Capítulo 35

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Una semana ha pasado, la cual he permanecido encerrada en casa con Janisse quien pasó la pequeña operación muy bien. Ha seguido las indicaciones de la doctora y todo marcha de maravilla. Su novio no se le despega. Ese niño la cuida y la malcría más que yo. Es muy bueno para mi ángel.

Estoy en la sala con Triz. Me dijo que necesita hablar conmigo de algo importante y la cité en casa. Yo también quiero hablar con ella. Mi cita con Debrain es mañana. Dejaría a los chicos solos pues a mi hija le da pena que los vea dándose un beso. Resultó ser más vergonzosa que yo.

Después que Janisse saliera del hospital, Debrain y yo solo intercambiamos mensajes donde él preguntaba por Janisse. Ambos parecíamos evitar caer en nuestro tema, que habías acordado reunirnos mañana cuando hoy me escribió preguntándome y le hice la propuesta, la cual aceptó con rapidez.

—Parecemos cada una en nuestra burbuja personal. —La miro y asiento.

—La diferencia es que tú sabes quién involucra la mía y tú a mí no me acabas de decir quien está en la tuya —inquiero —¿Por qué te da tanto miedo decirme que estas saliendo con Luis Ángel? —Me cruzo de brazos y sus ojos parece que quieren salirse de lugar.

—¿Cómo te has enterado? ¿Te lo ha dicho él? Lo voy a matar. —Comienza a moverse por toda la sala, nerviosa.

—Cálmate, Triz. Nada de eso. No soy tan tonta cómo crees y llevo tiempo con mis sospechas, pero esta semana, fueron bastante evidentes.

—No digo que seas tonta. Solo es que temía tu reacción al saberlo. ¿No es raro? ¿No estoy loca por meterme con quien fue un bastardo en abandonar a mi mejor amiga? Eso es algo que me cuestiono una y otra vez.

—Triz, cariño —suspiro—. Lo sucedido con Luis Ángel fue algo de juventud, muy pasajero, ni siquiera me enamoré de él. Creí estarlo, pero no lo estaba.

—Él me dijo lo mismo.

—Ambos nos equivocamos, sin embargo, esa equivocación me dio mi razón de ser, lo más grande que tengo que es Janisse, tu sobrina. Que ustedes estén juntos no está mal. Mientras se quieran y se respeten, sigan adelante.

—Gracias. Siempre tienes las palabras correctas. —Me abraza, sintiéndose más aliviada.

—Espero tenerlas mañana también.

—Verás que todo saldrá bien.

—Tengo que admitir que con él, lo hice mal. Jamás me dio motivos para que yo creyera en las palabras de Luis o simplemente dudara. Eso duele, duele que la persona por la que has querido dar todo, no te haya dado nada.

—Sí. Lo hiciste mal. Ahora solo te queda solucionarlo y darte la oportunidad de ser feliz y, sobre todo, demostrarle cuanto te importa. —Es verdad.

—Lo haré.

No logro dormir en toda la noche. Los nervios sobre que pasara mañana me tienen indecisa. Es la primera vez en mi vida que voy a dar este paso. Ni siquiera con Luis Ángel fue así. Fue él quien se acercó a cortejarme y todo lo demás. Esta vez, si quiero recuperarlo, tengo que ser yo quien actúe.

Lo que más me preocupa es su decisión. Sé que me quiere, pero no sé qué tan lastimado se sienta por mi falta de valentía. Solo espero que sus sentimientos sean más grandes que mi error.

Soy humana y, además, una mujer que se acostumbró a estar sola. Que no tiene experiencia con los hombres y no conoce de maldades. Sé que no me justifica por completo, pero un poco sí.

El tiempo parece no detenerse. Me paso la noche en vela, mirando el techo, en silencio, solo pensando. Cuando me doy cuenta, ya es de día y es hora de levantarse.

Toda la mañana y la tarde, estoy ausente, distraída y aunque Janisse se da cuenta, me da mi espacio, sabe lo importante que es él para mí.

El viaje en taxi se me hace corto y cuando me doy cuenta, se ha estacionado en frente del edificio donde tantos momentos lindos tenemos juntos. ¡Cuántos recuerdos! Espero que podamos recordarlos y llenar ese lugar con nuevos.

—Hola, Jackie —dice abriendo la puerta de su apartamento para darme el paso.

Todo sigue igual. No ha cambiado absolutamente nada de lugar y los recuerdos llegan a mí. Decido alejar eso de mis pensamientos y concentrarme en lo importante: recuperarlo.

—No ha cambiado nada.

—No. Todo sigue igual. ¿Quieres una copa del vino que te gustó aquella noche? —Siempre tan detallista, dándose cuenta de todo.

—Sí, gracias.

—Ten. —Me da una copa —¿Por qué te gustaría brindar?

—Antes de brindar, quiero saber si aún sientes algo por mí que te permita perdonar el error que cometí.

—Jackie, lo que sucedió...

—No, Debrain. Yo actúe mal. Me equivoqué. Quiero que sepas que no es desconfianza, se trata de que fueron muchos años sola, no conozco las maldades y aunque nunca me diste motivo, quise ser precavida. Nunca creí del todo las palabras de Luis. No te dije todo porque sencillamente lo dejé de lado para ser feliz contigo. A tu lado me siento plena, completa y viva después de tanto tiempo.

—Me hace feliz saber que te sientes así a mi lado, mi pequeña de ojos azules. —Ese apodo me derrite —. Por esta vez, lo dejaré pasar, pero debes aprender a confiar en mí, a comunicarte a conmigo, a decirme las cosas que te preocupan porque para eso somos una pareja, para hablar y resolver las dificultades que se puedan presentar en nuestra relación.

—Así será, amor. —Tomo la copa —. Ahora sí, quiero brindar por el inicio de una vida a tu lado. Quiero brindar por nuestra felicidad.

Debrain bebe todo el contenido de su copa. Me arrebata la mía sin terminar y por sorpresa, me alza en brazos. Sus ojos no dejan los míos mientras camina por la casa sin tropezar con nada. Entra a la habitación y cierra la puerta tras de sí.

—Ahora, vamos amarnos hasta el amanecer.

No fue fácil el camino, nunca lo es, pero hoy puedo decir, que soy feliz, que me siento realizada, satisfecha con lo que he logrado. Una nueva vida al lado de un gran hombre me espera.

¿Cómo Ella? ¡Ninguna!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora