras ir, lo haré.

William la tomó de los brazos obligando que se levantara, la alzó y la dejó sobre la mesa, Annabelle se quedó estática y sintió temor cuando William se subió arriba de ella.

—Alguien nos vera— murmuró atemorizada.

—¿Te importa eso?— le pregunto alzando una ceja, Annabelle negó un poco con la cabeza y el sonrio, sintió las manos de William dirigirse al cierre de su pantalón, comenzó a descenderlo hasta quitárselo y sintió sus manos frías sobre sus muslos.

Annabelle apartó la mirada, no queria que el se diera cuenta que lloraba, sintió como las manos de William acariciaban sus muslos con lentitud.

—Ocultabas unas lindas piernas Shelby— le habló con una sonrisa—Encantadoras.

Annabelle se quedó mirando un punto fijo y no respondió nada.

—Lastima....—comenzó a decir—Que no me gustas.

Annabelle parpadeo ante ello y William bajo de la mesa con una sonrisa, le arrojó el pantalón.

—Vístete y ofreceme lo que realmente quiero Shelby— ordeno señalandola—La empresa de tu hermano.

—Yo creí que...

—¿Que haciendo esto te daría tus sobrinos? No Shelby, así no muevo mis negocios.

Annabelle se quedó mirandolo con los labios entre abiertos. Todo su plan se había ido a la basura en esos momentos y no contaba con un plan B.

—Robin—hablo William y un hombre entró a la sala.

—Señor—saludo el extraño.

—Trae a los niños Shelby,  Annabelle tomará una decisión.

El hombre asintió con la cabeza y minutos más tarde regresó con los niños, ellos sonrieron al ver a Annabelle.

—Mira la felicidad con la que te ven tus sobrinos—señalo a lo niños—Vamos Annabelle,  decide, o me das la empresa de tu hermano o te mato.

Annabelle lo observo con atencion, apartó la vista de el y miro a los niños, los hombres de William apuntaron en la cabeza a los menores y eso lo llevó a tomar una decisión.

—Hecho— acepto la rubia pensando de  nuevo plan, un plan en la que no solo arriesgaría a su familia sino su vida, pero tal vez esa era su destino y lo aceptaría, sus ojos viajaron al balde de gasolina y a su arma que estaban en el piso, aspiro con fuerza y lo miro.

PEAKY BLINDERS | FEELING GOODDonde viven las historias. Descúbrelo ahora