Al día siguiente desperté tarde, realmente tarde. Era domingo y no importaba, Jace estaba dormido a mi lado, no estábamos pegados pero su mano estaba en mi cintura. Sus ronquidos eran tranquilos y su cuerpo estaba caliente, pero había aire acondicionado en el cuarto, así que estaba perfecto.Me estiré por mi celular y el número cuatro aparecía en la pantalla. Entre para mandarle las fotos de ayer a Sarah que no tardó en llamarme por FaceTime.
—Maldita sea... —sonreí.
Me salí del agarré de Jace y caminé hacia el baño donde le contesté.
—¡¿Ese es Dante?!
Reí porque nunca me saludaba, solo me gritaba.
—Si, me lo encontré ayer en el centro comercial —le conté dejando el teléfono apoyado a un lado y agarrando la crema para los tatuajes.
—Pensé que estaba muerto —se rió.
—Yo igual —reímos un rato mientras ella apoyaba el celular en una almohada a un lado, estaba echada—. Me dijo para salir uno de estos días —me encogí de brazos.
—¿Le dijiste que si? —abrió los ojos.
—Si, porqué no —hice una mueca de desinterés.
—Bueno, ya verás tú —sonrió.
Comencé a untarme la crema mientras ella comía unas galletas en la cama.
—¿Qué harás hoy? —preguntó con la boca llena.
—Nada creo, pero mañana tenemos entrenamiento. Así que no se que haga hoy, tal vez vaya a la playa o al jacuzzi, quién sabe.
—¡Maldita! Estás viviendo la vida que yo quiero —hizo pucheros.
—Será bonita pero en cualquier momento me sacan la mierda —reímos—. ¿Cómo está la bebé?
Ella agarró el teléfono y mostró su panza que ahora sí se veía como una, o como una panza de seis meses. No nos preocupaba que su barriga no creciera mucho ya que ella siempre ha sido delgada y tiene genes japoneses.
—Ya está creciendo —me acerqué a ver.
—Si y patea como el infierno — se quejó mirándola—, será más fuerte que su papá, seguro como su tío —sonrió dándole golpecitos con su dedo.
—¿Qué tío?
—Jace —me miró obvia y mordió su galleta.
Sonreí como estúpida al pensar que la bebé lo llamará "Tío Jace".
—¿Ya pensaron en un nombre? —cambie de tema.
—Eh, no hemos tenido tiempo —resopló—. Pero he pensado en Sarah —rió levemente.
—No puedes llamarla Sarah —reí.
—¿Por qué no? Es bonito —acarició su barriga con su dedo índice—. Igual muchas personas le ponen su nombre a sus hijos.
—Si, pero siempre pensamos que era lo más estúpido del mundo —le recordé.
—Tienes razón —mascó su galleta—. ¡Pero tiene que ser con "S"! —me advirtió.
—¿Por qué? —me reí sentándome en el mesón del lavabo.
—Porque tú y yo somos con "S", el nombre de tu hijo o hija tiene que ser con "S" igual —me amenazó.
—Ay hasta que tenga hijos —exageré.
—No digas eso porque mírame —señaló su panza.
—Si, mejor me callo —me sacó la lengua.
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PRÓFUGOS [Parte 1 y Parte 2]
Novela Juvenil¿Ayudar a alguien luego de atropellarlo? Pues claro, ¿es lo que se debe de hacer, no? Se supone. Pero qué pasa si ese alguien no solo te trae problemas, sino que te revela la existencia de un lugar súper secreto que siempre supiste que era verdad pe...