Capítulo Quince

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Jace

Me levanté tarde como siempre, pero esta vez adolorido. El sofá era cómodo, sí, pero dormir en el es horrible. El sol me caía en la cara y hacía algo de frío.

—Mierda... —me quejé levantándome.

Caminando hacia la cama me detuve  de golpe.

Ahí estaba Sienna, dormida.

Se veía tan tranquila y pacífica, las ondas de su cabello se extendían por la cama, habían tirado las almohadas al suelo, estaba boca abajo, con el rostro hacia un lado y los labios medió abiertos, sus gruesas pestañas tocaban sus pómulos y su espalda se elevaba lentamente. El polo se le había subido hasta el abdomen, tenía la sábana negra de satin cubriéndole el hermoso trasero, podía ver su espalda con mas marcas de mis manos en sus caderas, sus piernas se extendían en la cama, estaba hecha un desastre como si hubiera dado vueltas toda la noche.

Me acerqué a las cortinas y bajé las más oscuras para que durmiera más tiempo, el reloj en el libreto marcaban las doce, era domingo así que todos recién se estarían levantando.

Fui al baño a lavarme los dientes, saliendo me coloqué una camiseta y bajé descalzo a la cocina donde estaba solo Reed comiendo un cereal, tenía marcas en el cuello y se veía cansado.

Maldito hijo de puta.

Me acerqué sin mirarlo a la alacena, para hacerme un cereal y me senté al otro extremo de la mesa sin prestarle atención.

—¿Cómo está? —preguntó bajo.

Las ganas de partirle el rostro no me faltaban.

—¿Cómo crees? —lo fulmine con la mirada.

Él bajó la vista al cereal y lo removió.

—Eres un maldito hijo de puta, ¿lo sabes no? —lo miré con asco.

Él simplemente asintió.

—Lo sé...

—¿Y por qué mierda no fuiste a buscarla? ¿Por qué la abrazaste frente a ella? ¿Por qué no fuiste a consolarla? ¿Por qué te quedaste con Eva toda la noche? —estaba furioso y no dudaría que mis ojos lo reflejaban.

—No la había visto por años... yo no sabía que estaba enamorado de Eva... yo olvidé a Sienna... —lo interrumpí ignorando lo último que había dicho.

—Pero sabías que estabas enamorado de Sienna —escupí, me miró triste.

—Es que...

—Es que nada Reed, eres un idiota —me acerqué a él señalandolo con el dedo índice—. Le rompiste el corazón a una hermosa chica. Que Eva haya sido la primera no significa que Sienna no sea mejor, porque tú y yo sabemos que lo es y te arrepentirás cuando se olvide de ti —toqué su pecho con fuerzas.

—Hablaré con ella —se paró pero lo agarré del cuello del polo.

—No, no —sonreí amargamente mientras lo jalaba hacia mi—. Tú no hablarás con ella, ni hoy, ni mañana, ni en mucho tiempo —lo sacudí por los hombros—. Tú le rompiste el corazón, ella lloró por ti, escuché sus pesadillas y sus leves sollozos toda la noche. Así que no se te ocurra acercarte a ella —lo señalé y por sus ojos podía ver los míos que ardían en fuego y electricidad.

Él simplemente asintió y regresó a sentarse a su sitio.

—Hoy vendrán sus amigos —le comenté y él abrió los ojos en grande—. No se te ocurra hacer el ridículo frente a ellos, porque no dudaría que te mataran y ninguno de nosotros los detendrá.

PRÓFUGOS [Parte 1 y Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora