50.- Tuve miedo de perderte.

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Miranda


Pero incluso antes de que pudiera hacer algo, un gran estruendo proveniente del ventanal nos hizo mirar sorprendidos en esa dirección, observe como la ventana se hacía añicos provocando una lluvia de pequeños trozos de cristal por gran parte de la habitación, nos agachamos instintivamente.

—Nos gustaría quedarnos a la fiesta caballeros y señorita, pero tengo que sacar a Henry y Miranda de aquí—dijo la rubia entrando con cuidado por el ventanal roto, el ruido que parecía provenir de afuera era el de un helicóptero que la había dejado entrar por ahí, fue inteligente entrar por ahí, la puerta estaba totalmente cubierta.

—Samanta, empezabas a demorar—dijo Henry molesto caminando hacia el ventanal conmigo a rastras. —Obsérvenla una vez más quizá esta sea la última vez que vean sus preciosos ojos, les mandaremos invitaciones para nuestra boda, esperamos con fervor que asistan, querida familia—dijo irónico y sarcástico.

—Y una mierda que me caso contigo, Henry—dije enojada mientras me removía bajo el firme agarre que estaba ejerciendo en mi cuello, era tan opresor que podría jurar que dejaría más marcas en mi piel.

—Eso no está a discusión, Miranda—dijo mientras azotaba la cacha de su arma justo en mis costillas, el dolor me hizo perder fuerza, pero pensar en que pudiera casarme con él me hizo reunir la suficiente como para reaccionar, pise el suelo con fuerza y alce un pie hacia atrás pegándole una buena patada en la entrepierna, soltó un grito ahogado acompañado de unas cuantas malas palabras y me empujo con fuerza hacia adelante sin saber que iría a parar directamente a los brazos de Alec. Samanta tardó en reaccionar estupefacta por la escena, le lanzaron un arma desde afuera y comenzó a disparar sin puntería, comenzó el fuego cruzado e intentaron cubrirse con lo que había en la habitación, los sillones, la cama todo lo que sirviera de escudo.

Alec me tomo en brazos para dirigirnos a una zona segura, estábamos expuestos en medio de la lluvia de balas que había comenzado, Henry se había repuesto un poco y comenzaba a disparar en nuestra dirección, con una mano todavía en la entrepierna. Alec me sostenía en brazos tras la puerta como atesorándome, me apoye en su regazo aspirando su perfume profundamente, lo había extrañado como una loca y se lo diría en cuanto saliéramos de aquí. —Necesito sacarte de aquí, linda—nos asomamos un poco a la escena por detrás de la puerta, Samanta se acercó a ayudar a Henry a incorporarse para sacarlo por el ventanal donde había entrado, una bala que no tengo ni idea de quien disparo, impacto en el brazo de Henry provocando que gritara y volteara furioso a regresar el favor, su bala esta vez toco a Patrick lo llevo al suelo y me lleve las manos a la boca de la impresión, Patrick se incorporó y sostuvo su hombro para notar la gravedad de la herida, parece ser que se dio cuenta de que no era grave y siguió disparando con una mueca de dolor en el rostro.

— ¡Mierda, Henry, tenemos que salir de aquí si no quieres que nos asesinen a ambos!—grito Samanta que halaba a Henry hacia el ventanal. Desaparecieron por el ventanal y escuchamos como el ruido del helicóptero se alejaba, nos incorporamos observándonos, me levante del regazo de Alec, sintiendo calientes las costillas donde Henry me había propinado el último golpe, me agache en un acto reflejo tratando de contener el dolor y Alec lo noto, me tomo por los brazos para ayudarme a incorporarme, una vez que estuve de pie observe como Alec se quitaba su chaqueta y me la ponía sobre los hombros, su chaqueta apenas me cubría los glúteos que tan solo estaban cubiertos por mis bragas, estaba cálida, y olía a él, eso me daba una tranquilidad impresionante.

Me observo con cautela, esbozando muecas de dolor cuando su mirada pasaba por los moratones y zonas enrojecidas de mi cara, me limite a observar sus expresiones al borde de las lágrimas, tenerlo ahí de nuevo cuando pensé no volver a verlo era una sensación abrumadora que me encantaba, se agolparon en mi mente los recuerdos de la noche anterior, lo que le dije, la golpiza salvaje y lo mire a los ojos de una manera tan intensa que en ese momento el resto del mundo desapareció para mí, el tiempo se detuvo y mis demonios comenzaron a danzar de felicidad por tenerlo ahí frente a mí.

PREFIERO MORIR ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora