Capítulo Treinta

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El viernes me desperté emocionada, hoy a las dos sería el Baby Shower de la bebé, que aún no tiene nombre. Así que cerca de las once me desperté para ir a darme un baño, no voy a decir que no extraño las duchas de la casa de Miami. Esta era una normal, con dos perillas circulares para regular el agua, tiene el difusor pequeño no como el enorme que había en Miami, no es que me importara mucho pero todos sabemos que las duchas cambian el humor de una persona y la de Miami me relajaba, esta me desespera a más no poder cuando el agua se volvía fría de la nada, seguro alguien se estaba bañando también.

Gruñí mientras me envolvía en la toalla y salía, me puse a buscar entre los cajones que ponerme y termine eligiendo un top negro, corto y de tiras que parecía una ropa de baño, junto con unos shorts de mezclilla y encima un sobretodo largo y delgado.

Jace seguía durmiendo en la cama así que me senté en el sofá, frente a la ventana, a maquillarme. Bueno, no en sí maquillarme pero lucir bien frente al celular ya que hoy vería de nuevo a mi mamá, la he visto un par de veces en llamada, pero ella evitaba hablar conmigo porque no quería ponerse a llorar y siempre le preguntaba a los chicos como estaba, pero hoy sí estaría presente en el Baby Shower virtual.

Me arreglé las cejas, me hice las pestañas y me sequé el pelo levantando a Jace que me miró crudo al despertarlo de su sueño de belleza.

Lo vi rodar por la cama por una hora, echándose en las partes más frías, enfriando su cuerpo y luego cuando vio que yo estaba completamente lista se levantó para meterse al baño.

Baje descalza encontrándome a Sandro con la misma cara que yo, él también se había bañado.

—Tu eres el que me quitaba el agua —entrecerré los ojos señalándolo con el dedo índice.

—Quién te manda a bañarte tan tarde —rió mientras se preparaba un café.

—Tengo cosas que hacer a esta hora —le dije obvio.

—Pues hazlas más temprano —habló en el mismo tono obvio que yo, viré los ojos.

—Como sea.

Saqué un par de frutas, una botella de agua y subí cuando mi celular comenzó a sonar.

—¡Sarah! —escuché a Jace hablar.

—¿Quién es él? —me detuve en el pasadizo.

Mierda, mierda, mierda.

Mi mamá.

Mi mamá había visto a Jace, me asomé por la puerta, él estaba quieto con el celular en frente, que había dejado en la ventana listo para contestar, tenía una toalla alrededor de la cintura, su cuerpo estaba mojado y de su cabello caían gotas mezclándose en su torso, muy sexy pero no para que tu mamá lo vea por primera vez. Entre toda roja y quité el celular de la ventana, sentándome en el sillón apuntando a mi cara, sonriendo como si nada hubiera pasado.

—¡Hola! —sonreí grande.

—¡Sienna! —Sarah abrió sus ojos pero mi mamá interrumpió.

—Sienna, ¿quién es él? ¿dónde está Reed?

Tragué en seco.

—Mamá... —sonreí nerviosa.

Jace atrás del celular se cambiaba mientras me miraba preocupado.

—Sienna, habla ya.

Asentí y respiré hondo.

—Él es Jace, es un amigo y mi compañero de cuarto —apreté los labios, ella abrió los ojos.

Sarah y Blake estaban a su costado sonriendo nerviosos, sentados en el suelo con los regalos detrás, mi mamá asomaba la cabeza para poder verme y estaba seria.

PRÓFUGOS [Parte 1 y Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora