Cuando mi hija me dice que tenemos que hablar me desespero. Son pocas las veces en que esa frase significa buenas noticias como cuando sucedió lo de su trabajo, es una vez de un millón. Lo primero que viene a mi mente es que Luis cumplió su palabra y le lleno la cabeza de idioteces a Janisse, pero decido mantener la calma para poder actuar si es sobre eso. El color se va de mi rostro cuando ellos en la sala me miran interrogantes.
—¿Qué sucede, cariño? —pregunto enseguida.
—¿Estás bien? Te has puesto nerviosa. —Me conoce demasiado bien. La noto a ella tranquila. Con solo verla estoy más tranquila porque si la conversación fuera sobre Luis, ella no estuviera tan calmada, ¿o sí?
—No, cielo. Dime, ¿qué sucede? —inquiero nuevamente.
—¿Que hace aquí, Sr Sarmientos? —Se me suben los colores a la cara al recordar que estuvimos a punto de ser pillados desnudos en el sofá donde ellos están sentados en este momento.
—Llegué hace poco —dice—, vine a traerte tu pago —le extiende el cheque a mi hija. Ella lo toma y abre sus ojos.
—Esto es mucho más que en el comercial anterior —asegura, mirando el cheque.
—Luis Ángel subió tu ganancia en el contrato —dice mirándome. Yo arrugo la cara en desacuerdo, pero no puedo decir nada. Janisse solo sonríe en agradecimiento.
—Janisse, debes contarle a tu madre —dice Lucas, hablando por primera vez. Nos desviamos del tema cuando vio a Debrain.
—Ya me estas preocupando. —Le está dando demasiadas largas a contarme.
—Madre —suspira —, este chico de la fiesta, con el que tenía algo, se ha salido de control. Me acosa, me amenaza, y me está dando miedo. —Abro los ojos ante sus acusaciones. Me había contado que el chico parece ser bastante controlador, pero esto ya es otro nivel de locura.
—Janisse, cuéntanos todo —dice Debrain al ver que hago silencio. Nuestra vida se ha vuelto un caos d la noche a la mañana. Primero yo con todo lo relacionado con Debrain, la vuelta a mi vida de Luis Ángel para trastornarme más la existencia, mis sentimientos a flor d piel y ahora este chico, lastimando a mi hija.
Janisse comienza a relatar lo sucedido en la cena con Lucas, eso ya me lo había contado regresando del viaje. Lo más reciente es lo de hoy en las clases. Los profesores deberían prestar atención a quien deben y, no culpar a estudiantes inocentes. El episodio de la salida es el más preocupante de todos. Golpeó a mí hija en la cabeza con su brusquedad y termina diciendo que me llamó, pero no respondí y que fue el motivo por el cual terminó llamando a Lucas.
—Creo que lo mejor es que usted vaya al colegio e informe d esto. Sería bueno que cambien a Janisse en las materias que coinciden y luego un orden d alejamiento —interviene Lucas.
—¿Qué buscas con mi hija, muchachito? —digo amenazante.
—Madre, no le hables así. Él fue corriendo ayudarme cuando tú no respondiste el celular. —Esas palabras me hacen sentir culpable. No sé dónde rayos está el celular, pero estaba con Debrain y me olvidé del mundo en el momento que no debía.
—Perdóname, hija. Perdóname por no haber estado para ti —murmuro con pena.
—No, mamá. No digas eso. Tú siempre estas para mí. De seguro es que dejaste el celular lejos por estar trabajando. No te preocupes. No fue tan grave —asegura, pero eso no me tranquiliza en lo absoluto.
—No permitiremos que se vuelva más grave —asevero.
— Iremos mañana mismo a solucionarlo en la escuela —interviene Debrain.
—Gracias, señor Sarmientos —agradece mi hija.
—Solo Debrain, pequeña. Ya lo habíamos hablado —le recuerda y Janisse asiente con una sonrisa cómplice.
—Señora Jackeline, no sé si sea el momento, pero quiero que sepa por mí que me gusta su hija y le he pedido que sea mi novia —lo suelta moviendo las manos, bastante nervioso por lo que le dije.
—¿Qué le respondiste, hija? —pregunto tratando de ser más cautelosa. El chico sigue nervioso.
—Le dije que sí, mamá. Yo siento algo muy especial por él y —se calla por vergüenza —, luego te sigo contando. —Todos reímos ante su notoria pena.
Janisse fue a despedirse d Lucas afuera luego de conversar un rato más. El chico sigue acongojado después de mis palabras. Por más que le dije que todo está bien, él sigue manteniendo su compostura. Se ve que quiere hacer las cosas bien con Janisse y eso me tranquiliza, aunque aún tengo una conversación pendiente con ella para que me cuente bien todo estando a solas. Aún no me cabe en la cabeza como ese tierno muchachito ha sido capaz de intimidar a mi niña de esta manera. Es la primera vez q la veo tan preocupada. Siempre ha demostrado una gran fortaleza y verla así, solo me asegura que esto es preocupante.
—Deja de darle vueltas en la cabeza. —Como siempre, Debrain me devuelve a la tierra de los vivos
—Hasta que no hable a solas con mi hija no dejaré de hacerlo —admito—. Tuvo que llamar a ese chico porque no la atendí porque estábamos... Teniendo...
—Haciendo el amor, yo te hice el amor y así lo sentí—me corrige.
—Bueno, como sea. —Me hace feliz que sea él quien lo catalogue de esa manera. Para mí no fue tener sexo. Con Luis Ángel si fue sexo, pero con Debrain, hice el amor.
—Necesitamos hablar. ¿Podemos almorzar mañana después que vayamos a la escuela? —Todo lo que escucho es que lo que dijo hace rato es verdad. Irá.
—¿De verdad irás conmigo? —No puedo evitar preguntarle.
—Sí. Ya no estás sola, Jackie. Me tienes a mí para apoyarte. Quiero estar a tu lado contra el mundo, para todo lo que necesites. Seré ese hombro donde puedes recostarte, el brazo que te envuelva cada noche, la persona que calme tus pesadillas. Quiero ser tu mundo, así como tú estás empezando a ser el mío.
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¿Cómo Ella? ¡Ninguna!
Literatura KobiecaJaqueline Villegas se convirtió en madre a los 16 años por culpa de la inexperiencia y los tabúes de sus padres que nunca hablaron con ella del tema. Como era de suponer, el jovenzuelo que la embarazó, se esfumó del mapa dejándola con el gran proble...