Capítulo 33

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Cuando Janisse cumplió los 15 años, consideré correcto explicarle sobre el acto que sale en muchas películas. Ya había visto más de 20 en aquella época. Ella siempre supo lo que era, pero la cosa no es tan bonita como el cine la pinta.

La charla sobre sexo fue bastante complicada. Sinceramente, era hablar de un tema en el que carecía de experiencia. Sin embargo, lo hice. Le expliqué lo que tanto vio en películas y lo más importante, la protección que debía de tener para que no le pasara como a mí.

Ella sabe que es lo más importante que yo tengo, pero una madre nunca desea que sus hijos se vean en las mismas situaciones difíciles que una tuvo que pasar, por eso, la previne con el tema y, además, le pedí que cuando tomará la decisión de entregarse a alguien, me lo contará, de esa forma podríamos ir a un ginecólogo y estar seguras que todo estaría bien, pero sencillamente, no lo hizo.

—Mamá, di algo —me suplica.

—Primero que nada, calmémonos —ella asiente y deja de moverse. Me tiene mareada —¿por qué no me dijiste que te acostaste con tu novio?

—Pensé que lo habías deducido cuando te pedí pasar la noche con él. Aunque esa noche no pasó nada.

—Precisamente por eso no te pregunté. Esa noche fue cuando te conté sobre tu padre. Sabía que no tendrías mente para eso. Sólo quisiste refugiarte en otros brazos que no fueron los míos.

—Mamá.

—No, déjame terminar. Cuando tuvimos la charla, te pedí que me lo dijeras, que no te iba a cuestionar nada, pero tu irresponsabilidad nos llevó a esta situación. Si me hubieras contado hace un mes, hubiéramos podido tomar medidas. Sabes lo difícil que fue ser madre tan temprano. Si lo estas, ¿qué piensas hacer?

—Madre, quiero pensar que es un simple retraso. Me ha pasado otras veces. Siempre hemos sido muy irregulares.

—Pero también tienes que pensar en la posibilidad de que lo estés.

—No lo sé. Quiero seguir trabajando. Ir a la universidad. No sé si estoy lista para ser madre ahora. No sé si sea tan valiente cómo tú. —Mueve sus dedos en señal de nerviosismo.

—Hija, nunca se está lo suficientemente preparada para ser madre y enfrentarse a todo lo que conlleva. —Es una realidad.

—¿Tú...me apoyarás? — pregunta cautelosa.

—Claro que sí. No voy a negar que me molesta que no me lo hayas contado. De haberlo hecho, la situación seria otra hoy.

—Lo sé. Perdóname.

—Ahora vístete. Vamos ya mismo a donde la ginecóloga —le ordeno y ella asiente.

Mientras me visto pienso en como la historia se repite. Solo que esta, tendrá otro final. A diferencia de mí, Janisse me tiene a mí, a Triz y a su padre, que espero que la apoye y si no, conmigo basta y sobra.

No voy a negar que me molesta lo que está pasando. Esto se pudo haber evitado, pero ya no puedo quedarme con eso. Hay que enfrentar el ahora y lo primordial, es salir de dudas a ver si está embarazada o no.

Llamo a un taxi en lo que me visto. No quiero perder tiempo esperándolo. Ahora que lo pienso, ya puedo invertir dinero en comprar un auto y quizás más adelante, algo para Janisse para que no siga dependiendo de los buses ni las amigas con carro.

La observo bajar por las escaleras. La preocupación se refleja en su rostro. Ahora que la detallo bien, ha llorado. Sus ojos están enrojecidos. Esta bastante preocupada y es normal. Me recuerda a mí cuando lo supe. La desesperación de lo desconocido, el saberme sola sin poder contar con mi familia y con el padre de mi hija.

¿Cómo Ella? ¡Ninguna!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora