Miranda
Eran cerca de las seis de la tarde y me encontraba en mi oficina viendo como el sol se empezaba a ocultar entre los rascacielos vecinos, la enorme pared de cristal frente a mi hacia que mi cabello perfectamente lacio entrara en contacto directo con el sol, haciéndolo destellar en un color rojizo, estaba mirando el ocaso con mi mente divagando en algún lugar de mi pasado que me sobresalte cuando escuche el comunicador timbrar.
—Señorita Anderson ¿necesita algo más antes de que me retire? —pregunto mi secretaria con voz amable, era una mujer un poco mayor que yo, que no entendía muy bien para quien trabajaba, pero estaba aquí porque se encontraba en una situación económica desesperante, el trabajo era sencillo y la paga por servirme era buena, presione el botón para hablarle.
—No Daisy, puedes retirarte, hasta mañana.
—Hasta mañana señorita Anderson—deje de escuchar la voz por el comunicador y decidí que era hora de irme a casa.
Tío Michael me había enseñado bien el negocio. Mi tío había sido mi única figura paterna después de que papá murió tratando de salvar mi vida de uno de los capos más peligrosos de Norteamérica, y mi madre había muerto unos meses después de darme a luz. Yo era solo una niña cuando quisieron usarme de carnada para pedirle una jugosa recompensa a papá por regresarme con vida, y no solo querían la recompensa querían despojarlo del lugar que tenía entre la mafia internacional, mi papá era el pez gordo, el más temido y respetado y no solía meter sus manos para resolver problemas, el solo daba órdenes, pero se trataba de mí, de su bebé, del único recuerdo que le quedaba de mi madre, que por lo que me había contado todos los años antes de dormir, la amaba…y la amaba mucho, hacía falta solo mirarlo cuando hablaba de ella para darse cuenta de que no mentía, que de verdad le dolía no tenerla junto a él, especialmente para verme crecer y criarme como a ella le habría gustado hacerlo.
Tenía un vivido recuerdo con él, una noche que me contaba sobre cómo habían elegido mi nombre, yo tenía tan solo 6 años pero era muy inteligente y me encantaba escuchar historias de mamá, papá nunca dejo que ella muriera para mí, mantuvo su recuerdo cálido y vivo en mi mente y en mi corazón
<<Miranda…desde mucho antes de saber que estaba embarazada ya sabía que te pondría ese nombre, le encantaba decía que tenía fuerza, poder, valentía pero al mismo tiempo era tierno, dulce y muy encantador y que así es como serias…y no se equivocó>>
Esas fueron sus palabras exactas. En ocasiones la melancolía se apoderaba de mí al recordar que mi padre y mi madre estaban muertos y que me encontraba muy “sola” aunque no lo mencionaba frente a mi tío Michael porque se sentía ofendido y se ponía sentimental y sería bastante mal agradecido de mi parte.
Cuando cumplí una edad considerable me conto como había muerto papá con detalles, pero solo porque yo había insistido tanto que no tuvo otra opción que decírmelo, una sed de venganza se había apoderado de mi así que cuando le notifique que había decidido formar parte de el “negocio familiar” no lo tomo para nada bien, se lo pedí 1000 veces y el me lo negó 2000 veces más, decía que era peligroso y que no me arriesgaría por nada del mundo.
Flashback
—Tío Michael por favor, quiero hacerlo, puedo hacerlo—gruñí, casi gritándole a mi tío que parecía no ceder ante mis suplicas, me miraba serio, analizando mis palabras y mi postura ante la situación.—Aprendo rápido, soy muy inteligente y prácticamente se cómo funciona todo, porque insistes en apartarme del negocio, nunca me has negado nada, ¿porque ahora?—seguía en silencio y eso era aún más molesto, no sabía si lo estaba convenciendo o tan solo no quería discutir conmigo para decirme lo mismo que siempre terminaba por decirme cada vez que hablábamos del tema.
—Tío, esta situación es tan estúpida, todo es mío, era de mi padre y automáticamente es mío y ahora que soy mayor de edad quiero formar parte del negocio—estaba gritando tanto que se levantó de su asiento para mirarme con una advertencia en el rostro pero yo estaba tan harta de recibir un no como respuesta que estaba dispuesta a llegar a las últimas consecuencias de esta discusión, en esta ocasión solo tendría una opción: decirme que sí, empuñe mis manos y las coloque en el escritorio que nos separaba y casi vocifere.
—Si tu no me lo permites, buscare la manera de entrar en el negocio tío Michael, con o sin tu consentimiento, y hablo enserio—me miro con desaprobación y sorpresa, yo sabía que jamás permitiría que me involucrara con alguna otra organización de ese tipo que no fuera la de la familia, sabía cómo funcionaba todo y que una mujer empezando de cero no tenía tanta suerte para salir con vida o ilesa, tío Michael suspiro con resignación.
—De acuerdo Miranda, pero será bajo mi jurisdicción hasta que te considere apta para trabajar tu sola y bajo mis estrictas condiciones, ¿entendido? —estaba fastidiado e indeciso por la decisión que acaba de tomar, pero él sabía que no había marcha atrás, una sonrisa triunfal se dibujó en mi rostro.
—Una cosa más cariño, si considero que esto no es para ti, te sacare del negocio más rápido de lo que puedo chasquear los dedos, ¿trato? —me extendió la mano en símbolo de acuerdo y yo dude en tomarla queriendo reprochar pero no lo logre articular nada en mi defensa, así que la tome, tomando aquello como un reto, yo no estaba acostumbrada a perder, conseguía lo que quería…siempre.
Fin del Flashback
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PREFIERO MORIR ©
Ficción GeneralEl crimen organizado nunca había tenido tanta fuerza y poder, hasta que el apellido Anderson entro en el negocio. Con el paso del tiempo ha ido ganando terreno y hoy en día tienen más dinero, propiedades y poder que cualquier organización legal o il...