Capítulo 19

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Narra Jackie

—No has cambiado nada —asevero, con las lágrimas a punto de desbordar mis ojos ante su insolencia —. Que no se te olvide, pedazo de cabrón, que quién crió a esa niña sola, fui yo. Janisse me ama como jamás amará a nadie —digo segura. Conozco a mi hija, puede que se moleste, pero jamás me odiará —. A base de amenazas no conseguirás absolutamente nada. —Salgo del auto y agradezco que el chofer de Luis haya dejado nuestro pequeño equipaje en la acera. No quiero tenerlo cerca ni un minuto más.

Entro a casa y suelto las cosas en el mismo suelo sin importarme nada. Las lágrimas que estaba conteniendo, las dejo salir a mares aprovechando que estoy sola. Los sentimientos negativos son muy dañinos, pero ahora mismo, no puedo sentir nada más que decepción.

Es como estar experimentando el mismo sentimiento, por la misma persona, en dos épocas diferentes. A los 16 años, la decepción por su abandono me hizo derramar muchas lágrimas, sin embargo, aprendí aceptar su decisión, a pesar de lo duro que fue todo para mí. Esta vez es diferente, la decepción se transforma en odio. Que me amenace con lo que más yo amo en esta vida por sus estúpidos pensamientos de macho alfa, me enerva la sangre. Estoy segura que no le intereso, simplemente quiere molestarme y lo consiguió en cuestión de cinco minutos.

Es un engreído y manipulador que piensa que puede hacerme lo mismo. Esta vez no caeré, no pienso permitir que domine mis acciones a su antojo. Hace años no supe verlo con claridad, pero ahora, somos adultos.

Con respecto a Janisse, sé que él no logrará lo que quiere. Tengo un sinfín de razones para estar segura de ello. Que se puede sorprender, claro que sí, que puede molestarse por no decírselo desde el primer día, también es una posibilidad, pero más que eso, no va a suceder.

Debrain es otro tema. Quiera o no admitirlo sé que hay posibilidades que las palabras de Luis tengan algo de razón. Solo llevo conociendo a Debrain dos semanas, es muy poco tiempo para darle a una persona tu confianza. Si quiere diversión o no, el tiempo me lo dirá. Él prometió que nada de lo que sucediera entre nosotros afectaría su trabajo con Janisse, por tanto, si resulta un fracaso, simplemente será una experiencia desastrosa más que sumar a mi vida. No significa el fin del mundo.

Soy una mujer fuerte. Que me he dedicado a mi hija y es tiempo de que yo me arriesgue, las personas siempre hablarán, pero no puedo permitir que sus palabras me quiten el derecho que tengo a experimentar por mi cuenta. Mi experiencia es nula, por tanto, tengo que hacerlo.

Como le he dicho a Janisse tantas veces, la vida es un mundo de aprendizaje que nunca acaba. Siempre hay una nueva lección que tenemos que afrontar con dignidad, aunque no sepamos el motivo por el que suceden las cosas. Todo tiene un porqué, el cual tarde o temprano terminaremos comprendiendo.

Seguiré sobre la marcha con Debrain. Todo lo que haga será demostrando mis sentimientos que hasta ahora, siento que son mutuos, sé que lo poco que estemos sintiendo es real, algo dentro de mí me lo dice y seguiré por ese camino.

—Mamá —escucho la voz de Janisse y el sonido de las llaves que cierran nuevamente la puerta. Seco con rapidez las lágrimas que derrame. Me observo rápido en un pequeño espejo y agradezco que mis ojos —, ¿qué sucede? —dice arcándose a mí.

—Nada amor —le brindo una cálida sonrisa —. Solo pensando en que tengo mucho trabajo la semana que viene —En parte es cierto, pero me preocupan más otras cosas —. Ahora tienes que contarme —la jalo hacia el sofá doble donde cabemos las dos.

—Bueno, anoche pasó algo. Parece que estamos pasando por el mismo proceso —se echa a reír y yo me quedo muda sin entender a dónde quiere llegar.

—Nena, barájamela más despacio, no entendí nada.

—Pues que al igual que tú, que estás en medio de Luis y Debrain, pues yo estoy en medio de Lucas y Cristián — rompemos a reír ante el chiste. Está niña con esa cabecita loca, siempre logra que me olvide de todo.

—Ahora no estamos hablando de mí. ¿Qué pasó con esos muchachos?

—Anoche mientras estaba con Lucas, se apareció Cristian de la nada.

—¿Le dijiste que salimos de viaje? —inquiero.

—No, ¿recuerdas la foto que subimos a Instagram en la playa? —asiento—. Encontró mi ubicación por esa fotografía. Instagram es un pinche chismoso y pone la localización automática. —Por Dios, que locura. Como están las tecnologías ahora, uno conoce hasta el carnet de identidad de cualquiera—. Para no hacerte el cuento largo, me armó una escena de celos y me dijo que soy solo suya. Demasiado posesivo, ha estado teniendo esa actitud y no me gusta nada. Me está empezando a dar miedo, la verdad.

—Vaya, el chico tiene varias facetas. No me pareció esa clase de hombre el día de la fiesta —analizo, recordando cuando hablé con él.

—Creo que siempre ha sido así —admite—, solo que esta vez se descontroló. Está acostumbrado a tener toda mi atención y al ver que eso ha cambiado, hizo que su posesividad saliera a relucir.

—Deberías alejarte de él —le aconsejo.

—Lo haré. No te preocupes —me asegura—. Ahora, cuéntame tú, ¿qué hiciste anoche?

—Pedí servicio de habitación y vi dos películas.

—¿Sola? —me mira coqueta.

—Pues no, con Debrain.

—Sí, lo sabía. —Se levanta y hace un baile ridículo con aplausos—. Me alegra que me haya escuchado. —Se cubre la boca.

—¿Ahora andas de celestina de tu madre? —acoto.

—No, mami. Solo le hice ver que debe luchar por lo que quiere.

—De acuerdo, amor.

—¿Y qué más pasó? —vuelve a preguntar.

—Andas muy curiosa.

—Sabes que siempre lo he sido. Es un don personal.

—No hay nada más.

—¿No hubo nada de nada? ¿Un beso? ¿Una mordidita? ¿Nada?

—¡Janisse! —la reprendo. Parece que se burla de mí.

—Venga mamá. Son grandes, si se acostaron, no pasa nada.

—No, no hemos llegado a eso aún. Solo nos besamos.

—Con que no había pasado nada, ¿eh? Estoy feliz por ti, mami. Al fin tendrás un amor lindo, un compañero de vida, alguien que te haga feliz como tú te lo mereces.

¿Cómo Ella? ¡Ninguna!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora