15.- Agallas.

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Miranda

Después de hora y media de trabajar en el peinado y el maquillaje estaba lista, me cepille los dientes y cuando salí del baño Pat ya había desempacado el vestido, sacado los tacones y el bolso.

-Ven aquí hermosa, necesito verte el vestido puesto para arreglar los últimos detalles-me acerque a él que me ayudo a ponerme el vestido, subió el cierre a mi espalda y me giro para verme, abrió los ojos como platos, sus labios formaron una perfecta "o" y se llevó las manos juntas a estos.

-Te ves...hermosa nena...no, hermosa no, esa palabra se ha vuelto insignificante ahora.

-Basta Pat, no estarás exagerando como ya te es costumbre-dije ruborizada mientras acomodaba el vestido a la altura de mi busto.

-Bueno, júzgalo tú misma, cariño-me guio frente al gran espejo obligándome a mirarme en este y era cierto, el vestido en conjunto con el buen trabajo de maquillaje y peinado que había hecho Pat en mí, hizo que el vestido se mostrara en todo su esplendor, al igual que mi silueta y las facciones de mi cara.

-Hiciste un trabajo extraordinario Pat...lo que ves en ese reflejo es mérito tuyo totalmente.

-Yo no podría hacer nada si no tuviera una cara de diosa con la que trabajar, encanto.

-Basta Pat, me harás llorar y arruinare tu excelente trabajo.

-Pues no lloremos primor, es una noche muy importante...vayamos a mostrarles la verdadera belleza-me sonrió ampliamente y yo le devolví la sonrisa, me puse los zapatos mientras el arreglaba el nudo de su corbata y terminaba de dar los últimos retoques a su perfecto peinado, tome el bolso y apenas cuarto para las siete salimos de mi habitación, estaba ansiosa por ver a Alec, aunque ya le había visto el traje puesto no podía esperar para verlo en su cuerpo de nuevo, de hecho hasta me encontraba nerviosa, quizá era la magnitud del evento y el hecho de que éramos anfitriones <<¿a quien crees que engañas Miranda? Lo que te pone nerviosa tiene nombre y apellido y ese es Alec Hoffmann>>. Silencie como pude a mi subconsciente y me percaté de que habíamos llegado a las escaleras, Pat me ofreció su brazo y yo haciendo una reverencia acepte, lo que nos causó gracia y soltamos una pequeña risita.

Escuche las masculinas voces que provenían de abajo, evidentemente la de tío Michael que ya nos esperaba acompañado de la aterciopelada voz de Alec. Comenzamos a bajar y al escuchar el ruido de mis tacones en el marmol de las escaleras ambos dirigieron la mirada hacia la raíz del sonido, mire a tío Michael que me miraba con una expresión de orgullo y evidente felicidad para luego dirigir la mirada hacia el perfecto caballero de cabello azabache que me miraba boquiabierto, le sonreí coqueta a unos cuantos escalones de llegar al final y note como tío Michael le dedicaba un codazo amigable, haciendo que Alec reaccionara y parpadeara un par de veces mientras acomodaba disimulado la solapa de su traje.

Pat se apresuró a bajar el último escalón antes que yo y me dio la mano para bajar el ultimo haciéndome que girara para que pudieran verme de todos los ángulos posibles.

-Cariño, estas preciosa-expreso tío Michael mientras tomaba mis manos de manera paternal y tierna.

-¿Y tú no dirás nada Alec?-le reclamo Pat a un boquiabierto Alec que se limitaba a mirarme de pies a cabeza analizando cada centímetro del atuendo y de la piel que quedaba al descubierto.

-Luces encantadora Miranda...aunque creo que cualquier cosa que te diga sonara insignificante para describirte.

-Gracias, pero al que deberían elogiar es a Pat él fue quien se encargó de hacerme ver encantadora-dije mientras imitaba la voz de Alec lo que causo que sonriera con sus ojos clavados en los míos.

PREFIERO MORIR ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora