Narra Debrain.
Me quedo en silencio por un corto período. Parpadeo para ver si lo que tengo frente a mí, es real. Observo a Janisse que tiene una pequeña sonrisa y siento mis mejillas hervir al darme cuenta que, para esta niña, no ha pasado desapercibido el cómo me ha impactado su madre.
Janisse me habló mucho de su mamá cuando trabajamos en aquella campaña de cosméticos, donde me había hecho ganar un gran contrato. Temía que su madre la descubriera, me había comentado lo protectora que es, solo que no a un nivel extremo. Insistí mucho en que le contará, que ella estaría feliz por su hija. Janisse me causó gran ternura cuando la conocí. Jamás me imaginé que volvería a encontrarme con Jackeline tan pronto, al parecer, la vida tenía otros planes para nosotros, los cuales, me ponía muy felices y me encargaría de aprovechar al máximo está oportunidad.
—Señor Sarmientos, le presento a mi madre, Jackeline —pronuncia Janisse sacándonos a los dos de nuestro pequeño trance. Con solo verla, se le nota lo nerviosa que está de verme de nuevo, tan pronto.
—Es un placer conocer a la mujer que le dio la vida a tan magnifica niña —digo mirando a Janisse.
—El gusto es mío, señor Sarmientos —responde y suelta mi mano enseguida, tal y como hizo en el centro comercial.
—Puede llamarme Debrain.
—No lo creo. Usted es el jefe de mi hija.
—Su hija me dijo exactamente lo mismo. —Ambas comienzan a reír cómplices—. Tomemos asiento. —No dejo de mirarla. Una vez sentados, me dispongo hablar—. Bueno, no sé si Janisse le ha contado quien soy. —Tengo mis dudas.
—Preferí que lo hiciera usted mismo —interrumpe Janisse.
—De acuerdo. Bien, soy el director general de una empresa de publicidad de la cual soy dueño. El comercial que Janisse protagonizó, causó gran revuelo entre mis clientes y muchos me han solicitado, para firmar los contratos, que su hija sea el rostro de las campañas. Fue una gran sorpresa para mí. La niña había estado genial. La cámara la ama, pero no creí que tanto. Me alegra haberla descubierto gracias a esa audición.
—Cuando me lo dijo por teléfono, no me lo podía creer —dice Janisse y le sonrío. Jackeline no ha mencionado palabra alguna.
—Todo es en regla. Janisse fue parte del comercial de cosméticos por una audición, pero dado el caso de que varios de mis clientes la quieren como rostro, tendrá un contrato laboral con todos los beneficios que tienen los empleados de mi agencia —explico.
—Todo lo que menciona está muy bonito, pero, ¿y las clases de mi hija? Ella está en último año y debe de obtener buenas calificaciones para poder aspirar a una buena universidad —habla por primera vez.
—Eso ya lo tengo cubierto también. —Jackeline luce sorprendida—. Janisse solo debe de estar presente en las grabaciones y puedo coordinarlas para que sean fin de semana o en las tardes. Todo eso podemos coordinarlo —reitero para que no quede dudas.
—No me interesa tomarme los fines de semana para hacerlo —afirma Janisse mirando a su madre. Noto algo de culpa en la mirada que esta le dedica a su hija.
—El otro tema es que deberá viajar. —Esto si es algo un poco más preocupante y por la mirada de Jackeline, me imagino la respuesta.
—No, ni hablar. —Se niega en rotundo. Los ojos de Janisse se nublan ante la voz tajante de su madre.
—Mamá, por favor, piénsalo. —Le ruega con una lágrima rodando su mejilla.
—A mí no me importaría que usted viaje con nosotros para que compruebe por usted misma que todo marchará bien. Solo que quizás su trabajo se puede ver afectado.
—Mi madre no tiene empleo fijo —dice y me sorprende —. Ella confecciona ropa por encargo.
—¿Por encargo? —pregunto con curiosidad.
—Sí. Las clientas solo deben de poner la tela y mi mamá confecciona las prendas. Ella es muy buena, solo que no ha podido hacer…
—Hija, ya basta. Mi vida privada no es algo que el señor Sarmientos esté interesado en saber —inquiere, interrumpiendo a su hija.
—Yo puedo ayudarla, Jackeline —llamo su atención al decirlo, pero enseguida niega. Por dios, ¿por qué se frena?
—Janisse, ¿y tú padre? —Observo como ambas se ponen rígidas ante la mención del sujeto. La hija mira a su madre, hasta que esta, me mira.—No lo hay. —La tensión en el ambiente se puede notar en nuestro alrededor.
—Con permiso, voy al sanitario.
Esto es justo lo que necesito, unos minutos a solas con ella, para poder hablar un poco. La verdad, es que Janisse me corta un poco el rollo y a pesar de ser un hombre muy seguro de mí mismo y decidido con lo que quiero, Jackeline es una mujer que me desconcierta y no sé de qué forma hacer que entienda que hay algo, pequeño porque nos conocimos hoy, pero lo hay.
Algo me dice que la forma en la que actúa es únicamente por su hija. No conozco el trasfondo de esta historia, pero algo puedo imaginarme. Jackeline se ve una mujer joven, con la mirada cansada, pero joven y muy hermosa. Si Janisse está por cumplir los 18 años, ella debe de tener 34 o 35 y la verdad, es que se conserva magníficamente bien.
—Sabía que volvería a verte, solo que no imaginé que tan pronto. — Rompo el silencio que se ha creado entre nosotros desde que su hija se fue hace un minuto.
—¿Qué pretende?
—Por el momento, conocerte. Mientras más te conozco, más maravillosa y fascinante me pareces, mujer —le sonrío, pero eso no parece provocar nada en ella más que rabia.
—No quiero su lástima, señor Sarmientos —aclara seria.
—Yo puedo tenerle a usted lo que sea, menos lástima —afirmo —. Nos veremos muy seguido gracias a la hija tan talentosa que tienes. Es una gran jovencita. Tiene a quien salir.
—No tengo interés en conocerle más allá de la relación laboral entre usted y mi hija en la que debo de estar presente porque aún es menor de edad —Su entereza no hace más desear hacerla cambiar de opinión.—Eres muy firme —planteo —, sin embargo, eso no me detendrá. Tengo mucho tiempo para hacerla cambiar de parecer.
Justo cuando termino de hablar, Janisse llega del sanitario y damos por finalizado el almuerzo y quedamos en que pronto la llamaría para su contrato laboral y su próximo comercial.
Disculpen la tardanza, mis amores. He tenido una larga semana, pero los tres capítulos estarán sin falta.
Los kiero.
Besitos, Kya❤
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¿Cómo Ella? ¡Ninguna!
Literatura FemininaJaqueline Villegas se convirtió en madre a los 16 años por culpa de la inexperiencia y los tabúes de sus padres que nunca hablaron con ella del tema. Como era de suponer, el jovenzuelo que la embarazó, se esfumó del mapa dejándola con el gran proble...