17.- El pasado regresa.

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Miranda


—No sé quién eres y tampoco me importa averiguarlo, pero tú deberías de medir tus palabras, estas consciente de que yo podría eliminarte ahora mismo si quisiera...no me interesaría que me hubieses insultado a mí, lidio con tipas como tu todo el tiempo—dije despreciativa mirándola molesta.


—Soy Samanta Ferrara y no te tengo miedo—dijo segura mientras yo la miraba desafiante, el apellido retumbo en mi cabeza queriendo recordar donde lo había escuchado anteriormente.


—Pero hablar de mi padre es ir muy lejos y deberías tener miedo querida, apenas con un chasquido podrías perderlo todo—chasquee los dedos cuando mencione la frase sonriendo con superioridad.


—Parece que no me recuerdas ¿verdad Miranda?—la mire con expresión de duda, pero sin mostrar interés en lo que decía.


—Y ¿porque habría de recordarte? si no lo hago no eres nadie importante—la expresión sínica y fría de mi rostro daba miedo y claro no podía faltar la sonrisa desvergonzada de mis labios, el equipo de seguridad seguía obstruyéndole el paso, sentí como Alec se situaba apenas un paso detrás de mí pero no lo mire, estaba demasiado enfocada mirando a la mujer rubia con desprecio.


—Quizá yo no, pero mi padre marco tu vida...mi padre te quito algo sumamente valioso cuando apenas eras una niña, quien iba a pensar que la pequeña y tierna Miranda se convertiría en la "empresaria" sanguinaria, despiadada y codiciada mujer de nuestro mundo—fue sarcástica y directa con sus comentarios, yo ate los cabos en mi cabeza y de inmediato recordé a la pequeña niña de rizos castaños que se acercó a mí para verme aquella noche en la que murió mi padre cuando me tenían secuestrada, éramos prácticamente de la misma edad.



Ella se acercó curiosa mientras yo la miraba asustada, me tenían atada de pies y manos, sentada sobre una incómoda silla; no hable con ella ni ella conmigo, porque cuando estuvo lo suficiente cerca de mí, en el momento en que nuestras miradas se cruzaron, una mujer la llamo mientras la tomaba de la mano y le decía que no debía acercárseme.



Recordé también cuando tío Michael me contó sobre la muerte de mi padre; claro que sí, sin duda era el mismo apellido que llevaba mi secuestrador, pero sería posible que ella fuera hija de Enrique Ferrara, el mismo que le había quitado la vida a mi padre y había perdido la vida a manos de tío Michael más tarde. De ser así, la muy estúpida había venido a cavar su propia tumba buscándome.Ordene que la escoltaran hacia adentro para evitar un escándalo afuera. 


—Bueno yo me convertí en algo, ¿y tú? Dime que has hecho después de que mi apellido aplasto al tuyo de manera magistral dejándote sin todo ese dinero al que estaba acostumbrada tu familia, podría jurar que casi mueres de hambre.

—Si...casi morimos de hambre pero todos estos años estuve saboreando el placer de saber que mi padre te dejo huérfana...sabiendo que tu débil madre había muerto después de darte a luz y esperando el momento para poder pagarte el favorcito que tu padre me hizo arrancándome al mío y tu tío al despojarnos y quitarnos todo lo material que teníamos, los contactos y la reputación—sus palabras estaban tocando fibras muy sensibles de mi, pero no me mostraría débil ante ella, no podía permitírmelo, así que hable todo lo sarcástica, y fría que pude hacerlo.

PREFIERO MORIR ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora