Capítulo 28

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Narra Janisse.

La primera vez que mi madre me hablo del hombre que la dejó sola, no quise escucharla. Desde pequeña viví su ausencia y hacía sufrir a mi madre porque no estaba en sus manos que mi padre regresara. Aún recordaba aquellos primeros cumpleaños, cuando era más consciente de todo, sobre los 6 años más o menos, las preguntas de: ¿dónde está el padre de tu hija? Y lo que nunca olvidé fueron las noches en que mi madre lloró en silencio por la respuesta que debía dar a esas personas y a mí.

El tiempo pasó y mi mente se abrió. Yo quise saber qué le había sucedido para abandonarnos. Eso fue lo único que me interesó de él. No quise saber ni su nombre, ni dónde vivía, no como se conocieron, nada. Mi mamá disfrazó su falta de hombría con la típica frase: Éramos muy jóvenes y él no estaba preparado. Era joven mas no ingenua, si no querías ser papá tan joven, te hubieras cuidado.

Es cierto que puedo culpar a mi madre sobre no haber exigido un medio de protección, pero la verdad que con lo que me contó de la familia en que creció, no me extraña que no supiera nada del tema, pero estoy segura que ese hombre si debía saberlo y simplemente no pensó en las consecuencias.

Después de esa conversación comprendí que lo mejor que me pudo pasar fue haber crecido con mi madre. Ella a pesar de eso no se rindió. Me tuvo, me cuidó y me hizo quien soy. Entiendo su enojo, su frustración y hasta esa cachetada que se quedó en el aire.

Luis Ángel me había interceptado en la calle. Pensé que todo se trataba de una bonita casualidad. Todas sus palabras disfrazadas queriendo darme un mensaje, pero sin decirlo claramente, me volvieron loca. Es cierto lo que dijo mi madre, solo deseaba ponerme en su contra, confundirme y hacerme decir todas esas estupideces que le dije.

Me arrepentí ni bien vi la decepción en su mirada. El ver el dolor con que me habló me hizo darme cuenta que no medí mis palabras en ningún momento. Mi madre jamás me ha dado motivos para pensar semejante barbaridad de ella. Esta vez, lo hice muy mal. Me merecía esa cachetada.

Saber que Luis Ángel es mi padre ha sido una sorpresa. Nunca pasó por mi cabeza que esas fueran sus intenciones. Cuando mi madre lo dijo solo vino a mente que quiso orillar a mi madre a través de mí a decírmelo. ¿Pensó que cambiaría algo haciendo eso? No puede estar más equivocado. Jamás lo elegiría a él por encima de mamá, puede que haya cometido un error, pero ponerme en contra de mí madre, jamás en la vida.

Mi madre no deja de observarme esperando una reacción, pero sencillamente estoy callada. Mi tía Triz hace lo mismo, sin embargo, ella si ha demostrado su shock más que yo. Ha estado bastante ausente y no sabe las cosas que han pasado. Quién diría que mi nuevo trabajo traería tantos cambios en nuestra tranquila vida...

Me levanto del sofá donde he permanecido sentada. Mi madre se ve asustada y se pone de pie también. Sé cuál es su temor. Me acerco a ella con cuidado. Sus lágrimas han enrojecida su bella mirada y detesto ser la causante de esto, de que se sienta así y todo por culpa de él.

—Madre, no te odio. Saca esas ideas de tu cabeza. Él no me pondrá en tu contra, nadie tiene ese poder, ni lo tendrá nunca. —Intento tranquilizarla, pero no sé si funciona. Ella se encuentra demasiado dudosa.

—Mi niña, discúlpame por no contarte antes desde que lo conocimos en tu trabajo, pero necesitaba tiempo —se justifica y niego, ella no tiene nada por lo que pedir perdón.

—Yo te entiendo, mamá. No pasa nada. Estoy segura que quiso presionarte y al no lograrlo, lo hizo a través de mí —asiente, dándome la razón.

—Gracias por entenderlo, hija.

—Ahora necesito unas horas para mí —le explico—. Quiero procesarlo. Necesito estar sola. Estaré con Lucas.

—¿Segura que no estás molesta?

—No contigo, lo estoy con él. No te preocupes. Estaré bien con Lucas.

