Capítulo 30

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Narra Janisse

Nuevamente los brazos de Lucas lograron calmarme. Sus besos, su forma de mirarme, hacían q el mundo se detuviera por algunos minutos y que sólo existiéramos él y yo. El lugar a donde me llevó, sirvió para despejar mi mente, escucharle lo que pasó con su padre me hizo ver que hay casos muchos más grabes que el mío y ya estoy empezando aceptar que ahora tengo un padre, aunque tomara tiempo llamarle así.

Él duerme profundamente, en su lado de la cama. Un sueño me despertó, un sueño donde veía a Luis Ángel alejarme de mi madre. Eso hizo que el sueño se me fuera por completo. Sé que eso no es posible. Estoy a punto de ser mayor de edad y jamás lo escogería por encima de mi mamá.

—Cariño, ¿qué haces despierta? —La luz de la lámpara de noche lo despertó.
—Un mal sueño me despertó, amor —admito. Se sienta en la cama a observarme.
—Ven, ya pasó, todo estará bien. — Le conté todo lo sucedido lo del sueño. Me escuchó atento y me brindó palabras de aliento. ¡Es tan lindo!

Finalmente, me acosté, me acomodo en sus brazos y me recibe gustoso, gracias a eso, logré volver a dormirme en algunos minutos.

El sonido de la puerta abriéndose me despierto de mi letargo. Observo como Lucas entra con una bandeja del desayuno. Restriego mis ojos adormecidos para ver que no estoy soñando. Es un lindo detalle. Son pocos los chicos de hoy en día que se levantarían antes para preparar el desayuno de los dos.

Desayunamos en medio de risas, besos y caricias que no permití que continuaran porque llegaría tarde al colegio. Al llegar a la escuela, que me bajo del auto de Lucas, veo a Luis Ángel esperándome.
—¿Qué haces aquí? —inquiero, dándole la cara.
—Necesito que hablemos, hija —responde.
—Ahora soy tu hija, ¿no? Después de 18 años —le reclamo él cierra los ojos con pesadez.
—Sé que no tengo justificación por haberlas abandonado, quiero resarcir el daño. Déjame construir una relación contigo —me pide. No sé si creerle después de lo que hizo
—Usted y yo no tenemos nada que reconstruir porque intentaste ponerme en contra de la mujer más importante de mi vida. Quisiste que peleara con ella. No voy a permitir que me domines para ponerme en contra de la mujer que me hizo quien soy —afirmo.
—Sé que hice mal. Solo quise...presionarla para que te dijera la verdad. No le iba a quitar ese derecho. Es cierto que no debí actuar así. Dame la oportunidad de empezar de nuevo contigo. ¿Te puedes saltar las clases de hoy y pasar el día con tu padre? Quiero que me conozcas y ganarme tu cariño —solicita.
—De acuerdo. Iré con él —le digo a Lucas que lo mira, dudoso.
—¿A dónde la lleva? —pregunta Lucas.
—¿Y tú q haces con mi hija, muchacho? —pregunta. Yo ruedo los ojos. Su actitud de padre preocupado me parece ridícula.
—Es mi novio, Luis Ángel. Deja ese tono amenazador. No quieras ganarte atribuciones en mi vida de un día para otro —le aclaro.
—¿Has pasado la noche con él? ¿Tu madre te permite eso?

—Yo no tengo que darte explicaciones. A la única que se las doy es a mi madre. Ella confía plenamente en mí. Sabe de mi relación con Lucas y por supuesto que sabe que estoy con él.
—Vayamos a dar un paseo —dice y entonces alguien aparece en nuestro campo de visión.
—¿Janisse, de nuevo vas a faltar a clase? —interroga Cristián.
—No te acerques a mí —me alejo —. La directora ya tuvo que decirte que no te puedes acercar a mí —le advierto.
—Lo que haya dicho esa vieja verde me vale mierda. Tú no me vas alejar de ti. Tu eres mía. —Abro los ojos, anonadada. Ni siquiera la directora, lo intimida.
—No es una propiedad para que reclames de esa manera. Déjala en paz o tendrás problemas —dice Luis Ángel.
—Ya ella no quiere nada contigo —continua Lucas, enfureciendo a Cristián al tiempo que me toma de la cintura para q lo vea y se ponga más rabioso. Me está asustando.

Luis Ángel toma mi mano tiernamente para sacarme del colegio. Lo veo molesto. Él no tiene ni idea de lo que está pasando, pero viendo lo que pasó, no será complicado que lo deduzca.

—Chico, necesito un tiempo a solas con mi hija, por favor —miro a Lucas y le digo que sí.
—De acuerdo. Nos vemos más tarde, amor.
—Gracias —me dice.
—¿Por qué?
—No quería dejarte a solas conmigo. Lo miraste y accedió. Lo tienes enamorado —afirma.
—Creo que esa palabra es muy fuerte, apenas estamos empezando.
—El tiempo no importa. Lo que importa son los sentimientos. Quizás, si yo hubiera visto a tu madre como ese chico te mira a ti, tú hubieras crecido en una familia de verdad sin importar nuestra edad. Además de que era un niño, no me enamoré de tu madre. Fue la mujer que más quise, es sólo que parece que ninguna mujer me aguanta.
—Nunca has tenido una mujer a tu lado que se haya enamorado de ti.
—Se enamoran de mi dinero, cariño. No de mí. Las mujeres a mi alrededor solo quieren un marido rico. Quizás me he cerrado demasiado por las decepciones. No me quejo de compañía porque la he tenido, pero nunca una compañía real. Estuve comprometido, pero ella resultó ser igual que las demás.
—Ya llegará la mujer de tu vida, Luis.
—Quiero que me cuentes de ti. De cómo fue tu vida con tu madre —pregunta con interés. Conversamos un poco de mí, me escucha atento, realmente interesado en lo que le cuento e incluso se ha reído más de una vez
—¿Qué opinas de la relación de tu madre con tu jefe? —Ya se había tardado.
—Me parece bien. Fui yo quien le dije que se diera la oportunidad. Es la primera vez desde que nací que mi madre se da la oportunidad con un hombre. Ella solo estuvo para mí. Te pido que no interfieras en su relación. No te lo voy a permitir.

¿Cómo Ella? ¡Ninguna!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora