Ya nos encontrábamos ebrios y de verdad me preocupaba estar ebria. Era difícil ponerme ebria, pero la verdad era que había perdido la cuenta de cuantos tragos llevaba, lo único que sabía era que habíamos cambiado la botella un par de veces.
Cuando se me habían pasado las copas, que habían sido verdaderamente pocas veces, me pasaba de sincera y decía cosas que no debía, aunque claro, supongo que todos los borrachos hacen eso ¿no?
—Miranda…no me gusto ver que llorabas en el avión…cuando veníamos hacia acá.
—A mí tampoco me gusta llorar Alec, es solo que a veces no lo puedo evitar como yo quisiera.
—No te preocupes, mientras yo este a tu lado, me dedicare a limpiar esas lágrimas y hare todo lo que este en mis manos para evitarlas—estar borracha me ponía sentimental y sin duda las palabras de Alec hicieron que algo se removiera en mi corazón y que incluso provocara a unas cuentas lagrimas salvajes para salir de donde yo las estaba reteniendo desde que habíamos bajado del avión.
— ¿También evitaras las lágrimas de felicidad, Alec?—añadí tratando de bromear para evitar que las rebeldes lagrimas salieran.
—No Miranda, esas las provocare…—un tono sincero, pasivo y amable reflejaban sus palabras, al mismo tiempo que sonreía buscando mi mirada, que estaba perdida en algún lugar de la iluminada piscina que se extendía frente a nosotros, la evidente afirmación de Alec llenaba de regocijo y felicidad mi corazón, pero al pensar en que estábamos ebrios y que quizá el día de mañana no recordaría nada de lo que me estaba diciendo, la decepción me inundaba, pero al mismo tiempo el vodka en mi organismo me obligaba a contestarle correspondiendo a su afirmación.
—Eso tengo que verlo para creerlo, Alec—dije coqueta mientras depositaba mi bebida en la pequeña mesa que separaba nuestros sillones, dirigiendo mi mirada a la suya.
— ¿Me estas retando? —pregunto Alec volteando su mirada hacia mí.
—Tómalo como quieras, Alec—sonreímos mientras sosteníamos nuestras miradas, fija una en la otra.
—Miranda, ¿puedo preguntarte algo?
—Supongo que si puedes…que yo te conteste es la cuestión. —reímos por lo bajo tomando otro sorbo de nuestra alcohólica bebida.
—No, ya enserio… ¿puedo? —Insistió Alec.
—Está bien, pregunta.
—¿Que les paso a tus padres? —sentí como mis facciones se tensaron y los recuerdos se apoderaron fugazmente de mis pensamientos, en el estado de ebriedad en el que me encontraba era fácil entrar en contacto con mis emociones y me era más difícil disfrazarlas como estaba acostumbrada hacerlo, solté mi bebida sin darme cuenta y reaccione al escuchar el estruendo del vidrio al estrellarse contra el piso, Alec se acercó presuroso para cerciorarse que no me hubiese hecho daño con el vidrio.
— ¿Estas bien? De verdad no era mi intención, si tu prefieres no tocamos el tema—obligue a mi cuerpo a reaccionar y observe como Alec estaba en cuclillas frente a mí con un expresión preocupada, angustiada y algo de pena quizá, me conmovió su manera de preocuparse, pero como era de esperarse reaccione a la defensiva, cosa que no quería pero tampoco podía controlar.
— ¿¡De verdad te importa Alec!? ¿¡Enserio te interesa!? —vocifere con la mirada cristalizada mirándolo a los ojos, estaba sorprendido sin duda, pero automáticamente relajo su expresión y tomo mi mano de manera delicada.
—Miranda…escúchame, claro que me interesa, cualquier cosa que te pueda poner de esta manera me interesa.
—Estarás mintiendo…—dije casi en susurro totalmente audible para él.
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PREFIERO MORIR ©
General FictionEl crimen organizado nunca había tenido tanta fuerza y poder, hasta que el apellido Anderson entro en el negocio. Con el paso del tiempo ha ido ganando terreno y hoy en día tienen más dinero, propiedades y poder que cualquier organización legal o il...