—De acuerdo, cariño. Cualquier cosa, me llamas, estaré al pendiente.

—¿Me dejas pasar la noche con él? —Abre los ojos.

—Madre, hablaremos de eso luego. Por favor, necesito alejarme por esta noche de todo.

—De acuerdo hija. Solo, cuídate.

—Lo haré. Te amo, mamá.

—Yo también te amo, tesoro mío.

Salgo de mi casa tras despedirme de ambas y llamo a la única persona que me puede hacer olvidar de todo lo que está pasando a mi alrededor. Sé que es un poco cobarde el querer escapar de la realidad, pero necesito tiempo para asimilarlo y no es fácil.

Mientras espero a Lucas solo puedo pensar en el comportamiento de Luis Ángel. Me da mucha rabia que yo me haya dejado manipular por él. Busco en mis pensamientos cuando estuvimos en la grabación del comercial y no quise ver lo que realmente pasaba. La rara huida de mi madre del set en cuanto lo vio debió decirme algo, pero la emoción por el momento que estaba viviendo no me hizo darme cuenta.

Me subo a su auto que se estaciona frente a mí. Sin preguntar nada, comienza a manejar a muy baja velocidad. Cuando me doy cuenta, ha estado dando vueltas por las mismas calles.

—¿Qué estás haciendo? —inquiero al ver lo que hace.

—Hasta que te das cuenta. Desde que subiste estoy esperando que me digas a dónde quieres ir —me dice con una sonrisa. Esas que me derriten.

—Llévame lejos, a un lugar alejado donde solo pueda pensar en cosas buenas. —Lucas se queda pasmado por un segundo, pero finalmente asiente y se pone en marcha.

Maneja durante media hora o un poco más para detenerse en un lugar donde no hay población ninguna. No se ve nadie en los alrededores, ni una cosa, centro comercial, nada.

—¿Qué es este lugar? —pregunto.

—Te traje a un lugar como el que me describiste: lejano, para poder pensar.

—¿Cómo lo encontraste?

—Mi padre me traía de pequeño —explica.

—¿Y dónde está tu padre? —pregunto con curiosidad.

—Desaparecido. —Esto si no me lo esperaba.

—Yo... —intento decir, pero no me sale nada.
—No te preocupes. No sabías nada.

—¿Quieres hablar de ello? —Parpadea, extrañado de mi pregunta. Su rostro es fácil de leer.

—La verdad es que me pongo mal contándolo, por eso decidí no hacerlo con nadie. Eres la primera persona a la que le digo al menos que está desaparecido —explica y asiento, comprendiendo tus motivos —. Me traía aquí desde pequeño. Hay una colina con una vista hermosa y allí jugábamos al futbol. Todo cambió cuando mi madre murió. —Cubro mi boca ante el gemido que quiso escapar de ella por su confesión.

>>Mi padre se volvió loco, literalmente, Janisse. Comenzó a beber de forma descontrolado y llegó el día en que no regresó. Supongo que esté vagando por algún lugar. No he podido encontrarlo. Los detectives no dan con él. No sé si será porque no desea ser encontrado o porque a diferencia de como yo pienso él rehízo su vida.

—Estamos aquí por ti y acabamos hablando de mí. —Comienza a reírse y yo lo acompaño.

—En una pareja es así, Lucas. Debemos hablar de los problemas de ambos. —Asiente—. El problema sucedido conmigo es que mi padre regresó. —La sorpresa es notoria en su voz—. Es Luis Ángel, el dueño del comercial que grabé.

—¡Qué fuerte, cariño! —exclama y me da por reírme.

—Pues sí.

—¿Puedo quedarme en tu casa esta noche? —inquiero. Le pedí permiso a mi madre, pero no conté con él.

—Claro que sí, preciosa. Siempre que quieras la puerta de mi departamento estarán abiertas para ti. —Me abraza.

—Gracias. Es que le pedí permiso a mi madre y no te dije.

—Me alegra poder dormir contigo. Es sumamente relajante.

—¿Regresamos? Me siento mejor y quiero tener un día en pareja con mi novio y hacer cursilerías.

—Eres incorregible. Haremos lo que quieras. Regresemos a nuestro nido de amor.

¿Cómo Ella? ¡Ninguna!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora