Capítulo (14)

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Narrador onmisente:

Al día siguiente, él último en levantarse en es boricua, había tenido una noche de mierda, puesto que no pudo consevir el sueño sino hasta pasado de la tres de la madrugada. No paraba de sollozar silenciosamente, arrepientiendose por todo lo que había causado, quería tener un maldito giratiempo y regresar a evitar toda la mierda que estaba pasando. Él sabía que esa mañana era la última que despertaría en su casa, estaba consciente de eso, de que su esposo, o mejor dicho su ex-esposo, le había dicho que no lo quería más en su casa y mucho menos en su vida.

Y eso le dolia como el fierno, amaba profundamente al castaño, y le aterraba de una manera irracional saber que no volvería a despertar a su lado, no volvería ver su hermosa sonrisa cada mañana, no volvería a oír sus "buenos días", que lo llenaba de tanto amor y lo hacía sentir afortunado de poder despertar cada mañana. Por que para él, eso era Christopher, su razón de vivir y la guía de su vida. Y ahora que ya no lo tenía con él, sentía como si estuviera en un tsunami, y él fuera el barco que se hundía porque no tenía a su guía para sacarlo de dicha tormenta y evitar que se hundiera.

Con un suspiro pensando, se termina de levantar de la cama, por el olor recién colado de café supuso que sus hijos y cuñado ya estaban en la sala. Se dirige con pasos perezosos hacía la cocina, y al llegar ahí, puede ver que efectivamente se encontraba sus hijos y cuñado.

—"Buenos días"—

—"Eran buenos"— exclamó él mayor, mientras untaba más mermelada a su pan.

Zabdiel, suspira y decide ignorarlo, sabía que su cuñado era muy rencoroso y no lo iba a perdonar facilmente. No sabiendo que a pesar de todos, ellos más que cuñados, eran amigos.

Durante los años que habían vivido en Ecuador, después de la muerte del rizado, se volvieron muy cercanos, hasta el punto de formar una amistad. Vivían solamente sus hijos, esposo y su cuñado en la misma casa. Hubieron momentos que incluso, le gastaban bromas al castaño, diciendole que se iban a los bares en busca de mujeres, Christopher solamente los ignoraba porque sabía que su esposo no era capaz de serle infiel. Pero desgraciadamente, sucedió todo lo contrario a su perspectiva.

—"Papá, Zab"— exclamó, la pequeña niña que se encontraba al lado de su hermano.

Zabdiel sonrió un poco, mientras se acercaba a ella para posteriormente cargarla en sus brazos.

—"Hola princesa, hermosa"—  la niña sonrió más, mientras empezaba a jugar con la cadena que él boricua traía en su cuello.

—"Hola, Ney"—

—"Hola, papá"— Zabdiel, nuevamente sonrió.

Al menos sus hijos le hablaban.

Se sentó con su hija, en una de las sillas del comedor, mientras la observaba jugar con su cadena.

—"Ya papi Chris, lo dieron de alta"—

—"Lo iré a buscar entonces, ñanito debe estar desorientado"— Neythar, negó.

—"Ya debe estar por llegar, Timmy lo traerá, solo se tuvieron que detener en la vía a comprar los medicamentos que le mandaron"— anuncia él menor, mientras termina de leer el mensaje que él castaño le acababa de mandar.

Zabdiel no dijo nada, solo se quedó sintiendo como su corazón se estrujaba al darse cuenta, que poco a poco ya estaba perdiendo su lugar.

Ese doctor me agrada, se nota que no es un cabrón"— él boricua iba a replicar, pero en ese momento, el timbre fue tocado.

ᴰᵉᶜⁱˢⁱᵒⁿ ᶠᵃᵗᵃˡ ⁽ᴶᵒᵉʳⁱᶜᵏ & ᶜʰʳⁱˢᵈⁱᵉˡ⁾ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora