Narra Jackie.
A la mañana siguiente, despierto en el sofá abrazada a Debrain. Nos quedamos dormidos en la segunda película. Menos mal que estos televisores son de los que se apagan solos. Observo el reloj de pared y marcan las nueve de la mañana. Me muevo, Debrain me tiene completamente aprisionada y necesito levantarme.
—Buenos días, pequeño zafiro —dice aún con los ojos cerrados. De seguro lo desperté buscando una salida de donde me tiene —. Te tengo bien abrazada, ni estando dormido, lograrás escapar de mis brazos —Es tan romántico que otras dirían que es empalagoso, pero a mí, me gusta. Nunca antes tuve eso. Son cosas simples, pero que valen mucho para mí. Desde siempre he sido una romántica empedernida y por lo que veo, eso no ha cambiado.
—Tenemos que levantarnos. Tenemos el viaje de regreso programada para la una de la tarde —le recuerdo, sin embargo, no se mueve.
—Aún tenemos tiempo —dice volviendo acomodarse junto a mí. Parece un niño.
—Eres una cajita de sorpresa, venga, debemos levantarnos. Janisse puede llamar a la puerta en cualquier momento. —No me gustaría que me encontrara así con su jefe, aunque ella sepa que estamos en algo. Me muero de pena.
—De acuerdo —dice rendido.
Nos despedimos con un corto beso, tenemos que alistarnos para a las doce salir del hotel y hacer todo el protocolo de entrega de habitaciones. Gracias a dios, tengo que recoger pocas cosas y la entrega se hace rápida.
Llegamos al DF a la hora estimada, no hubo ningún contratiempo en el jet. Luis Ángel había pedido viajar con nosotros y eso me tuvo inquieta todo el rato. Saberlo cerca de mí me pone tensa. Nos dirigimos directamente a las oficinas de Debrain en cuanto llegamos y no sabemos por qué, sin embargo, decidimos esperar. La empresa es una edificación de tres pisos. Subimos al elevador directo al último piso que es donde se encuentra su oficina.
—Adelante —nos abre la puerta, invitándonos a pasar. Nos acomodamos en los sillones que hay frente al escritorio y Debrain ocupa su lugar del otro lado —. El motivo de venir directo hasta aquí es para que firmes tu contrato como trabajadora de la empresa, Janisse —la mira mientras toma una carpeta que parecen haber dejado preparada con todo. Se la entrega a mi hija —. Te pido que leas cuidadosamente y firmes. Jackeline, debes firmar tú también porque Janisse aún es menor de edad —asiento.
Leemos el documento con calma y todo está bien. Estipula todos los puntos que traté con Debrain antes de que le diera a Janisse la noticia de que tenía el comercial en Cancún. Nos sorprendió el salario que tendría Janisse por cada comercial. Ambas firmamos satisfechas el contrato.
—Muchas gracias, Debrain —dice, agradecida, entregando la carpeta con el documento. Ese dinero la ayudará mucho, sobre todo con la universidad, un tema que tenemos pendiente por hablar.
—A ti, linda. —Ambos se dan las manos y cuando toca la mía, siento cosquillas, sonríe coqueto. Espero que nadie lo haya notado.
—Voy a llamar a Lucas, para contarle —dice Janisse y en ese instante el teléfono de Luis Ángel suena y sale a responder la llamada. Debrain cierra la puerta en cuanto Luis se aleja.
—Pero, ¿qué haces? —Viene hasta mí, levantándome de mi asiento, para pegarme a su cuerpo.
—Me muero por besarte —No dice nada más.
Me besa mucho más urgido que la primera vez, sin embargo, el resultado es el mismo. El ferviente deseo que me domina se intensifica. Caminamos sin saber a dónde vamos y Debrain cae en un sofá conmigo encima suyo, mientras no dejo su boca y me muevo sobre él buscando más de esas sensaciones que me provocan sentir la cercanía de su cuerpo junto al mío.
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¿Cómo Ella? ¡Ninguna!
ChickLitJaqueline Villegas se convirtió en madre a los 16 años por culpa de la inexperiencia y los tabúes de sus padres que nunca hablaron con ella del tema. Como era de suponer, el jovenzuelo que la embarazó, se esfumó del mapa dejándola con el gran proble...